Normalmente no visitamos un restaurante a los pocos días de abrir sus puertas, porque entendemos que siempre hay un proceso de ajuste por el que todos deben pasar hasta tener las cosas encaminadas y que los platos salgan de acuerdo con las recetas creadas para el lugar. En este caso, la ansiedad de saber si finalmente la zona de Samborondón contaría con un espacio especializado en mariscos nos llevó a La Pesca Seafood & Oyster Bar antes de tiempo.

Está ubicado en la planta baja del centro comercial Las Terrazas, el lugar tiene una decoración fantástica. Se nota que hay un trabajo profesional detrás de cada detalle, que hacen del salón un espacio de donde uno no quiere irse. La cocina es abierta, lo que permite ver al personal trabajar en los platos y convierte en entretenida la espera. Además, no hay olores invasivos, logrando un ambiente sumamente agradable.

Pese a tener solo unos pocos días abierto y sin mucha promoción, el lugar se encontraba con una buena cantidad de clientes, la mayoría, por su forma de vestir, ejecutivos, seguramente del sector, que al igual que nosotros esperábamos desde hace mucho tiempo un restaurante con menú especializado en platos del mar.

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Lo primero que ordenamos, según dice el menú, fue clam chawder ($ 15), una tradicional sopa norteamericana de almejas. Desgraciadamente, no fue lo esperado, era una crema tan espesa que llegaba a la gelatinización, su sabor no tenía el característico fondo de marisco y lo que es peor, no era de almejas, sino de mejillones. Es gigantesca la diferencia en apariencia, sabor y textura, entre un bivalvo y otro.

En vista de que una de las especialidades del lugar son las ostras cultivadas, nos decidimos por una porción de seis, al estilo Rockefeller ($ 15). La original es una sencilla pero delicada preparación que mezcla espinaca, mantequilla, pan tostado que se coloca sobre la ostra y luego se gratina con queso parmesano. En La Pesca la sirven con una base de salsa bechamel que nos parece hace difícil resaltar el sutil sabor marino de las ostras.

Un tradicional plato en casi todas las cocinas que incluyen mariscos es el pulpo al grill ($ 18). En esta preparación nos gusta cuando el marisco se sirve tierno, que no esté duro ni chicloso, y claro, que tenga ese toque tostado y las puntas de los tentáculos ligeramente quemadas por el grillado. Aunque la textura y sabor del pulpo eran muy buenos, no tenía las características de lo que esperábamos y más bien parecía salteado con aceite de oliva aromatizado con romero.

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Probamos también el pescado en salsa de camarones ($ 18). Es una buena porción de corvina bañada por una salsa (cremosa con fondo de tomate y pimentón) con varios camarones, que estuvieron perfectamente bien cocinados. Pero algo no salió bien en la preparación de la salsa, pues a los pocos minutos de servida, formó una especie de nata en la superficie.

La atención es bastante ágil y su personal muy atento, aunque tal vez demasiado, pensamos que no se debe interrumpir a cada momento. El servicio es impecable cuando pasa desapercibido, o sea, cuando no los notamos, pero todo fluye sin contratiempos.

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Siempre reconocemos y aplaudimos los esfuerzos de cocineros y empresarios que invierten mucho tiempo y dinero para montar un restaurante, en La Pesca hay una muy buena intención, que consideramos haciendo ligeros ajustes debería llegar sin problemas a llenar ese espacio de gastronomía del mar que tanto falta en esa zona. (O)

savrozonn@gmail.com