Hace 28 años, los esposos Mirko Rodic y Érika Arteaga tuvieron sextillizos. Ocurrió el 23 de abril de 1993 en la icónica maternidad Enrique Sotomayor, en Guayaquil. Aquel suceso atrajo la mirada nacional y extranjera por este parto múltiple (séxtuple) que se registraba en Ecuador.
Mirko Rodic, argentino, y Érika Arteaga, manabita, les pusieron a sus hijos los nombres de Haydeé Viviana, a la primogénita; Érika Paola, a la segunda; Mirko Andrés, al tercero; Fernando Sebastián, al cuarto; Fabián Alejandro, al quinto; y Diego Armando, al último en nacer y quien fue la sorpresa porque no apareció en las pruebas médicas que le hicieron a su mamá en ese entonces, donde primero le dijeron que tendría cuatrillizos y al final le indicaron que serían quintillizos.
Mirko Andrés, el tercero, falleció al mes de nacido por un paro respiratorio (tras aparecerle dos conductos en el pulmón derecho que no lo dejaban respirar bien), y Fabián Alejandro, el quinto, murió a los dos años y un mes por una afección respiratoria.
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Los cuatro hermanos restantes sobrevivieron y ahora ya tienen 28 años y unas carreras profesionales por delante, cuenta su padre. Haydeé, la mayor, es mamá de una niña, dio a luz el año pasado, y Érika cursa el sexto mes de embarazo, en la espera también de su primogénita.
La historia de los partos múltiples en Ecuador y en Guayaquil se repitió este miércoles 9 de junio con la llegada al mundo de los quintillizos de Marcy Salazar, una joven de 28 años que alumbró en el hospital de especialidades Alfredo Paulson, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.
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Un equipo médico de unos 40 profesionales atendió a la joven madre y a sus bebés. Se trata del primer caso de nacimientos quíntuples que atiende el hospital Alfredo Paulson, que ha recibido partos dobles y triples.
Mujer de 28 años trajo cinco hijos al mundo; un nuevo caso de parto múltiple en Ecuador
Mirko Rodic, el papá de los sextillizos de 1993, cuenta que a pesar de las dificultades que se les presentaron en su momento, como la muerte de dos de los bebés, lograron vencer los obstáculos y pudieron ver realizados profesionalmente a sus cuatro hijos restantes.
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Dice que fue difícil atenderlos al mismo tiempo, pero que con fe, paciencia, constancia, arduo trabajo y esperanza se puede salir adelante.
Y aunque ahora la situación económica es más complicada por la pandemia del COVID-19 para poder mantener económicamente a cinco niños, como en el caso de los quíntuples de este 9 de junio, Rodic, ya de 67 años, aconseja no desesperarse y tener confianza sobre todo en Dios.
Dice que al igual que ellos, los padres recién estrenados con sus quíntuples bebés lograrán salir adelante.
Recuerda que en los primeros meses lo más difícil era atenderlos a todos al mismo tiempo, porque los cinco (al inicio y tras la muerte de Mirko Andrés) querían comer a la vez o lloraban en ese rato.
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“Al principio había una enfermera (que pagó el entonces Filanbanco), después (pasado el año) ya no había. Ahí la madre llevó el peso mayor, porque era la que manejaba toda esta situación. Uno como padre ayudaba como podía (al llegar de trabajar)…, pero la madre fue la que tuvo el peso más grande en el cuidado de los niños”, destaca Rodic.
En esos primeros meses también contaron con ayuda (tras un convenio por la exclusiva del nacimiento de los sextillizos) de TC (más conocido como canal 10) para leches, pañales, compotas…
“Después (del año de nacidos de los sextillizos) tuvimos una señora que le ayudaba a la mamá (Érika Arteaga) y entre las dos se las arreglaban como podían. Uno llegaba a la casa y a veces era un relajo total: todos gritando a la vez, todos llorando, pero paulatinamente todo se va acomodando y lo que al principio parecía una locura se va haciendo más llevadero y bueno, el hecho de tener, cinco primero (en casa hasta los dos años) y cuatro hijos después, tanto a la madre como al padre les da mucha fuerza para seguir adelante”, asegura el padre de los sextillizos de 1993.
No faltaron los momentos económicos difíciles, sobre todo, al pagar cuatro pensiones y matrículas a la vez para las clases, agrega Rodic.
“Fue complicado…, hubo que aguantárselas como pueda…, pero gracias a Dios salimos adelante. Siempre digo: cuando uno estaba ahorcado, el de arriba (Dios) siempre tiraba un salvavidas y uno se fue acomodando, las tarjetas (de crédito) también (ayudaron), tarjeteando el colegio, la universidad y así llegamos al término”, rememora.
Ahora, los hijos Rodic Arteaga, de 28 años, trabajan en las ramas que estudiaron en la universidad.
“Los chicos estudiaron, fueron buenos alumnos, primaria, secundaria, y gracias a Dios son todos profesionales. Erikita y Fernando son ingenieros comerciales; Haydeé (la que nació primero) es psicóloga clínica, y Diego Armando (el último) es abogado”, dice el feliz padre y ahora abuelo.
Érika Arteaga, la mamá de los sextillizos, ya es abuela; su nieta nació en Guayaquil
Rodic, de 67 años, se ha dedicado al arte, pero por la actual pandemia su sector se ha visto paralizado, sostiene. Por ello cerró la galería que tenía y alquiló el local hasta que se reactive esta rama.
Su hija Haydeé dio a luz el 30 de julio de 2020 a Olivia, la primera nieta de la familia.
La joven, a los 27 años, alumbró también en el hospital Alfredo Paulson, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, el centro materno que nació en el 2016 en reemplazo de la antigua maternidad Enrique Sotomayor, donde llegaron al mundo los sextillizos.
Ahora esperan el nacimiento de la segunda nieta del hogar, la hija de Érika, la segunda de los sextillizos. (I)