Sería difícil llegar a Sutro café de pura coincidencia, está ubicado en el local 5, al costado norte del edificio Bellini 4, en el Puerto Santa Ana, por donde caminan pocas personas y la calle, por ser el último retorno del sector, tiene casi nada de trafico. Un viejo amigo me habló de este lugar especializado en café y dulces mientras terminábamos una cena en la que conversamos de los nuevos conceptos gastronómicos que tiene la ciudad.

Este emprendimiento es el resultado de la unión de esfuerzos de dos amigas, que estudiaron en los Estados Unidos carreras totalmente distintas, Mercadeo y Negocios Sustentables, pero que el gusto obtenido por las de tazas café bebidas durante sus años de universidad, las llevo a dejar sus títulos a un lado, y especializarse como baristas profesionales en Portland, Oregon.

Ana y Belén se encargan de todo, ellas son el alma y la fuerza que mueve esta cafetería que tiene más de 16 distintas bebidas frías y calientes, algunas con chocolate, pero en donde el café es el ingrediente estrella. La selección del tipo de grano, el tostado y la procedencia van variando cada dos semanas dependiendo de qué finca tiene en ese momento el mejor producto.

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Para empezar pedí un capuchino, elaborado con un blend de dos variedades de café de la zona de Cariamanga en Loja, Typica y Bourbon. Realizar mezclas de distintas variedades, se hace para qué como en el vino, lograr un balance entre las características de un grano y otro. En este caso, la primera aporta con mucho aroma y delicada acidez, la otra suma notas de chocolate, caramelo y frutos secos.

La taza fue preparada de manera perfecta, en proporción de uno a tres, con 60 mililitros (dos shots) de café y 180 mililitros de leche, la cual fue aireada con mucha técnica y que al servir quedó un centímetro de espuma, suficiente textura que al entrar en la boca convierta el trago en una experiencia dulce sin necesidad de agregar azúcar.

Del menú de sal, que entre otros incluye croissant de jamón y queso con huevos ($ 5,75), pancakes con frutas ($ 5,5), tostada con mantequilla almendras y bananas ($ 4,5), pedí tostada de aguacate ($ 4,5) con un huevo frito ($ 1,5).

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La tostada cumplió con las expectativas, preparada con doble textura de aguacate, una parte majada sin llegar a puré y otra en trozos para que ofrezca resistencia al morder. Me gustó mucho el toque cítrico aportado por la ralladura de limón que se mezclaba con semillas de ajonjolí, unas tostadas y otras no. Además tenía la cantidad correcta de peperonchino para hacer sentir un delicado picor. Mi única observación sería con el pan, que me gusta más tostado.

Luego pedí el wholesome brownie ($ 4), no es nada parecido a un negrito tradicional. La masa superesponjosa elaborada con mantequilla de almendras, cacao al 100% y endulzado simplemente con sirope de maple orgánico, dan como resultado un fantástico balance entre el dulce y el amargo, de los mejores que he probado.

La lista de tortas y dulces cambia todas las semanas, lo cual hace divertida la visita porque no siempre se encuentra lo mismo. Sin embargo, un infaltable de todos los días es el Churro croissant ($ 3), tiene una masa parecida a un cinnamon roll, apenas más firme, en su interior viene una generosa porción de manjar y bañado todo con azúcar y canela. Tremendo dulce final para una sentada en este lugar ideal para escaparse cuando se busca tranquilidad y una cálida atención. (O)