Una fiesta se vivió ayer en el callejón regenerado del sector Santa Teresita, en el suburbio de Guayaquil. Allí, autoridades del Municipio de Guayaquil y de la fundación Siglo XXI entregaron la obra Malecón del Estero Salado, compuesta por una caminera y espacios de recreación. Sin embargo, vecinos explicaron que las necesidades de seguridad, desarrollo comunitario y de recuperación del manglar aún son evidentes.

Esta regeneración urbana con 243 metros de longitud incluyó soterramiento de cables eléctricos y de comunicaciones, mejoramiento de bordillos, aceras, cambio de mobiliario y luminarias, con una inversión aproximada de $ 600.000, explicó Xavier Álvarez, gerente de la fundación Siglo XXI.

Doña Rosa y sus dos hijas viven al pie de la obra. Ellas comentaron que están emocionadas porque podrán hacer deporte y que sus niños podrán salir a jugar con cuidado, pues la delincuencia en ese sector sí mantiene preocupados a sus vecinos.

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Uno de ellos es Alberto, residente de la calle Buena Fe y del suburbio desde hace 30 años. Él contó que está preocupado por la vigilancia que tendrá ese “malecón”, ya que hay muchos jóvenes que se dedican al consumo de drogas y arranches, por lo que temen que por disfrutar de esa nueva área puedan ser víctimas de la delincuencia.

Él explicó que por ese motivo los vecinos “se guardan” temprano, para evitar malos momentos en ese sector, por lo que esperan que como obra complementaria se designen más recorridos de vigilancia policial, porque de momento es escasa.

Ese malecón finaliza en una especie de balcón que da al estero. Ayer, personal de Visolit retiraba basura de entre los ramales. Ellos estaban limpiando toda esa área, ya que en reiteradas ocasiones los propios vecinos botan los desechos al estero.

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Lucía Zambrano, habitante de la calle 48 y la A, comentó que el principal problema es el descuido del ramal del estero. Ella se mostró molesta porque habían botado muebles viejos, madera, entre otros insumos de la casa que no son aptos para que se boten por ese sitio.

“Hay que hacer alguna actividad para explicar por qué no hay que tirar los desechos así. La gente aún no aprende, son cómodos y destruyen el propio manglar”, comentó ella.

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Álvaro Castro, representante de Visolit, explicó que el impacto ambiental es grande en esa zona. “Tengo tres embarcaciones que venimos haciendo un barrido en los ramales del Salado. A las personas se les hace más fácil sacar la basura por la ventana y tirar al estero. Ya llevamos como una tonelada de lo que hemos recogido y mañana volvemos otra vez”, comentó.

Ayer los vecinos se mostraron muy agradecidos por el mejoramiento del barrio. Muchos niños ya se quedaron jugando en exteriores de sus viviendas. Otro de los vecinos, Segundo Ortiz, quien lleva 25 años habitando en el sector, se mostró emocionado por el nuevo ambiente del barrio. Él vive junto con su esposa, hijas y nietos. “Estoy feliz de ver que nuestro callejón ha cambiado totalmente, ahora mis nietos podrán correr y andar en bicicleta”, resaltó Segundo.

Otros datos

El nuevo tramo se ejecutó durante 150 días y brindó empleo a 64 personas para beneficiar a alrededor de 500 habitantes del lugar y a quienes transiten por el sector. Además benefició a 500 habitantes del suburbio.

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Esta nueva obra municipal está ubicada en el primer pasaje 53, desde calle Buena Fe hasta la calle Guachapala y del callejón 53 desde Buena Fe hasta el estero Salado. Allí se cumplió con la reubicación de dos familias a quienes les fueron construidas viviendas en terrenos aledaños, lejos del peligro de habitar una casa de caña en las orillas del estero.