En medio del sonido de aves, restos de vegetación rodean los árboles de uno de los miradores del bosque de cerro Paraíso, con vista hacia el sector de Urdesa y otros del norte guayaquileño. En el suelo de esa área natural, a pocos metros, se evidencia una huella negra y varias botellas vacías de cerveza que quedaron como pistas de una fogata realizada en ese sitio. Ambas escenas son parte del panorama el jueves 25 anterior en esa zona, uno de los pulmones de Guayaquil.

En otro de los extremos del cerro, ingresando hacia el costado oeste de la calle Las Toronjas, los ciudadanos acceden al denominado bosque protector a través de una escalera que conduce hacia la puerta principal, donde se da la bienvenida a los visitantes. En ese tramo es evidente la acumulación de hojas secas, basura y el deterioro de la infraestructura de cemento. También en la subida se observan algunos muros con fisuras.

Aunque unas canchas deportivas, situadas antes del ingreso a senderos, están en buen estado, es palpable el deterioro en áreas aledañas. Varios árboles tienen las ramas y troncos partidos, mientras la basura acompaña algunas bancas manchadas. Desde esa zona, los visitantes parten para iniciar las rutas de sendero.

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Multan con $ 21.250 a empresa por tala de árboles en zona norte de Guayaquil

Ramas y troncos partidos en varias especies del cerro. Foto: El Universo

Allí, varios visitantes y moradores que residen en los barrios aledaños al cerro Paraíso manifiestan que aspiran a una mejor conservación y otras implementaciones en esa área natural, sin impactar en el ecosistema. Indican que allí conviven desde hace varios años con varios problemas que necesitan atención prioritaria ante la masificación del turismo en la zona.

Un equipo de este Diario también evidencia el ingreso de un grupo escolar guiado por una docente, sin embargo, deciden retirarse al poco tiempo; asimismo, una mujer con dos perros sin collarines y una culebra que sobresalía en uno de los callejones abiertos en medio de pajonal.

Al adentrarse en una de las camineras, que no cuentan con señalética, quienes acuden deben guiarse por los caminos de tierra que se abren paso entre árboles hasta que una especie colapsada bloquea la ruta.

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En los recorridos, como se dan en sitios protegidos de otras urbes, no hay letreros con mapas que orienten a los visitantes sobre la distancia a recorrer desde ese punto, ni se advierte sobre consejos a tomar en consideración. Ni en el ingreso hay personal que lo haga o llame a tomar recaudos para evitar perderse en los caminos. Apenas, un cuadro advierte la prohibición de talar árboles, hacer cacería, botar basura, entre otras conductas.

Guayaquil sumará 8.000 árboles en diciembre, y con ello alcanzará 28.000 especies sembradas en los últimos tres años; ambientalistas consideran que esa cifra es ‘insuficiente’

Árbol obstaculizaba el paso en uno de los sendero del bosque, la semana pasada. Foto: El Universo

A eso se suma que en varios puntos van asomando restos de desechos como botellas plásticas, latas de cerveza, entre otros. Incluso, en el recorrido se puede constatar el abandono de preservativos, indumentarias y colillas de cigarrillos. En una de las canchas y otras zonas de camineras se evidenciaron estos artículos.

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Mariana Burgos, moradora que lleva más de treinta años en la zona, comenta que hay problemas prioritarios que deberían tratarse en las inmediaciones del cerro Paraíso, como la llegada de personas que van allí a consumir bebidas alcohólicas y drogas, además de la falta de mantenimiento de las escaleras deterioradas y basura acumulada. Ellos tienen videos que constatan esos problemas que se vienen arrastrando hace varios años.

En ocasiones, usuarios ingresan a la zona boscosa en horario nocturno, pese a que en una zona hay una reja se trepan para ingresar hasta el área superior donde empieza el sendero. Allí se hacen desde reuniones y actos sexuales, denuncian vecinos que tratan de unirse para combatir y denunciar estos hechos con las autoridades competentes.

Los vecinos se han agrupado para poner cámaras en calles y en las cercanías del cerro, a fin de estar atentos a personas sospechosas y poder prevenir malas conductas o el ingreso fuera de horario de visitantes.

Asimismo, en horario nocturno, personal de seguridad privada se mantiene en la parte baja del barrio, donde además de vigilar posibles actos delictivos, les toca estar atentos a esa clase de novedades de quienes buscan ingresar al bosque. Moradores y grupos ambientalistas, así como el Municipio, realizan mingas en ciertas ocasiones. Asimismo, los propios moradores dedican su tiempo al cuidado de algunas áreas.

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Además, Burgos considera vital que el turismo debe ser controlado y tener reglamentos como la prohibición de hacer fogatas o el ingreso con perros. “Hay muchas cosas que se deben priorizar antes de hacer turístico este bosque”, añade.

Restos de fogata quedaron al pie de árbol en uno de los miradores del bosque Cerro Paraíso. Foto: El Universo

Ella recalca que debe ser prioridad el armado y la difusión de un plan de contingencia en casos de incendios forestales, así como que se cuente en la zona con un manual de primeros auxilios y espacios para baños públicos para quienes ingresen al bosque. Si se incentiva el ingreso de turismo, ella dice temer que se presenten emergencias que podrían agravarse por la falta de conocimiento de la población sobre los protocolos.

Según vecinos, la presencia de personal metropolitano como método disuasivo se nota, aunque es esporádica, pero aun así se observa a gente realizando actividades prohibidas como el consumo de drogas. El martes y jueves anteriores no hubo personal uniformado, ni de esa entidad ni policial.

Xavier Salgado, presidente de Medio Ambiente Sustentable Organización Ecológica de Guayaquil, quien además ha participado hace varios años en actividades de concienciación del cuidado de esta área, indica que las autoridades medioambientales deben promover un proyecto integral de atención al bosque con la tecnología para tener sistemas de cámaras de monitoreo, implementación de guardabosques con frecuencia y en horario nocturno, y además que se pueda contar con sistema de riego para la conservación de árboles que se siembran, muchos de los cuales reciben el cuidado de los propios vecinos.

“Son cosas emergentes que se necesitan aquí en el bosque y luego de eso plantear actividades que abastezcan un desarrollo sostenible en la educación ambiental, económico, porque el bosque necesita muchas cosas, como el control de plagas, que son las prioridades”, dice, y agrega que es vital identificar a quienes pueden aportar para obtener esos resultados en seguridad, control de áreas protegidas y el debido cuidado.

A su vez, resalta que es clave integrar más a las comunidades cercanas en los planes, como el laboratorio natural que se prevé impulsar en el bosque y que ganó un concurso en diciembre del 2021. Por esta iniciativa, un grupo de moradores de cerro Paraíso y otros barrios hicieron un plantón en días pasados para rechazar la implementación sin antes tomar medidas recomendadas por los vecinos.

Luis Burgos, quien lleva unos 40 años en la zona y vive en un área cercana al bosque, comenta que con apoyo de la comunidad ha sembrado unos 400 árboles en la zona baja y alta, que acompañan una casa rosada y juegos que atraen a menores y adultos hacia una zona recreativa. En esa intervención se incluyó un área rocosa que sirve de amortiguamiento de deslizamientos. Otras especies también han sido plantadas en jornadas de otras entidades, incluyendo la Municipalidad.

Cordón de amortiguamiento y restricción hacia los senderos se dispone en cerro Paraíso, norte de Guayaquil, como prevención tras deslizamiento

“En esta parte baja hay ardillas, iguanas, árboles frutales que hacen que distintas clases de aves y animales regresen”, destaca el morador, quien se encanta de mostrar la belleza de esa área natural cercana a su hogar y los árboles a los que se da mantenimiento con la vigilancia de la comunidad.

Él como otros esperan que no haya intervenciones que afecten el hábitat de aves, animales terrestres y vegetación y que las mejoras prioricen el cuidado medioambiental.

Área reforestada por comunidad del sector. Esta zona es considerada como espacio de amortiguamiento por deslizamientos de piedras. Foto: El Universo

Ahora, en medio de los problemas climáticos evidenciados a nivel mundial, Mariana considera que, además de contemplarse la extensión del bosque protegido, se deben organizar por parte de las autoridades las fases de las acciones para mejorar el entorno del bosque para el cuidado de áreas verdes y de los visitantes.

Para ese fin, ella cree que se debe promover más el cuidado integrando a las comunidades cercanas al bosque, ya que ellos mismos pueden ser los primeros en actuar en casos de emergencias y cuidado. “Ellos deberían ser sus primeros aliados, lo hacen de manera voluntaria, a eso deben apuntar y escuchar a la comunidad. Nosotros conocemos cada detalle de los senderos y cómo llegar a las partes altas, a nosotros nos llaman todo el tiempo, ‘se perdió tal persona’, tenemos que llamar al 911 y la comunidad tiene que subir”, cuenta.

En días pasados, personal del cabildo porteño invitó a la ciudadanía a conocer este sitio para apreciarlo y conservarlo. El reciente fin de semana, el ente con el apoyo de Bomberos realizó la extracción del espeso pajonal que cubría la línea cortafuego, situada en la zona de amortiguamiento del bosque protector, para prevenir incendios forestales. Esta línea tiene cuatro metros de ancho y 500 metros de largo. (I)