Singapur ha sido durante mucho tiempo un referente educativo, apostando por la memorización y las largas horas de estudio como bases de los exámenes escolares exitosos. Pero el cambio ha llegado, pues el estado isla repiensa sus métodos.

Las discusiones, las tareas y las pruebas lúdicas empezarán a reemplazar las notas y promedios como el método preferido de recolectar información sobre el desempeño de los alumnos de primaria. En 2019 se abolirán los exámenes para los niños de primero y segundo año de básica.

Los de años superiores y los de secundaria también estudiarán en un ambiente menos competitivo. Las calificaciones para cada materia se redondearán al siguiente número entero, sin lugar para los decimales, para aminorar el énfasis en el éxito académico.

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¿Por qué todo esto? “Aprender no es una competencia”, puntualiza Ong Ye Kung, ministro de Educación de Singapur (y viceministro de Defensa, y potencial primer ministro de la nación). Ong ha planeado una serie de cambios enfocados a terminar con las comparaciones entre estudiantes y animar a cada individuo a concentrarse en su propio proceso de aprendizaje.

No más ‘rojos’

Para este fin, los libros de control de la escuela primaria y secundaria ya no indicarán si un alumno termina el año como el primero o el último de la clase, y también desaparecerán los promedios grupales y por materia, las calificaciones finales y las notas mínimas y máximas. Los reportes escolares no subrayarán ni resaltarán los ‘notas rojas’ ni reflejarán si alguien pasó o reprobó al final del curso.

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Todo esto es un total contraste a los países que se guían por el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Cada tres años, la OECD revisa los sistemas educativos del mundo, al probar la proficiencia en ciencias, lectura y matemáticas de estudiantes de 15 años. Singapur alcanzó una nota de 1.655 en esas tres áreas en 2016. Los cuatro primeros lugares están dominados por países de Asia Pacífico (los otros tres son Hong Kong, Japón y Macau).

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En comparación, el Reino Unido ocupó el puesto 22, Estados Unidos llegó al 30, con 1.463 puntos, lo cual está por debajo del promedio, que es 1.476.

Se buscan habilidades blandas

Cambiar el enfoque de la perfección en los exámenes hacia crear individuos más equilibrados representa un serio cambio de dirección para Singapur. Las nuevas políticas apuntan a favorecer el desarrollo social, elevar el autoconocimiento y construir habilidades de toma de decisiones.

Parte de la motivación es alinear el comportamiento y prácticas en la clase con las necesidades laborales. Singapur quiere preparar a los alumnos para trabajar en el creciente sector del servicio.

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Una serie de programas de aprendizaje aplicado arrancarán en 2023, para potenciar el desarrollo personal y ayudar a los estudiantes a adquirir destrezas para el mundo real. ¿Cuáles? El programa combina temas expresivos (teatro y deportes) con áreas orientadas a la industria (computadoras, robótica y electrónica).

El ministro Ong ha asignado a un equipo de guías de carrera a cambiar las creencias actuales e impulsar las aspiraciones de los estudiantes más allá de la banca, la función pública y la medicina.

Trabajar con los estudiantes, después de todo, será más sencillo que cambiar la visión de los padres, que crecieron con el rigor de los exámenes. La resistencia al cambio podría representar buenas noticias para los tutores privados de la isla.

Una cosa se mantendrá, sin embargo: el certificado de haber terminado la escuela primaria, un examen calificado como estresante y riguroso que se toma entre los 11 y 12 años y que ha sido, tradicionalmente, una ruta para quienes aspiran a carreras de alto nivel en el Gobierno. No hay planes para cambiar este aspecto del sistema singapurense.

Fuente: Foro Económico Mundial