Por Savro Zonn

Hay dos lugares en la ciudad que se especializan en comida de la India, el primero en abrir fue Bombay Masala  hace ya algunos años, queda en el centro comercial Las Vitrinas, en la ciudadela Kennedy, donde Sagar es el joven emprendedor y cocinero encargado de las preparaciones. Y  el otro es Mantraa, que tiene nueve meses atendiendo en el centro comercial Las Terrazas, en la avenida Samborondón, y sus responsables de la cocina son dos mujeres, Anushri y Neetu.

Visitamos los dos restaurantes con la intención de vivir la experiencia de cada uno, ordenamos los mismos platos para hacer una comparación entre los dos lugares. Observamos los detalles que cada uno presenta, para encontrar en qué se destacan, en comparación con el otro.

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La ubicación es muy importante, podemos descartar una buena cocina solo porque se encuentra lejos o no brinda las facilidades para llegar en carro. Al visitar Bombay Masala no es sencillo conseguir parqueo, normalmente nos toca dar un par de vueltas y terminamos usando algún espacio libre dentro del Policentro. Mucho más cómodo es Mantraa porque sí cuenta con más opciones y con mayor seguridad para dejar el vehículo.

Bombay Masala se cambió hace algunos meses de un local a otro en el mismo centro comercial, el espacio es pequeño, su decoración es muy sencilla y hay pocas mesas. En tanto que Mantraa es un restaurante con dos ambientes interiores y una bonita terraza, además se han preocupado de decorarlo con muchos detalles del sur de Asia.

Ariel es el único mesero que ha tenido Bombay Masala en sus años de funcionamiento, es una figura que se ha convertido en parte del lugar, él lo hace y resuelve todo, extremadamente atento y con mucha paciencia cuando tiene que explicar el menú a un nuevo cliente que decide incursionar en la comida india. Son algunas las chicas que dan el servicio en Mantraa, y aunque no lo hacen mal, diríamos que les falta aún un poco de confianza.

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Probamos tres preparaciones que consideramos las más clásicas, butter chicken (pollo en una mezcla de especias, mantequilla y crema de leche), punjabi choley (garbanzos cocinados, muy sazonados y con toque de curry) y las samosas (empanaditas triangulares fritas, rellenas de arvejas y otras legumbres, además de queso). Excelentes en los dos lugares, claro está, con ciertas variaciones, uno más picante o más condimentado, pero mantienen la igualdad en su calidad.

Donde sí encontramos diferencia fue en el arroz, mientras en todas las ocasiones que hemos visitado Mantraa siempre llegó a la mesa la variedad india basmati (de grano largo, más delgado y aromático), en Bombay Masala nos ha  tocado algunas veces el tradicional grano más corto que consumimos en casa.

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También hay que reconocer que la vajilla, accesorios y todos los elementos traídos especialmente de la India que utiliza Mantraa a la hora de servir los alimentos  son superiores. Claro que esto se ve reflejado en una diferencia importante en los precios, que aunque se pagan con gusto, pueden llegar a ser entre 20 % y 30 % más altos.

En este mano a mano de la gastronomía india  podemos concluir que ambos lugares son muy buenos. Si estamos por los alrededores de la ciudadela Kennedy, seguro que almorzamos en Bombay Masala. Pero si en la noche nos provocan los complejos sabores especiados y picantes de la India y queremos disfrutar una experiencia completa, la elección sería Mantraa. (O)