Luego de varios meses de educación virtual por la pandemia del COVID-19, unos 60.000 alumnos de colegios técnicos y rurales de la zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) se reencontraron ayer en los salones de clases. Algunos usaban uniforme, otros no. Unos llevaban libros, otros no habían comprado el material didáctico.

En los colegios se tomaba la temperatura y se desinfectaban las manos de quienes empezaron a ingresar pasadas las 07:00. María José, de la Unidad Educativa Ficoa de Montalvo, se mostraba alegre al ver a sus compañeros. Llegaba con la expectativa de llenar vacíos que le han quedado en varias materias, sobre todo en las prácticas.

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Unos 140 estudiantes iniciaron clases presenciales en la Unidad Educativa Ficoa de Montalvo. Foto Carlos Barros - El Universo. Foto: El Universo

La alumna se aplicó la segunda dosis contra el COVID-19 el domingo en el Mall El Fortín. Fue con sus hermanos menores que regresarán a clases el próximo mes.

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Nelson Loor, director del Distrito 3 (noroeste de Guayaquil) de Educación, explicó que en este plantel ubicado en la coop. Juan Montalvo regresaron a clases unos 140 estudiantes, el 80 % de ellos ya estarían vacunados.

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En el colegio técnico Febres Cordero, ubicado en la 29 y la J, unos padres estaban temerosos, pese a que sus hijos al menos ya tienen una dosis. Pero estaban conscientes de que necesitaban retornar debido a que siguen carreras técnicas que exigen trabajo en talleres y laboratorios.

Los alumnos del colegio Febres cordero regresaron a clases presenciales este lunes. Foto Carlos Barros - El Universo. Foto: El Universo

Aracely, madre de una joven de 16 años que estudia corte y confección en el colegio Febres Cordero, contó que a su hija debió pagarle un curso extracurricular para que aprenda a cortar y tomar medidas.

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“Una hermana de la iglesia que es costurera también le enseñó durante un tiempo. Las alumnas hoy regresan y van a aprender todo prácticamente desde cero en los talleres”, dijo la madre de familia.

A los alumnos de los planteles que retornaron ayer se les insistía en que no debían retirarse el cubrebocas. En los colegios se ha dispuesto un receso de 10 minutos en el mismo salón de clases. Los estudiantes deben permanecer en su asiento si van a comer algo, explicó una profesora.

Un docente del técnico Febres Cordero explicó que la institución tiene dos jornadas con un total de 800 estudiantes. En la jornada matutina acudieron ayer 200 alumnos, en la tarde de esperaba una cifra similar. El resto de los estudiantes siguen con educación virtual.

En la K y la 25, en la Unidad Educativa Provincia del Azuay, los directivos organizaron dos grupos y la mitad de los alumnos acudieron desde las 07:00 a las 10:00 y la otra mitad de 10: 00 a 13:00.

Mateo y Geovanni, de 15 años, regresaron a clases presenciales este lunes. Son estudiantes del colegio Provincia del Azuay, ubicado en la K y la 25. Fueron con ropa casual porque ya no les quedaba su uniforme. Foto Carlos Barros - El Universo. Foto: El Universo

Según Mateo, de segundo año de bachillerato de Informática, era unos 15 estudiantes por aula. A las 10:00 salió de clases y se fue caminando con dos compañeros que viven por ese sector.

En este arranque del retorno progresivo 135 instituciones de bachillerato técnico de la Zona 8 esperaban recibir a 57.000 estudiantes en sus instalaciones. Además, 28 institutos rurales de los cantones de la misma zona esperaban otros 3.000 estudiantes.

Se calcula que en el retorno progresivo, en la Zona 8, regresarían a clases presenciales unos 300.000 estudiantes hasta la segunda semana de enero. El 6 de diciembre vuelven a las aulas los alumnos del resto de bachilleratos y de octavo, noveno y décimo grado de educación básica. Para la segunda semana de enero regresaría a las aulas el resto: estudiantes de primero a séptimo de educación básica.

Tras un recorrido por varios planteles educativos que retomaron las clases presenciales, Sebastián Salazar, asesor del Ministerio de Educación, reconoció que la infraestructura está “muy golpeada” y se plantean varias estrategias para la intervención de planteles educativos, como un presupuesto adecuado destinado al mantenimiento, reconstrucción y nueva estructura.

Deterioro en el colegio Otto Arosemena causó que no regresen a clases presenciales sus alumnos. Padres piden mejoras urgentes porque se han robado hasta las puertas de los baños. Foto: Carolina Pimentel

Un ejemplo de este deterioro es el Colegio Técnico Otto Arosemena, ubicado en la calle 29, en el suburbio. Los padres de familia mostraron que las instalaciones están deterioradas y piden mejoras urgentes. Además, los recicladores y consumidores se han robado de forma sistemáticas sillas, escritorios, bancas, el tumbado y hasta las puertas de los baños, que ahora permanecen cerrados con candado.

Varios padres llegaron ayer al plantel para entregar tareas pendientes y explicaron que no llevarán a sus hijos a clases hasta que el establecimiento sea renovado, porque incluso temen que los techos puedan colapsar.

Deterioro en el colegio Otto Arosemena causó que no regresen a clases presenciales sus alumnos. Padres piden mejoras urgentes. Foto: Carolina Pimentel

El asesor estimó que se requieren alrededor de $ 650 millones para tener una infraestructura adecuada a nivel nacional. Por ello, se establecen otras acciones como el plan Apadrina una Escuela, que ya ha logrado la intervención de 900 planteles en cinco meses, y además se gestiona el apoyo de municipalidades como las de Guayaquil y Quito. En el Puerto Principal, por ejemplo, se invierten $ 4,5 millones en ese tema. (I)