Mañana 31 de diciembre, justo en el cambio hacia el año 2019, será un momento especialmente oportuno para reflexionar sobre el presente. “Las personas deberían estar un instante en solitario, sentarse cómodamente, relajarse y simplemente tener conciencia de su respiración. Sentirnos respirar. La respiración es el acto más natural que realizamos”.

Uno o dos minutos es el tiempo suficiente para que nuestra mente nos hable, indica Gustavo Plaza, maestro de yoga, por ello no se trata de dejar la mente en blanco o de pensar en algo en particular. “Simplemente dejémonos guiar por nuestra intuición. Ella es sabia y nos dirá qué necesitamos”.

Plaza realiza esta recomendación como parte de los rituales que cumpliremos mañana para cerrar el 2018 e iniciar el nuevo calendario. “El yoga es el método de realización personal, de desarrollo mental-espiritual más antiguo de la humanidad. Y como tal se convierte en una herramienta poderosa que podemos emplear en el fin del año. Este ritual de cerrar un ciclo e iniciar uno nuevo es, sobre todo, una experiencia interior”.

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“En estos días vemos que muchas personas analizan si cumplieron sus promesas o metas que se habían propuesto al inicio del año. Y buscan quemar aquello que les resulta negativo”. Pero en ese balance no se observa realmente un esfuerzo para haber logrado los cambios positivos que requerían.

Eso ocurre cuando un propósito se queda en algo mental, dice, sin generar un trabajo para cumplirlo. “Muchas veces decimos que este nuevo año queremos salud, dinero, paz. Pero para tener salud debes hacer ejercicio y comer bien”.

No servirá de nada llenarnos de buenas intenciones o pensamientos, si aquellos no vienen con cambios en la ruta de nuestras vidas. “Comencemos desde hoy”.

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El yoga busca la liberación interior, dice. Lograr trascender el ruido de la mente, las limitaciones que llegan a nuestra mente, para lograr convertirnos en lo que realmente somos. Esto tiene un proceso: “Primero, debemos establecer en qué creemos, lo cual determinará nuestras estructuras mentales. Lo ideal es ver la vida de manera positiva, como algo abundante, pero que puede ser mejor. ¿Qué piensas, qué crees?”. Desde allí, la persona comienza a tener conciencia de su realidad y busca trabajar con acciones para mejorarla.

Mejor conexión

El yoga comenzó para Gustavo a los 15 años de edad, cuando decidió que la vida debía ser mucho más que satisfacciones materiales, para lo cual contó con la dirección del padre César Dávila y su Escuela de Autorrealización. Así comenzó su instrucción para convertirse en un practicante de esta actividad y, posteriormente, como un profesor que ha dictado clases en congresos en países como Estados Unidos, España, Rusia y Rumania.

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El mensaje que brinda en cada lugar es que el yoga es un método de realización interior, no es gimnasia, ni desarrollo físico, es una vía para ayudarnos a conocer quiénes somos espiritualmente para así lograr una mejor conexión con el supremo, sin importar la religión que profesemos. “Nos ayuda a encontrar lo que somos”.

Eso implica que tendremos una mejor percepción del mundo, pero sin que eso signifique liberarnos de los problemas y de las malas decisiones. Gustavo confiesa que puede cometer los mismos errores que cualquier otra persona, pero también se siente con la fortaleza para superarlos y cambiar sus hábitos hacia una mejor vida.

“Siempre habrá problemas, pero debemos tener la actitud de afrontarlos”. Por ello hay que estar conscientes de que este fin de año habrá muchos que no estén contentos, quizás porque han perdido su trabajo o están alejados de la persona que aman. Pero de eso trata la vida. “Debemos detenernos un minuto para reflexionar sobre aquello que nos ocurre, para ver en nuestro interior, y así tomar acciones para mejorar nuestra vida”. (F)