El personaje no es muy atractivo. David Golder había hecho una fortuna de la nada. Nacido en un pueblo apartado de Ucrania, el joven Golder llega a París con casi nada en sus bolsillos. A punta de un intenso trabajo y dedicación logra al iniciar la década de los años 20 hacerse de una enorme fortuna. Su estilo rudo, implacable y de una ambición desenfrenada lo convierte en una suerte de referente del capitalismo de esos años. El suicidio de quien había sido su secretario por muchos años, luego de haberle Golder negado una ayuda, apenas lo perturba. Lo único que le aterra es perderlo todo y volver a la pobreza. Tan rico se llega a convertir Golder que su fortuna ya no le trae felicidad. Su esposa con una descarnada sinceridad admite que de él solo espera –y exige con vehemencia– que le costee sus desquiciados lujos. A pesar de que él sigue amando a su hija Joyce, ella, al igual que su madre, no esconde el interés económico en su padre y la frivolidad de su vida. Un infarto que le sorprende en un casino de la Costa Azul viene a cambiarlo todo. Por orden médica deberá guardar estricto reposo y permanecer alejado de sus negocios. Las acciones de sus empresas comienzan a desplomarse, sus competidores le saltan encima, su esposa e hija le exigen dinero, y Golder termina prácticamente viviendo solo en el piso vacío de París. Ello le da tiempo para recordar los años de su pobreza, pero de felicidad, cuando luchaba por lograr cosas grandes. De pronto una oportunidad se le presenta. Se trata de un juego arriesgado y audaz de negocios con el gobierno bolchevique. Será su última y decisiva partida.

La obra ofrece pocas esperanzas. Un retrato feroz, con un estilo conciso y ágil, de la avaricia y sus consecuencias, de la soledad del poder, del egoísmo y la pérdida del amor familiar y de la amistad. Su autora, Irene Némirovski (1903-1942), sorprendió a Francia con esta novela escrita cuando apenas tenía 26 años, y de la que se ha especulado parece inspirarse en sus padres. A esta obra le siguieron otras de similar fuerza narrativa. Emigrada de la Rusia comunista, Némirovski recibió una exquisita educación en París, donde obtuvo una licenciatura en Letras en la Sorbona. Escribió prolíficamente hasta que la sorprendió la Segunda Guerra Mundial. Como muchos intelectuales franceses de origen judío, Némirovski no calculó el riesgo que corría en París y es así que fue apresada para fallecer más tarde en los campos de concentración de Auschwitz.

La obra que comento hoy, David Golder (Editorial Salamandra. Traducción de J. A. Soriano. 190 páginas) puede ordenarse a la librería La Central de Madrid. (O)