Luis Chalén ha vivido los últimos 20 años en la ciudadela Atarazana, en una de las manzanas de la avenida Dr. Óscar Posada, cerca del hospital de Solca, en el norte de la urbe.

Allí tiene una casa que arrienda a estudiantes de otras provincias que llegan a vivir a Guayaquil.

Según el hombre, de 64 años, la falta de iluminación en el sitio ha “ahuyentado” a los jóvenes y padres de familia que usualmente buscan departamentos y cuartos para arrendar entre noviembre y enero para el inicio de clases en las universidades.

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“Me han dicho que ya no les gusta la Atarazana porque es oscura, y desde hace un par de meses es más. Todo está negro, y muchos de los chicos que viven por aquí dicen que les da miedo incluso bajarse de los buses o taxis en esa zona. Les han robado. Esto no es solo de ahora. No sé qué pasa, que siempre arreglan y se daña”, dice Chalén.

En la avenida Pedro Menéndez Gilbert, desde la calle R. Gilbert Elizalde hasta el cruce con el puente a desnivel, está a oscuras. Eso se constató en un recorrido que realizó este Diario.

Las casi 20 luminarias ubicadas en ese tramo, pasadas las 19:00, estaban apagadas. Algunas estaban encendidas, pero su luz era tenue.

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Sobre la avenida Pedro Menéndez Gilbert, norte de Guayaquil, las luminarias no encienden pasadas las 19:00. Foto: El Universo

La curva que da hacia la calle Juan Javier Marcos y Aguirre también está a oscuras. Esta calle conecta con el túnel del cerro Santa Ana que lleva hacia el centro de la ciudad.

Verónica Ramos, quien también vive en la Atarazana, defiende que su barrio demanda un mejor alumbrado, como una estrategia para frenar los robos a peatones. “Aquí arreglan un día y se daña al siguiente. Y, para que vuelvan a arreglar, pasan meses”, afirma.

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En esa ciudadela, asegura, la mayor parte del año 2022 estuvieron dañadas las luminarias.

Más hacia el centro, diferentes tramos de la calle 10 de Agosto tienen lámparas de alumbrado público que están apagadas. En la intersección de 10 de Agosto y Machala, las luminarias encienden por minutos y luego se apagan, según señalan comerciantes de la zona.

En los exteriores del Mercado Central, las luminarias no encienden. Foto: El Universo

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En Clemente Ballén y 10 de Agosto, cerca del Mercado Central, los postes de alumbrado tienen sus luces apagadas; de la misma forma en tramos de Víctor Manuel Rendón y a lo largo de Rumichaca.

María Toasig, trabajadora de uno de los locales ubicados frente al mercado, menciona que salir pasadas las 18:30 es un peligro. Las luces de los carros que transitan por la zona son los que alumbran un poco el sector.

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“Hay momentos en los que no pasa ningún carro y solo escuchamos que la gente grita que le roban o algo. Nos toca correr”, cuenta la mujer.

En el norte, la avenida Paseo del Parque, que colinda con el estadio Chucho Benítez, del parque Samanes, y el coliseo polideportivo Abel Jiménez Parra, es otro de los puntos a oscuras. De hecho, el reclamo de los moradores y conductores que transitan por la zona data de hace más de un año.

Según Manuel Madero, quien suele ir a las canchas del parque Samanes al menos dos veces por semana, en las noches es habitual que esa avenida esté a oscuras. La vía conecta con la autopista Narcisa de Jesús y con la Francisco de Orellana.

“Aquí se estacionan carros, la gente se pone a beber y a hacer otras cosas, porque todo está negro y nadie pasa por ahí. Usted solo venga a eso de las 20:00 y va a ver los carros estacionados con luces de pare o algunos sin luces que están ahí”, relata.

Otros sectores que tienen luminarias apagadas o que encienden por momentos es la zona del parque de Samanes 2 y en la vía a Daule, por la terminal terrestre de Pascuales. (I)