La comuna Montañita, en el norte de la provincia de Santa Elena, es sinónimo de surfistas, diversión y tradicionalmente buena gastronomía. De ahí salió el ya desaparecido pero muy recordado restaurante Zoociedad, del italiano Gian Marco y la colombiana Jeanette. Fue tanto el éxito de este lugar que se trasladó a Guayaquil (con el nombre La Sociedad), en donde por años fue uno de los mejores espacios de cocina internacional.

Ahora esta pareja ha regresado a la zona, pero en la vía a Dos Mangas, con un concepto distinto, en el que atienden en su casa, solo bajo reservación y su menú es variable, dependiendo de los productos que hay en el día.

Lugares como la pizzería Marea, la cocina peruana de Tambo o el bar Papillón, en donde se puede pedir desde una hamburguesa hasta una crep de chocolate, son establecimientos con buena comida para compartir un almuerzo o cena. En la misma zona céntrica de la comuna, el que más destaca es Pigro, un restaurante de comida italiana muy bien decorado con esmerada atención y excelentes platos.

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Fuera del centro, avanzando hacia el norte unos minutos a pie, está la zona de Baja Montañita, aquí se mantiene el mismo ambiente y estilo de construcciones con caña guadúa, que caracteriza a toda la comuna, pero se ve limpio y está lejos del estero que frecuentemente despide mal olor. Fue en este sitio donde visitamos a Shankha Sushi & Thai.

Está ubicado justo al pie del mar, había surfistas corriendo olas y al final de la tarde fue un espectáculo maravilloso con la caída de sol. No hay como olvidarse que estamos en la playa, tiene una sencilla, pero agradable decoración rústica, todo está sobre arena y más de una mascota inquieta se paseaba moviéndose entre las mesas.

Empecé probando unas geishas de salmón ($ 6), también las tienen de atún rojo ($ 5,50), son dos rollitos envueltos con el pescado crudo, frescos y ligeros que en su interior tienen queso crema, aguacate, rúcula y mango. Se comen de un solo bocado, aunque tienen buen tamaño, porque de lo contrario se desbaratan.

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Luego llegaron dos entradas más, tuna ($ 3,5) y fish ($ 3) taco. Muy rica creación, sobre una tortilla de maíz colocan el pescado con zanahoria rallada, cuadritos de cebolla colorada con tomate ligeramente alimonados, un trozo de aguacate y sobre todo una mayonesa de chipotle que pica sin sacar lágrimas.

Ahora fue el turno para el pad thai de camarón ($ 10,5), este plato que tiene como ingrediente principal el fideo de arroz, fue una mezcla equilibrada y armoniosa de sabores ácidos, salados, agrios y picantes. Vienen más de diez camarones de buen tamaño, bañados con brotes de soya y cebollín. Todo servido muy generosamente dentro de una vasija de barro para que mantenga su temperatura hasta el último bocado, a un lado, para que uno mismo lo termine de armar, el peperonchino y el infaltable toque crocante del maní. Delicioso.

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Todos llegan en busca de los rollos de sushi, así que también pedí de tokio ($ 6,50), dragón ($5,50) y cebiche ($ 5,50), medio de cada uno, todos bien ricos. Shankha debe mejorar la atención, las improvisadas meseras con poca ropa no hacen bien su trabajo; sin embargo, es un espacio en donde se juntan la brisa, el mar, el aroma salado y los rayos del sol para hacer un marco sensorial fantástico. Un paraíso para quienes buscan una comida en contacto con la playa. (O)