Alma, de 36 años, se colocó el martes pasado, como todos los días, el anillo de compromiso y un pin del Espíritu Santo, herencia de su abuelita Margarita, de 86 años, quien falleció en abril pasado por COVID-19.

La joven fue convocada ese martes para su primera dosis anti-COVID-19, por lo que también usó un amuleto: una pulsera de perlitas que en el centro tenía la foto de su abuelita, muy sonriente, como ella la recuerda con amor.

“Quise tenerla conmigo, que me acompañe este día”, dijo la joven, quien confesó que el dolor de la pérdida de su abuela y de su abuelo por COVID-19 fue más intenso en aquel momento al saber que ellos no tuvieron la opción de proteger su vida con la dosis.

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Esos sentimientos de nostalgia y dolor por familiares, víctimas del COVID-19 que no alcanzaron a inmunizarse, se repiten en muchos ciudadanos que acuden a la vacunación según el cronograma del Plan 9/100 del Ministerio de Salud Pública (MSP). Ellos exhortan a la población a inmunizarse contra el virus ya que es el medio para protegerse.

Según el Vacunómetro, el plan llevaba aplicadas 8′707.304 dosis, entre primer y segundo refuerzo, hasta el martes anterior. Para el 10 de septiembre, en los primeros 100 días de Gobierno, se tiene previsto que ya haya los 9 millones de inmunizados con ambas dosis.

Alma recordó que sus abuelos, Severo, de 90 años, y Margarita, de 86, fueron como sus padres, pues ellos la criaron. Y que se contagiaron con una cepa del COVID-19 muy agresiva que no les dio tiempo ya de nada, pese a que durante toda la pandemia tuvieron los mejores cuidados, con protocolos de bioseguridad, el virus los alcanzó a infectar.

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“Ahora me tocó vacunarme a mí y los recuerdo tanto, me duele pero lo hice por ellos”, comentó Alma, quien se vacunó en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), en Samborondón.

Con la misma nostalgia, ese mismo día, se acercó Gabriela, guayaquileña de 40 años, a vacunarse a la explanada de Mucho Lote 1, en el norte de la ciudad. Ella comentó que perdió a sus dos tíos por COVID-19. Ellos residían en Playas y por más intentos que hicieron para trasladarlos a un hospital en Guayaquil no pudieron lograrlo y fallecieron.

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“Cuando vine a vacunarme pensaba en ellos porque su muerte fue al inicio de la pandemia cuando no había vacunas, las personas estábamos más expuestas a contagiarnos y muchísimos murieron, como mis tíos sin acceder a una vacuna, sin acceder a un hospital porque todo estaba lleno, son momentos que nos marcaron como familia y por eso hemos decidido vacunarnos”, comentó la mujer.

Diversas instituciones privadas junto con el Municipio de Guayaquil promueven campañas para motivar a la inmunización y así estar protegidos durante la reactivación económica que vive la ciudad. Una de las frases que más ha marcado, según los asistentes a los vacunatorios, es ‘Por tus padres, hermanos, hijos que no tuvieron la oportunidad, vacúnate’.

“Ay, yo hubiese querido que mi papito se vacune, y se salve”, fue la expresión en voz baja de Victoria, residente del norte de Guayaquil luego de haberle aplicado la dosis anti-COVID-19, en la explanada de Mucho Lote 1. Ella comentó que su papá tenía 58 años y que falleció en abril pasado.

“Por edad no le correspondía, él sí quería vacunarse, en ese tiempo hubo un repunte de casos y él se contagió en su trabajo como transportista, no resistió el virus”, lamentó la joven.

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Pero ese dolor no solo se refleja al momento de la vacunación como tal. Arturo, un catedrático de 39 años, comentó que esta semana tuvo un bajón en su salud ya que ha sentido más fuerte el dolor por la pérdida de su primo, de 47 años, que falleció el pasado 15 de julio, tres días después de la fecha que le correspondía la vacuna, pero no logró acceder porque ya estaba intubado a causa del COVID-19.

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Arturo expresó que fue un dolor muy grande para la familia porque su primo sí buscó vacunarse, pese a que era hipertenso, no logró acceder a la dosis ya que en los vacunatorios le explicaron que no le tocaba por su edad, sin embargo, debido a su actividad laboral en eventos sociales se contagió del virus y este avanzó rápidamente en su organismo.

“Fue superrápido. Un martes empezó con dolor al cuerpo, dolor de garganta, los médicos le dijeron que era amigdalitis porque él era cantante. La fiebre alta seguía, le hicieron los exámenes COVID-19 y lo internaron en el Hospital Bicentenario, luego de tres días lo intubaron y lo derivaron al hospital Guayaquil porque allá estaría con atención especializada, pero luego de ocho días murió”, lamentó Arturo.

El doctor Alberto Campodónico, de UCI COVID-19 del hospital clínica Kennedy Alborada, comentó que al momento de la vacunación esa protección no solo es para quien recibe la dosis si no para la familia y quienes están cerca por trabajo u otra actividad.

“Protege tu entorno directo e indirecto, por eso es la motivación para vacunarse, además de estas nuevas cepas hay casos que se vuelven muy complicados y van al hospital, es mejor estar protegido y evitar ingresar a la UCI”, advirtió. el especialista. (I)