Cuando un restaurante abre un segundo local, siempre nos entra el temor de no encontrar la misma calidad que en el primero. Ejemplos de lugares exitosos que decidieron incursionar en la multiplicación de locales y fracasaron hay muchos, recuerdo a Bopán, una cafetería familiar en Urdesa que a finales de los años 90 tenía una gran clientela, abrió dos locales más y no pudo mantener la misma calidad que en la matriz y terminó cerrando todos.

Este no es el caso de Charros, antes Charros y Churros, restaurante que empezó a servir comida mexicana hace más de diez años, en un sencillo local en la calle principal de Entre Ríos. Luego se mudó a Plaza Navona a un espacio más amplio y moderno en donde mantuvo su buena cocina, haciendo que los cliente sigan incrementándose.

Hoy vemos a Charros con una imagen totalmente renovada, ha trascendido a otro nivel, ahora cuenta con dos locales y muestra una decoración que mezcla lo moderno con lo rústico, con paredes de ladrillos y grandes murales de famosos personajes mexicanos que fueron trabajados con gran destreza por los artistas Julio Salazar, Israel Jurado y Paola Abarca.

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Decidimos visitar sus dos nuevos establecimientos, el que está en el centro comercial Alhambra en la vía a Samborondón, y el de plaza San Eduardo, en la avenida del Bombero. Queríamos ver si las recetas se mantenían y los platos llegaban a la mesa con la misma presentación, no nos defraudaron, se han preocupado de todos los detalles y en ambos lugares los platos llegaron exactos.

Nosotros pensamos que mucho del éxito o el fracaso en una experiencia mexicana está en la calidad que tengan las tortillas de maíz. Entonces para comenzar y compartir pedimos Nachos con pollo y queso ($ 12,60), en este punto debemos decir que Charros ha logrado el grosor ideal y la concentración correcta de sabor para que estas delicadas masas obtengan una perfecta textura crocante.

Charros ha ido poco a poco adaptándose a los cambios del mercado, afianzándose en su nicho y manteniéndose como un agradable restaurante familiar.

Otro plato que se come entre varias personas es la taquiza ($ 38,89), lo sirven en una gran bandeja con pollo, carne y cerdo al pastor, todos a la plancha y cortados en pequeños trozos. Viene con guacamole, fréjoles refritos, queso fresco desmenuzado y diez tortillas de maíz, esta vez suaves pero firmes lo que evita que se rompan. Aunque la preparación de las proteínas es bien sencilla, es una forma divertida de compartir, pues cada uno va armando su taco con los ingredientes que más le gustan.

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Dos clásicos de esta cocina, los tacos chilango ($ 15,49) y nuestros preferidos, los tacos de carnitas ($ 13,79). Ambos son de carne de cerdo que ya viene colocada en sus respectivas tortillas, pero los primeros son preparados con trozos de carne al pastor, tocino y queso derretido, a los que se les puede agregar sus acompañantes, fréjoles refritos, salsa de guacamole y cebolla perla.

En el caso de los de carnitas, el cerdo que fue previamente adobado y condimentado con especias, lo fríen para dejarlo con la cantidad de grasa justa, que aporta sabor y untuosidad. Es servido deshebrado sobre cada tortilla, para que nosotros a gusto lo terminemos de preparar con los acompañantes. Una cucharadita de fréjoles refritos, unos pequeños trozos de rábano para agregar textura crocante, un poco de guacamole y finalmente un toque de salsa picante, es nuestra receta para este bocado tan popular en las calles de México.

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Charros ha ido poco a poco adaptándose a los cambios del mercado, afianzándose en su nicho y manteniéndose como un agradable restaurante familiar. (O)