Últimamente la palabra colágeno parece estar por todos lados. En cualquier lugar que podamos dirigir la mirada alguien lo ofrece, alguien habla de ello.

Se trata de una sustancia proteínica que forma fibras (fibras colágenas) encargadas de componer los tejidos conjuntivos, óseo y cartilaginoso. En otras palabras, es un elemento vital en la composición de los huesos, piel, ligamentos, cartílagos, tendones, articulaciones y otros órganos. Específicamente, cubre cerca del 25% de la masa total de proteínas de los mamíferos y del hombre.

“Es importante entender qué es el colágeno, pues la mayoría de personas lo relacionan solo con la parte estética, cuando es un elemento esencial para mantener la flexibilidad y estructura de los tejidos del cuerpo y su regeneración”, explica el dermatólogo Howard Romo Cevallos.

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Preocupación por la piel

La medicina describe más de 20 tipos de colágeno, pero el más conocido es el tipo I que está en la piel. Su función principal es la elasticidad y la resistencia al estiramiento. Así, ayuda a controlar el surgimiento de arrugas y líneas de expresión. También fortalece las uñas y el cabello.

De acuerdo con Romo, a partir de los 25 años el cuerpo humano pierde aproximadamente un 1% anual de su colágeno natural, debido al proceso de envejecimiento. “Se cree que a los 60 años de edad se podría carecer de un 35% de esta proteína”.

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No obstante, señala, aunque la reducción de la síntesis del colágeno sea la principal causa del envejecimiento de la piel, no es el único factor. También se debe a un conjunto de factores intrínsecos y extrínsecos.

Dentro de los factores extrínsecos hay medidas prevenibles: dormir más de 7 horas al día, alimentarse sanamente, tomar suficiente cantidad diaria de agua; no consumir cigarrillos, alcohol, drogas; no automedicarse, protegerse de contaminantes en el ambiente y de la exposición solar en horas de alta radiación.

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En cuanto a la nutrición, los alimentos sí ayudan en el desarrollo del colágeno. “En mayor porcentaje animales vertebrados: ganado vacuno, ovino, porcino, caprino y de origen marino. El último podría contener alérgenos que pueden causar efectos adversos en alérgicos al marisco”.

La gelatina también aporta una importante dosis de esta sustancia, así como las uvas, aceitunas, frutos secos (almendras, maní, nueces); cebolla, ajo, avena.

Colágeno hidrolizado

“El colágeno no se puede regenerar por sí solo”, afirma el dermatólogo. Pero sí es posible promover su producción en el organismo con el consumo de colágeno hidrolizado.

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Es un suplemento alimenticio, elaborado a partir de huesos y de cartílago bovino. Según Romo, se puede encontrar en forma de cápsulas y en polvo, el cual debe ser diluido en agua, jugos o té.

“Hidrolizar significa ‘predigerir’ las proteínas para liberar todos sus aminoácidos”, añade. Es decir, descomponer el colágeno por varios mecanismos hasta cambiar su estructura para que sea fácil de romper y asimilar por las enzimas del organismo.

“En general, al buscar un suplemento de proteína colágeno, lo ideal es fijarse en su composición, calidad, fecha de expiración y sobre todo que posea registro sanitario vigente”, sugiere el médico. Por lo general, estos suplementos proceden de los colágenos nativos de tipo I, II, III o IV (numeraciones más altas suelen ser más costosas).

“Independientemente de su origen, siempre y cuando tenga las proporciones diarias necesarias y cumpla con los estándares de calidad, tendrá un efecto favorable”, advierte Romo, quien también es especialista en Farmacovigilancia. “La eficiencia no depende de una especie, sino de la proporción administrada y en combinación con otros componentes. Ningún producto sin colágeno puede por sí solo hacer que el cuerpo lo genere”.

Por añadidura, el tratamiento con suplementos podría realizarse durante un periodo mínimo aproximado de 9 meses, siendo recomendada una dosis máxima diaria entre 8 a 10 gramos de colágeno hidrolizado.

Sin embargo, este producto registra una serie de contraindicaciones. No es aconsejable para pacientes con alergia a la proteína animal, con intolerancia a la fenilalanina, nefropatías, hepatopatía crónica y los que tengan una dieta baja en proteínas.

‘Boom’ en la salud

Además de favorecer a las articulaciones, musculatura y la conservación de los huesos, efectivamente existe un ‘boom’ estético en el uso del colágeno, señala el médico. Esto ocurre porque contribuye a la nutrición y regeneración del tejido colagenoso que cubre gran parte de nuestro cuerpo, más allá de tan solo las uñas, el cabello y la piel.

En su experiencia, recalca Romo, el colágeno hidrolizado ha ayudado a combatir los signos de envejecimiento de la piel en ciertas pacientes de entre 40 y 60 años de forma satisfactoria. No obstante, aclara que cada persona tiene un metabolismo diferente y los beneficios no siempre se muestran al mismo tiempo. En promedio, los resultados se evidencian luego de mínimo tres meses de ingesta diaria.

“El colágeno hidrolizado es asimilable para el organismo; sin embargo, para que se absorba en mayor proporción, se sugiere estar combinado con vitamina C para cumplir con la acción de regeneración de tejidos”. Junto con el magnesio ayuda a que los músculos tengan la cantidad suficiente de energía, evitando calambres, fatiga y cansancio muscular.

Como recomendación final, es primordial verificar que este tipo de producto posea un registro sanitario otorgado por la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria. (G.Q.)

En las articulaciones

El colágeno es uno de los elementos esenciales en la estructura de las articulaciones. La disminución en su producción provoca la pérdida de resistencia en los tejidos y la capacidad tensil. “El colágeno es el sostén para muchos órganos de nuestro cuerpo y en particular para el sistema músculoesquelético”, explica Mario Moreno, especialista en reumatología.

“Hay estudios que sugieren que el colágeno hidrolizado, que es el que mejor se absorbe a nivel intestinal, llega al cartílago articular produciendo un efecto benéfico. Sin embargo, las evidencias de estos estudios no han sido concluyentes”, añade el médico. “Seguimos pensando que tomar colágeno, o glucosamina con o sin chondroitina o cualquier otro tipo de protector articular, siempre será tanto o más importante el cuidado que cada persona dé a sus articulaciones durante su vida”.

De acuerdo a Moreno, los principales factores de riesgo para el deterioro del cartílago articular son la edad, herencia y sobrecarga articular. “Inicialmente no hay síntomas porque la pérdida es lenta, pero progresiva. Muchos pacientes reportan síntomas tempranos como dolores articulares, crujidos o algo de rigidez articular al levantarse”.

Por eso sugiere estas medidas de prevención:

1. Evitar sobrepeso u obesidad

2. Realizar ejercicios acorde con su edad. Evitar los de alto impacto articular

3. No levantar objetos pesados

4. Dieta adecuada: no se recomiendan grasas saturadas; puede consumir aceite de oliva o aceite de pescado (Omega III)

5. Controlar posturas, al sentarse, acostarse u caminar.

6. Dormir o descansar adecuadamente: colchón ortopédico o semiortopédico, almohada baja o sin almohada

7. Evitar tacones altos y finos

8. Controlar enfermedades crónicas: hipotiroidismo, diabetes, osteoporosis (D.L.)