Desde un concierto, o desde un parlante o audífonos, la voz de Ceci Juno conmueve en gran medida. Escucharla en su versión más acústica, es decir, en una salita de su casa ante un público de apenas tres personas (fotógrafo, videógrafo y redactora de La Revista) y solo acompañada de su fiel guitarra, el efecto es aún mayor. Su pequeña demostración nos transmitió placidez y una dulzura que emociona y serena al mismo tiempo.

De hecho, dice la cantante, si hay una manera con la cual el público pueda percibir su música es como melodías para mejorar los ánimos, para sentirse positivos. “Si me recuerdan así, será muy valioso para mí”, agrega.

A sus 26 años, Cecilia Jurado Noboa (su verdadero nombre) le canta al crecimiento personal en muchos ámbitos: espiritual, en relaciones, e incluso hasta en lo laboral. Es su tema recurrente. “Es mi manera de lidiar con los cambios que suceden en la década de los 20”.

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El amor es lo que más se habla en la música, me emociona más explorar otros temas. Por ejemplo, esta faceta del amor donde no todo es color de rosa, que hablo en mi canción Ahora sé.

También le tararea al amor, aunque no mucho. “Es lo que más se habla en la música, me emociona más explorar otros temas. Por ejemplo, esta faceta del amor donde no todo es color de rosa”. Justamente esa idea abarca en su último sencillo, Ahora sé, una tonada sobre una relación sin amor, de la cual uno felizmente puede darse cuenta a tiempo para tomar un paso al costado. “Se trata de aprender sobre esas experiencias”.

Su carrera, su trabajo

La música ha sido su gran compañera de vida. Hasta se convirtió en su oficio y en su trabajo, el cual le ha permitido explotar sus talentos para un bien mayor: la musicoterapia.

A los 5 años empezó a estudiar piano, y a los 12, guitarra. “No fue un gusto forzoso, siempre me ha gustado la música. ¡Hay videos míos de pequeña cantando La chica yeye!”.

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En su adolescencia también tomó clases de canto clásico y contemporáneo. A esa edad surgió su aspiración por convertirse en cantante, escribiendo sus propias letras, inspirada un poco también por sus ídolos musicales de la época: Pink, Alanis Morissette, Britney Spears, recuerda. Vale destacar que en esa lista ahora están también la inglesa Imogen Heap y Ella Fitzgerald, “aprendo de ella cada vez que la escucho”.

Luego de graduarse del colegio y el conservatorio al mismo tiempo, la decisión universitaria la ubicó en la Medicina. “Estudié por un año, pero extrañaba hacer música, así que me fui por ella. Después descubrí a la musicoterapia como una carrera consolidada donde podía seguir mis dos pasiones”. Su formación musical arrancó en la Universidad San Francisco de Quito, la cual mantiene un convenio académico con Berklee College of Music. “Audicioné para ir a Berklee en el 2013, allí encontré la carrera de musicoterapia y me gradué con esa especialidad”.

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Me especialicé en terapia con fines neurológicos. Trato a personas que han perdido funciones cognitivas, de memoria, de lenguaje, motricidad fina y gruesa, a causa de traumas craneoencefálicos y enfermedades neurodegenerativas.

La terapia musical es el uso clínico de la música para alcanzar diversos objetivos específicos para cada paciente. Tiene varias ramas, explica Ceci. Hay terapia especializada en problemas de aprendizaje en niños, autismo, cuadros psiquiátricos, conflictos emocionales, trastornos neurológicos. Incluso hay un campo que trata a veteranos de guerra y militares activos. “Me especialicé en terapia con fines neurológicos. Trato a personas que han perdido funciones cognitivas, de memoria, de lenguaje, motricidad fina y gruesa, a causa de traumas craneoencefálicos y enfermedades neurodegenerativas”.

Por eso su día empieza y termina entre acordes. De nueve a cuatro atiende a sus pacientes en un consultorio que comparte con su hermana, quien es neuropsicóloga (Centro de Atención Neuropsicológica y Neurorrehabilitación Cognimédica). En la tarde, hay ensayos, pruebas de sonido si hay una presentación cercana, y hay momentos para crear. Incluso, dice la cantautora, cuando el tiempo lo permite también sigue cursos online para continuar capacitándose en neurociencias.

Hitos y objetivos

El trayecto que está recorriendo Ceci Juno ya tiene destacados hitos para ella. En primer lugar, cita, está haber logrado titularse en una de las universidades más grandes y competitivas en el ámbito musical en todo el mundo.

En los escenarios, ha sido compartir espacios con Armando Manzanero y Jorge Drexler. El primero ocurrió en el 2017, en esa ocasión abrió la presentación del intérprete de Somos novios y Contigo aprendí en una cena show en el hotel Hilton Colón.

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Con el segundo artista, fue una oportunidad que se convirtió en un sueño hecho realidad. “Es uno de los cantantes que más admiro. Pude conversar con él, conocer a su banda, son músicos excepcionales”, cuenta sobre esa experiencia. “Escuchar de parte de él que le gusta mi voz, mi música, fue lo más emocionante. Sigo muy agradecida”.

En este mismo contexto, es parte de sus deseos pisar las tarimas con otras mujeres cantautoras: Natalia Lafourcade, Mon Laferte, Sara Bareilles, Hayley Williams (voz de Paramore). Es una aspiración que coincide, sin buscarlo, con su sensibilidad hacia el feminismo y la necesidad de elevar las voces femeninas en cuanto a diferentes problemáticas. Y ella es muy activa en esta línea en sus redes sociales.

“Mi canción Fantasmas fue inspirada en el feminismo y aprender a hablar en voz alta sobre el abuso, con la cual incluso se pueden sentir identificados los hombres en esta situación”, ilustra. “De dejar los traumas, no importa el fondo social o político. ¡También me encantaría tener un himno de empoderamiento femenino algún día!”.

Ceci es una artista de grandes ambiciones, las cuales espera conseguir con mucha dedicación. También aspira a llevar su música a otros países, en festivales internacionales como un Estereo Picnic o un Lollapalooza y hasta más allá, ¡un Coachella!, bromea pero con convicción.

Ahí no se cierra su plan a mediano plazo. “Como musicoterapeuta quiero seguir formándome. Mi objetivo es alcanzar un doctorado. Ser terapista me ha traído un mejor entendimiento de cómo las personas expresan y manejan sus emociones, de cómo la música les ayuda a superar ciertas dificultades. Todo lo he interiorizado a la hora de componer”.

Así que ambas facetas seguirán acompañándose con mucha armonía en su presente y su futuro. (G.Q.)