Especial para La Revista, desde Miami

Es una soleada tarde de febrero, la espera fue larga, pero el día llegó. La flamante congresista ecuatoriano-estadounidense Debbie Mucarsel-Powell concedió una entrevista exclusiva.

Ella hizo historia al ser la primera inmigrante sudamericana elegida para el Congreso de los Estados Unidos: “Es la hora de que nosotras como mujeres tengamos representación”. Su motivación política vino desde su infancia “viendo mucha pobreza que muchos ecuatorianos han pasado en Guayaquil”, resaltó.

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De 14 años, junto a su madre, Herminia Gil, y sus tres hermanas Monika, Lilly y Sonia, la joven guayaquileña emigró a los Estados Unidos y comenzó una nueva vida en un departamento de un solo dormitorio, trabajando y estudiando largas horas para alcanzar el sueño americano. “Agradezco mucho la educación que tuve creciendo aquí en este país, por esa educación he llegado tan lejos; con dedicación todos lo pueden lograr”, enfatiza.

Casada con el abogado Robert Powell y madre de Jude y Siena, se identifica con el credo del partido demócrata norteamericano y su oferta social de oportunidades, “porque representa al pueblo, siempre lucha por la igualdad y los derechos humanos. No importa de qué país vengas, de qué raza eres”. Admira a la octogenaria jurista Ruth Bader Ginsburg, “porque ella ha luchado por la igualdad y los derechos de la mujer”, afirma.

Con estudios en Ciencias Políticas y una maestría en Economía Política internacional de la Universidad de Claremont, lleva dos décadas trabajando en organizaciones sin fines de lucro, ayudando a la comunidad y alentando a los inmigrantes latinos a luchar por coronar sus sueños. Ahora llegó al Congreso, donde fue recibida con los brazos abiertos. “Estoy muy orgullosa que me eligieron para ser la líder del Grupo de Mujeres Hispanas en el Congreso”.

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‘Muchísimo trabajo’

Es una mujer de retos y logros. “Desde el principio nadie pensó que yo iba a poder ganar esta contienda, nunca dejé que nadie me detenga”. Atribuye su triunfo electoral a su mensaje de representación ofrecida a los 800.000 residentes en el distrito 26 de la Florida. “Me siento muy afortunada de haber ganado en esta época”.

En el Congreso Federal es integrante del Comité Judicial, Subcomité de Delitos, Terrorismo y Seguridad Nacional, y el Subcomité de Inmigración y Ciudadanía. También integra la Comisión de Transportes e Infraestructura, Subcomité de Desarrollo Económico, Edificios Públicos y Gestión de Emergencias y el Subcomité de Recursos Hídricos y Medio Ambiente. “Hay muchísimo trabajo. Soy una de 435 congresistas en Washington D. C., pero, siendo parte de estos comités que tienen tanto poder, me ayudará a lograr los temas en los cuales me estoy enfocando”.

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En su propuesta legislativa ofrece un mejor cuidado de salud, inversión en mejores condiciones para impulsar la economía, educación al alcance de todos, una solución a la situación migratoria de los soñadores y sus familias, protección al medio ambiente y a los cambios climáticos, regulación al uso de armas de fuego y mayor seguridad ciudadana, apoyo a las mujeres trabajadoras y a las madres de familia, y reformas fiscales que beneficien a los más necesitados.

Después de tantas masacres hoy es prioridad por legislar en los Estados Unidos”. Tenía 24 años cuando asesinaron a su padre en Ecuador. “Desafortunadamente por años nuestra familia trató y nunca encontramos al criminal”.

Para ayudar a los inmigrantes a legalizarse en el país, Mucarsel-Powell trabaja en el proyecto de ley de protección a todos los “soñadores” y aumentar el TPS (Estado de protección temporal, por sus siglas en inglés) para los venezolanos, nicaragüenses y hondureños. También apoyará a quienes por décadas todavía no tienen su estatus migratorio legalizado.

El cambio climático lo califica como “tema muy crítico” y propondrá un agresivo plan reductor de las emisiones de carbono, inversión en energía renovable y en energía solar. “Al mismo tiempo de crear trabajos que pagarán lo que necesita mi comunidad”, añade.

El descontrol y la violencia con uso de armas de fuego también es un tema personal para la congresista. “Después de tantas masacres hoy es prioridad por legislar en los Estados Unidos”. Tenía 24 años cuando asesinaron a su padre en Ecuador. “Desafortunadamente por años nuestra familia trató y nunca encontramos al criminal”, recuerda con tristeza.

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Sobre el gobierno del presidente Trump, responde: “No sé cómo va a terminar, me encantaría tener uno de esos globos que te dicen el futuro. Espero que en 2020 tengamos un líder que represente los valores demócratas y de integridad que tiene este país y podamos progresar”.

Le preguntamos si al igual que muchos norteamericanos ella se retiraría en la costa o en los Andes ecuatorianos. “A mis hijos les encantan las playas de Ecuador, a mi esposo también, ¿quién sabe? Tal vez en un futuro abra mi restaurante ahí en la costa, a vender un pescadito frito con una buena salsa, y me doy la buena vida en Olón”, dice con una cálida sonrisa.

 

(I)