Alta expectativa causa en la población la noticia de que el Ministerio de Salud Pública (MSP) aplicará una tercera dosis de la vacuna contra el COVID-19 a personas con inmunodeficiencia. Esto fue anunciado por la ministra Ximena Garzón el pasado martes.

Un día antes, Pfizer y BioNTech anunciaron que entregaron resultados preliminares de sus ensayos clínicos a las autoridades estadounidenses como parte de su esfuerzo para que se apruebe una dosis de refuerzo de la vacuna anti-COVID-19 a todos los mayores de 16 años.

Hasta ahora, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) ha autorizado la tercera dosis de Pfizer y Moderna para las personas con un sistema inmune debilitado, ya que con la dosis de refuerzo se generan “anticuerpos neutralizantes significativamente más altos” contra la cepa original del coronavirus, además de las variantes beta y delta, informó la empresa en un comunicado.

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COVID-19: ‘La tercera dosis aumenta los anticuerpos entre 5 y 10 veces’, dice Pfizer

Estos anuncios son analizados por médicos locales para conocer cómo se podría aplicar este proceso. Ellos detallan que este nuevo refuerzo sí servirá para muchas personas que tengan complicaciones en generar inmunidad debido a su condición médica, como pacientes de cáncer, VIH, insuficiencias renales, cardiacas, pulmonares, lupus, enfermedades autoinmunes, diabetes, entre otras más. Pero sostienen asimismo que la prioridad actual es llegar a la meta de vacunados del Plan 9/100 y alcanzar al menos un 80 % de la población de Ecuador con la inoculación de ambas dosis.

El epidemiólogo Carlos Farhat, coordinador técnico de la dirección de Salud del Municipio de Guayaquil, explicó que la posibilidad de esta aplicación ya la están acogiendo diversos país y que debe seguir siendo estudiada por el MSP para ser aplicada en Ecuador.

“El estudio de Pfizer habla de todos los ciudadanos mayores de 16 años: podrían acceder a la tercera dosis, pero hay que segmentar a la población y ver qué grupos se pueden afectar más, como los grupos vulnerables y los mayores de 50 años que tienen la probabilidad de agravarse más”, indicó el epidemiólogo.

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Solo en los vacunatorios empresariales de Guayaquil, Samborondón y Durán se ha inmunizado a más de un millón de personas

Añadió que esta tercera dosis no significa que quien se vacunó con la de Pfizer ya no tenga anticuerpos. “Pfizer ha demostrado que su vacuna es buena, eficaz, segura, crea anticuerpos, una buena inmunidad; sin embargo, en el paso del tiempo se da cuenta de que esa inmunidad dura un poco menos. Con el refuerzo se tendrá una inmunidad mucho más duradera”, explicó el especialista.

Por su parte, el médico clínico intensivista Jhon Cuenca, del grupo hospitalario Kennedy, comentó que este escenario se da porque en poblaciones como Israel, que ya tenía controlada la pandemia, se volvieron a incrementar los casos debido a las variantes, por lo que han optado por una tercera dosis, así como para pacientes con patologías complejas.

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“Dos dosis no son suficientes para una persona inmunodeprimida. Considero yo que en unos seis meses, cuando ya se tenga una población vacunada con dos dosis, del 70 % u 80 %, podemos sentarnos para hablar de una tercera dosis. Aún no llegamos ni al 40 % de vacunados con ambas dosis como para pensar en este nuevo proceso”, explicó.

Agregó que como país se va muy bien en el proceso de inmunización y que la ciudadanía debe entender que no por estar con una o ambas dosis va a dejar de usar la mascarilla o dejar de lavarse las manos y cuidarse contra el virus. “Estar en lugares ventilados, evitar la aglomeración, cuidarse mucho para no infectarse del virus”, insistió Cuenca.

El pasado martes, la ministra Garzón explicó que luego de quince días de la finalización del plan gubernamental de inmunización 9/100 se tomarán muestras aleatorias de suero en la población para determinar niveles de inmunoglobulinas (anticuerpos) desarrolladas a nivel comunitario, para así decidir si es necesario o no que se coloque otra dosis de refuerzo de la vacuna al resto de la ciudadanía.

Rocío Soria, del colectivo de hipertensión pulmonar, explicó que todas sus compañeras de lucha se han vacunado con ambas dosis y que están a la espera de conocer los avances científicos y de la decisión del Gobierno en un tercer refuerzo. “Yo sí estaría dispuesta a colocarme una nueva vacuna si es necesario para salvar mi vida. A nosotras la vacuna nos ha dado una mínima tranquilidad, de ir a las consultas médicas con menor temor y a sitios sin público a darnos unas vueltitas pero siempre con cuidado, eso debemos mantener”, explicó la paciente.

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Acotó que las personas deben reflexionar sobre la situación ya que la pandemia aún no se ha acabado y es necesario mantener el uso de la mascarilla por la salud personal, de la familia y del resto de ciudadanos. (I)