A muchos padres les preocupa que su hijo no esté comiendo lo suficiente para obtener la energía que necesita o que esté comiendo demasiadas cosas que no le hacen bien.

Todos hemos oído sobre la creciente crisis de obesidad infantil, pero ¿qué se puede hacer cuando su hijo se niega tajantemente a comer frutas y verduras? Investigamos algunas técnicas para incentivar mejores hábitos alimenticios en los chicos.

La influencia positiva

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Los hábitos alimenticios de los niños están influenciados por lo que ven a su alrededor. Si hay muchos dulces y papas fritas en su casa o en casa de sus amigos entonces es probable que quieran comer eso.

Como progenitores, son el principal modelo para sus hijos. Si los ven regularmente comiendo, probando y disfrutando de alimentos sanos, y nos mostramos entusiasmados por lo que comemos, estarán más dispuestos a probarlos.

Si conocen a otro niño que es más aventurero con la comida invítenlo a cenar alguna vez.

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Verlo disfrutar de comer fruta y verdura alentará a que su niño también quiera probarlos.

Los gustos nuevos toman tiempo

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Una vez que uno creó una atmósfera positiva en torno a la comida sana, está listo para dar el paso siguiente:

Introduzca la comida nueva de a cucharadas pequeñas y de forma espaciada, para no abrumar a su hijo.

Empiece con bocados pequeños de su propio plato. Puede llevar de 10 a 15 bocados de un alimento nuevo para que un niño se acostumbre.

Pruebe un alimento nuevo junto con su hijo, mostrándole que ¡usted también está dispuesto a probar cosas nuevas!

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Trate de que la cena familiar sea un momento abierto y relajado.

Cuando pueda, involucre a su pequeño en la preparación de la comida. Hable sobre lo que come: qué aspecto tiene, cómo sabe y de dónde viene.

No se estrese

Usted no es el único padre o madre con un niño que es complicado a la hora de comer.

Esta característica está asociada a la etapa en la que los niños empiezan a ser más independientes. Se cree que el rechazo de los menores a probar comida nueva es parte de un desarrollo evolutivo que surgió para evitar que los más pequeños coman comida potencialmente dañina, mientras exploran su medio ambiente.

Trate de mantener una actitud positiva, en especial cuando habla de comida.

Aunque es común que muchos padres descarten ciertos alimentos cuando sus hijos se rehúsan a probarlos, afirmar que “a Juan no le gustan las arvejas” solamente reforzará su creencia.

Recuerde que los niños van cambiando de estado de ánimo cada día, así que quizás hoy rechazan algo, pero otro día lo comen con gusto.

Si los niños asocian la comida con algo negativo estarán menos dispuestos a experimentar.

Errores comunes

Hay algunos errores comunes en los que los padres suelen caer a la hora de enseñar a comer a sus hijos, según el reconocido pediatra británico Ronald Illingworth, un pionero en salud infantil.

Uno de ellos consiste en intentar distraerlos mientras se le alimenta, por ejemplo, poniéndolos frente al televisor.

Intentar convencerlos con premios o castigos tampoco es buena idea y emplear la fuerza física metiéndole la cuchara en la boca, aun menos.

Pero tampoco hay que abandonar la causa. Lo mejor es llenarse de paciencia y exponer al niño a un alimento nuevo una y otra vez. Según algunos estudios, lograr que lo acepte puede tomar entre cinco y 15 repeticiones, como afirma en su página web la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. (BBC Mundo)