Texto y fotos: Gisella Quintana

Ni las lluvias, ni las corrientes de 15 °C de los últimos días del verano neoyorquino, o la humedad, impidieron que los invitados a la semana de la moda en esa ciudad aparezcan impecables y hasta un poco ligeros de vestimenta. Muchos nos preparamos así de hecho, con prendas cortas y muy livianas, porque las dos semanas anteriores al ‘fashion week’ hubo alerta casi púrpura de picos de calor.

Pero el clima cambió de parecer. Y quien aspira a ser fotografiado por las cámaras de todo el mundo se aguanta el frío o la calentura más impredecible. La consigna es impresionar, cautivar y atraer. Y para ellos, valió la pena.