Andrea recuerda el pronóstico médico que, sin ‘anestesia’, le dieron días atrás en el hospital del IESS Teodoro Maldonado Carbo: “Su mamá morirá, no hay nada más que hacer”.

Afligida, con los ojos enrojecidos y un nudo en la garganta. Sobre un colchón inflable en la vereda de este centro y a pocos metros de otros 40 familiares que esperan alguna novedad de sus parientes internados en la Unidad de Cuidados Intensivos, esta mujer ora para que su madre eluda el presagio y despierte del estado de coma en el que estaba, el 16 de septiembre, por una infección cerebral causada por toxoplasmosis.

Por esta enfermedad, su madre (51) estuvo internada en otro hospital público durante dos meses. A los quince días del alta, y pese a seguir el tratamiento en casa, recayó y la llevó al HTMC. “Estaba débil, pero no la atendieron rápido, no le hicieron una resonancia para saber la afectación del cerebro y pasó tres días en observación hasta que la pasaron a la UCI, se perdió tiempo valioso”, considera esta hija, quien ha comprado las medicinas e insumos que le solicitaron, como suero, gluconato de calcio, clotrimazol, omeprazol, la aguja para la punción lumbar, gasas y sonda de succión.

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La escasez de medicamentos ha sido recurrente en este centro durante los últimos años. No hay antibióticos (cefalexina de 500 mg, ampicilina más sulbactán), antipiréticos (paracetamol en tabletas e intravenoso), fármacos (amlodipino de 5 mg y 10 mg, doxazosina, ácido valproico, epamin, entre otras). Tampoco insumos necesarios para cirugías.

El matrimonio detrás de los contratos de la limpieza en el hospital Teodoro Maldonado Carbo

Me pidieron la aguja para administrar la anestesia, un bisturí, paracetamol intravenoso, omeprazol, enema rectal y oral para que lo puedan operar

Ángela, esposa de afiliado.

Ángela esperaba noticias de su esposo, intervenido por el proctólogo el 15 de septiembre. Por este procedimiento, el afiliado esperó cerca de un año. El especialista reprogramó cuatro veces la cirugía, recuerda Ángela, por falta de insumos, por los resultados de un examen y, la última vez (en agosto), porque los quirófano estaban ocupados.

Hay otros afiliados o sus familiares que peregrinan por una derivación a otro centro. Pese a tener los documentos firmados por el HTMC, una clínica guayaquileña no recibió al padre de Zulay, de 82 años y quien padece de un tumor en la vejiga.

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Hospital del IESS Teodoro Maldonado compró medicamentos e insumos médicos a personas naturales por cerca de $ 8 millones desde el 2020

“En la clínica nos dijeron que no lo podían atenderlo, porque estaban saturados”, comenta la mujer, que esperaba que el urólogo realice nuevamente el trámite -que dura diez días laborales- para que otro centro de la red de salud lo acepte para practicarle ese procedimiento.

Mientras, la atención en consulta externa es regular para los pacientes que ya tienen sus citas de control cada tres meses. “Tenía la cita a las 12 y me atendieron antes, a las 11:30, en terapia del dolor, por problemas en la columna”, comenta Raúl Ramírez, de 69 años, quien recibió los fármacos recetados: keterolaco, un parche y gabapentina.

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A Sara López, de 64 años, no le entregaron la amlodipino de 10 mg que toma a diario por su hipertensión: “Me toca comprar para los siguientes tres meses hasta la nueva cita con el cardiólogo”, comentó. (I)