“A Eric Clapton le dieron una guitarra casi a la misma edad que a mí. Funcionó muy bien para él”, dice entre risas Ken Robinson, investigador y asesor educativo inglés, en una de sus famosas charlas que pueden verse en internet. Pero aquella aparente broma es un ejemplo de un asunto serio: la educación estandarizada que predomina a nivel mundial no garantiza un desarrollo individual del propio talento.

En el ejemplo de Robinson, él y Clapton representan a dos niños en iguales condiciones a quienes se les da una misma herramienta al mismo tiempo, tal y como ocurre en casi todas las escuelas que agrupan a niños por edades y quienes reciben un mismo plan de estudios. Y, sin embargo, siguiendo con la analogía, funciona bien para unos, los que son considerados talentosos y virtuosos, pero no para otros, los rezagados, los rebeldes, con problemas de atención. ¿Es cierta esa clasificación? Robinson cree que el error es pasar por alto las características únicas de cada menor y suprimirlas a favor de la uniformidad académica.

Durante varias décadas, Robinson ha sido el vocero de temáticas vinculadas a la innovación educativa y es autor de varios libros, entre ellos El Elemento (2009) y Escuelas creativas (2015), donde se encarga de desmentir mitos sobre la creatividad, el aprendizaje, la docencia y más.

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A continuación algunos de los ejes principales de su discurso el cual es considerado más que una crítica, un llamado urgente a la acción y al cambio.

Creatividad

Hay muchas creencias falsas sobre la creatividad. Una de ellas es que se limita a cierta gente especial, pero todos tienen capacidades creativas reales, nacemos con ellas. Cuando alguien dice que no puede ser creativo, lo que en realidad está diciendo es que no ha aprendido cómo hacerlo. La segunda mentira es que la creatividad se limita a ciertas actividades como las artes o el diseño. Pero la creatividad es un grupo de habilidades y capacidades para desarrollar nuevas ideas originales y con un valor. Y esas habilidades son fundamentales en cualquier campo.

Ambiente educativo

La educación es un sistema dinámico, no uno estático y está en cambio constante. Uno de los factores que convierte en emocionante un ambiente educativo es la variedad relacionada con la funcionalidad. Los ambientes realmente interesantes no son homogéneos, se adaptan y están diseñados para diferentes propósitos. Son móviles, con diferentes materiales y representan toda una variedad de aprendizajes.

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Modelo industrial

El sistema de educación actual se basa en el principio lineal de la manufactura, conformidad y estandarización, como los sistemas de ensamblaje industrial. Y las reformas educativas están, a menudo, basadas en un ‘modelo de comida rápida’ donde todo se sirve de la misma manera en cualquier lugar. Lo que necesitamos es un estándar más alto basado en aprendizaje personalizado. La estandarización enfatiza el denominador común más bajo, pero la aspiración humana es mayor.

Ciencias exactas y humanidades

Si vivimos en un mundo donde cada lección dura 40 minutos, se interrumpe inmediatamente el flujo de la creatividad. Necesitamos eliminar esa jerarquía entre materias y elevar otras disciplinas que solo refuerzan las aspiraciones del modelo industrial y ofenden el principio de la diversidad. Las artes, las ciencias, las humanidades, la educación física, los idiomas, todas ofrecen contribuciones centrales a la educación de un estudiante.

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Educadores

El corazón de la educación es la relación entre maestros y aprendices y debe transformarse en la mejor relación posible. Pero es muy fácil pasar el día hablando de educación sin mencionar siquiera a los estudiantes y se olvida de que nuestro rol es ayudarlos a que aprendan. Para mí, el rol de un educador es entender las condiciones bajo las cuales las personas florecen. Solo un gran maestro entiende las condiciones que logran que un niño aprenda al máximo.

Deserción escolar

Es usual pensar la educación en términos de aquello que las personas necesitan saber, entender y ser capaces de hacer. El sistema se centra en el mundo exterior, pero todos los niños tienen sus propias historias, habilidades, ansiedades, esperanzas y posibilidades. Y una de las razones que tienen los niños para ser indiferentes a la escuela, surge porque las instituciones no les hablan a su mundo interior y entonces sienten que la escuela no tiene nada que ver con ellos, o los hace sentirse tontos, o solo la encuentran aburrida y sin propósito. Yo haría énfasis en la curiosidad porque, al final, la educación depende del apetito por aprender y si la curiosidad se atrofia, entonces el aprendizaje disminuye y eventualmente se vuelve frustrante.

Trabajos en grupo y evaluaciones

La comunicación es una habilidad vital que significa ser capaz de ordenar ideas y explicarlas a otros, en diferentes maneras. Vivimos en un mundo social y necesitamos trabajar con otras personas, pero tenemos un sistema educativo donde se trabaja en grupos y no como grupos y predomina la competencia. Ese hecho traiciona un principio vital: las comunidades florecen cuando trabajan juntas por un objetivo.

Por otro lado, las pruebas estandarizadas ayudan a proveer información de los alcances del estudiante, pero el problema es que las evaluaciones, en lugar de impulsar la cultura de aprendizaje, se ha convertido en la cultura dominante de la educación. El aprendizaje ocurre en las mentes y no en la base de datos de una prueba de opción múltiple.

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Es autor de varias publicaciones a favor de la innovación y creatividad.

Fuentes: hundred.org, sirkenrobinson.comtheguardian.com (I)