Yo soy renovado en momentos callados de oración.
Renovación
Jesús conocía el valor de tomar tiempo a solas para orar. Él lo demostró al apartarse de las multitudes a quienes enseñaba para mantener periodos de renovación.
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Sigo este ejemplo cuando me aparto de la rutina del día –aunque sea por un momento– para orar.
Por uno o dos minutos, hago a un lado las cosas que compiten por mi atención y entro en la quietud de la oración. Aquí, en este momento sagrado, respiro, dejo ir y me vuelvo receptive al Espíritu.
En la presencia de Dios, nunca estoy solo. Salgo de mis momentos devotos con una nueva perspectiva, listo para regresar a la tarea ante mí.
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Hacer pausas durante el día renueva mi espíritu y refresca mi mente y cuerpo. Yo soy efectivo y productivo en todo lo que hago.
Lucas 6:12
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Por esos días Jesús fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. (F)