El 18 de octubre de 2021, el buque de bandera brasileña Cisne Branco se impactó contra un tramo del puente basculante que conecta Guayaquil con la isla Santay. Por ello, el acceso desde la calle El Oro se mantuvo cerrado durante dos meses y medio.

La mañana del domingo 2 de enero, el ingreso al humedal fue reabierto al público desde el lado de Guayaquil. Ese día, decenas de personas acudieron hasta esta zona turística.

A las 15:00 del lunes 3, al menos quince personas transitaban sobre varios tramos del puente y de la caminera. Algunos alquilaron bicicletas para recorrer este sendero, que tiene una extensión de 1,7 kilómetros.

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No obstante, el paso hacia Durán desde Guayaquil se mantiene restringido. Una caña y varias hojas han sido colocadas en el sitio para impedir el acceso de los visitantes. Este tramo se extiende por 4,6 kilómetros y lleva varios años sin ser utilizado.

El sendero que va de Guayaquil a la isla mantiene varios problemas, como una serie de huecos, una situación que es reiterada desde su inauguración en el 2014. La caminera fue construida con láminas de WPC, una especie de maderas plásticas.

El tramo hacia Durán se mantiene bloqueado. El acceso está restringido a los visitantes. Foto: Andrés García. Foto: El Universo

Un equipo de este Diario recorrió el sendero la tarde del lunes 3. En el sitio evidenciaron al menos 150 huecos en toda la caminera. También se visualizaron barandas de madera en mal estado apiladas a los costados y algunas sin ser reubicadas.

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Desiré Martínez paseaba con su familia pasadas las 15:00. Sus dos pequeños sobrinos se movilizaban en una bicicleta de color verde. Dijo que era la primera vez que ingresaba hacia la isla Santay por el puente.

“Fue una sensación rara caminar por el puente, ver todo el río desde arriba. No me gustaron los huecos que hay (en la caminera)”, comentó la ciudadana, tras una caminata de 20 minutos hacia la isla.

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Durán-Santay, el puente que fue reparado hace dos años, continúa cerrado por un trámite burocrático. La obra sigue en manos del contratista, según Ministerio del Ambiente

Fabián Mendoza había alquilado a 4 dólares una bicicleta en el ingreso hacia este espacio turístico. Ya de regreso hacia la calle El Oro, por el puente basculante, manifestó que las autoridades deberían realizar más actividades turísticas, respetando las medidas de bioseguridad por el coronavirus.

“Leí en redes que ya estaba abierto y hoy (lunes) vine a ver si era cierto. Antes del accidente (barco brasileño contra el puente) venía cada mes a darme una vuelta, a veces con amigos, otras veces solo. Es un sitio interesante, aunque el problema de siempre son los huecos en el sendero. Deberían intervenir para que no se pierda el turismo en este lugar”, expresó Mendoza.

Visitantes a la isla Santay lamentaron el estado de las camineras. En algunos tramos se evidencian huecos. Foto: Andrés García. Foto: El Universo

Elizabeth Domínguez, líder comunitaria de Santay, refirió que durante más de 60 días los isleños vivieron días complicados debido a la casi nula presencia de turistas.

“Las personas que trabajan en turismo, en los quioscos están felices por poder atender al turismo, se ha abierto el restaurante. Incluso el día domingo hubo bastante ingreso de turistas”, explicó Domínguez.

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Hace varios meses, el Ministerio de Defensa puso en manos del presidente de la República, Guillermo Lasso, la decisión de remover el puente basculante, tras análisis de la Armada del Ecuador para solucionar la navegabilidad en el río Guayas.

Comuneros de la isla Santay ven como un retroceso la idea de retirar el puente peatonal, usado para turismo, emergencias de salud y asistir a clases

Domínguez manifestó que, de dar luz verde a esa decisión, la comunidad perdería ingresos por el turismo, rubro que los ha sostenido en los últimos años, además de la pesca.

Carné de vacunación

Esta área recreacional es uno de los sitios en el que piden el carné de vacunación contra el COVID-19 a los visitantes.

La tarde del lunes 3, Miguel Rivera quiso ingresar con tres familiares hacia la isla Santay desde la calle El Oro. En la puerta de entrada, un trabajador del sitio le pidió el carné de vacunación a él y sus allegados.

Rivera era el único que tenía el certificado, mientras que sus tres familiares no lo portaban, por lo que no pudieron ingresar al sitio y decidieron retirarse. (I)