Los juguetes didácticos además de proporcionar grandes aprendizajes tienen que ser divertidos. Soledad Aguirre, psicopedagoga y propietaria de la juguetería A Jugar, recomienda los que brindan sensaciones nuevas y con los que los niños puedan interactuar, explorar con todo su cuerpo y hacer sus propios descubrimientos.

En tanto, Gabriela Andreetti, propietaria de la juguetería Belabú, menciona que a través de los juguetes los niños conocen el mundo que los rodea, mediante la manipulación, percepción y exploración.

“Por esta razón es importante entregar a los niños juguetes que aporten el desarrollo de sus destrezas de acuerdo a su edad y etapa de descubrimiento”, añade.

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Beneficios 

Un juguete didáctico o estimulativo  permite que el niño cree su propio juego. Despierta en él la imaginación y le permite crear sus conceptos.

Mauricio Guevara, gerente comercial y marketing de la tienda Ecuatoys, nombra como beneficio el desarrollo de la sensibilidad táctil y actividad motriz. “Mientras juega está aprendiendo a crear, armar figuras y formas diferentes, está estimulando su creatividad e imaginación y está identificando y combinando los diferentes colores”.

Alerta con los materiales

El material del cual esté elaborado es un punto importantísimo, ya que debe tener los más altos estándares de calidad, esto incluye pintura no tóxica, diseño redondeado sin puntas peligrosas y sin astillas.

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El ideal

Un punto fundamental es tomar en cuenta que el juguete elegido tenga relación a la personalidad y edad del niño, porque si no puede resultar aburrido o frustrante por el alto nivel de dificultad. Lo fundamental es que debe adaptarse a los gustos, intereses y expectativas del niño y que los padres compartan tiempo jugando con sus hijos.

Para los más pequeños

Hasta los dos años son juguetes muy variados que cumplen con etapas que se deben alcanzar. Son juguetes sensoriales, bloques de construcción, rompecabezas, juegos con agua y música, recomienda Andreetti.

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Instrumentos musicales, algunos que produzcan sonidos y luces, todos aquellos de causa/efecto, los libros peek-a-boo en los que un objeto desaparece y vuelve a aparecer, de colores contrastantes, de figuras grandes encajables y rompecabezas de 1 o 2 piezas.

“Recordemos que mientras mayores experiencias brindemos a nuestros hijos, mayores serán sus aprendizajes y se les facilitará también la manera de interiorizar los conocimientos”, menciona Soledad Aguirre.

Es necesario conocer la edad y el tipo de utilidad que requiere el niño, ya que todos los juguetes ofrecen varias alternativas en aprendizaje para todas las edades desde 1 a 10 años, sugiere Guevara. (I)