“La historia es chistosa: mis editores me llevaron a cenar para hablar de la traducción del libro que yo había escrito en inglés, Tell Me How It Ends, y después de cuatro tequilas acabé firmando en una pinche servilleta que me comprometía a que si escribía en la lengua del imperio tendría que traducirme yo misma, como penitencia, al español”, cuenta Valeria Luiselli, en un mensaje de Twitter desde Nueva York. Así nació Los niños perdidos (Un ensayo en cuarenta preguntas), el libro sobre la crisis de los menores de edad centroamericanos que llegan solos a los Estados Unidos y que acaba de recibir un American Book Award.

En paralelo también ha escrito directamente en inglés la novela Lost Children Archive, que se publicará a principios del próximo año y “es la cara ficcional del ensayo, son dos bichos que no existen uno sin el otro”. Ha hecho varios intentos de traducción, pero ha acabado traicionando el pacto de la servilleta: “No he podido, es un libro que no quiero volver a escribir; en todo caso, lo está traduciendo Daniel Saldaña”. El ejemplar surgió de la experiencia de Luiselli como traductora de los protagonistas de su libro en los juzgados de Nueva York. La semilla de Lost Children Archive fue un viaje desde Harlem, donde vive, hasta la frontera en Arizona. “Mi vida es cien por cien bilingüe”, dijo la autora de Papeles falsos, quien aprendió a leer y a escribir en un colegio anglosajón de Corea del Sur y ahora lleva diez años en EE.UU.

Después del ingreso en el canon de la literatura estadounidense durante la segunda mitad del siglo XX de autores de orígenes judíos, italianos o africanos, en los últimos treinta años ha llegado el turno de los latinos. A Sandra Cisneros, Richard Blanco, Francisco Goldman o Junot Díaz les siguieron otros escritores que se criaron, al igual que ellos, en Estados Unidos, como Sergio de la Pava o Daniel Alarcón.

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Para Alarcón, autor del libro de crónicas La balada de Rocky Rontal, traducido al español por Jazmina Barrera y Alejandro Zambra, “el bilingüismo es mi día a día, hablo en el trabajo y en la casa en ambos idiomas”. Pero existe otra tradición reciente de escritores hispanoamericanos bilingües que no han crecido en EE.UU. y han asumido su lengua en la edad adulta. Si Luiselli llegó a Nueva York a los veinticinco años, Cristina Rivera Garza lo hizo a Houston a la misma edad tres décadas antes. Reinaldo Laddaga también llegó a Nueva York para realizar un doctorado y acabó estableciéndose allí, donde convirtió la apropiación bilingüe en el eje secreto de su escritura. Y Mauro Javier Cárdenas, que nació y creció en Ecuador, tomó la decisión de escribir en otra lengua después de cursar sus estudios en la Universidad de Stanford. El escritor ecuatoriano es autor de la novela Los revolucionarios lo intentan de nuevo.

George Steiner publicó en 1969 su célebre ensayo Extraterritorial, en que planteaba una idea contraria al nacionalismo romántico, a la lengua materna como hogar natural del escritor. Félix Calvino, de origen gallego, emigró a Australia en los años sesenta y es ahora un escritor australiano con tres libros publicados en inglés, reconocido por la academia y por la crítica.