Jhoseth Córdova, guardia privado que labora en un comercio de la calle Boyacá y avenida 9 de Octubre, centro de Guayaquil, dice que las voces de alerta son repetitivas entre los peatones en el momento de cruzar de una acera a la otra, debido al intenso tránsito vehicular.

“Le dicen ‘cuidado’, le ponen el brazo y lo van halando”, comenta sobre los casos en que un transeúnte le corta el avance a otro, ante el riesgo de atropellamiento.

La noche del lunes 22, en esa intersección del casco comercial de la ciudad, una mujer murió luego de ser golpeada por un bus articulado del sistema Metrovía. Autoridades investigan las incidencias del suceso.

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Mujer murió atropellada por articulado de la Metrovía en el centro de Guayaquil

Transeúntes, conductores y agentes de tránsito hablan de imprudencia y de apuro, pero sin señalar al caminante o al chofer, puesto que refieren que en Guayaquil es práctica generalizada que los primeros busquen cruzar la calle sin atender a semáforos peatonales, solo atentos a observar un espacio entre un carro y otro; o que los conductores aceleren ante la luz amarilla del semáforo y así evitar detenerse en la roja, incidiendo en el riesgo de accidentes.

“Estaba dando la vuelta en el (centro comercial) San Marino y un tipo como que se me tiró en el carro, le dije ‘mira el semáforo’, pero se quedó ahí, como viendo si me sacaba plata”, comenta el taxista Carlos Minga, oriundo del cantón Catamayo (Loja), pero con cinco décadas de residencia en el Puerto Principal.

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Él estaciona su unidad en las calles Chile y Colón, otro punto del centro donde transeúntes, movidos por el apuro, obvian los semáforos peatonales. Pero el taxista también responsabiliza a quien está al volante en posibles siniestros, por el hábito de acelerar ante la luz amarilla.

En avenida 9 de Octubre y Pedro Carbo, un agente de tránsito identifica tres puntos calientes respecto a la problemática de imprudencia. Además del cruce en mención agrega las intersecciones de 9 de Octubre y Malecón Simón Bolívar, y de José de Antepara y Luis Urdaneta.

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“Ahí hubo dos muertos por atropellamiento, ambos por buses: uno urbano de aquí atropelló a un señor, por noviembre (pasado); otro de Durán a una señora, más antes”, relata el uniformado.

En la calle Boyacá, un día después de la muerte de la transeúnte por el golpe del bus de la Metrovía, hay agentes a lo largo de la arteria, pero eso no evita que, por ejemplo, antes del mediodía un conductor se cruce a la acera opuesta invadiendo el carril exclusivo para el sistema de transporte masivo. Obvia la señalización.

ATM prohíbe giro desde 9 de Octubre hacia Boyacá

A pocos metros del siniestro, un uniformado agiliza el tránsito, para lo cual permite el avance de carros en momentos de luz roja. Eso desconcierta a la “marea” de transeúntes que se ciñen al semáforo peatonal.

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El peatón César Ruiz llama la atención del agente apuntando el dedo el semáforo, solicitando prioridad para el cruce. Luego aborda a un compañero de este, exponiéndole sus dudas.

El servidor de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) luego comenta que hay más personal en la calle Boyacá porque está por acceder a la vía un funcionario que podría ser un ministro o la propia alcaldesa.

Guayaquil: Instituciones apuntan a la reducción de siniestros con campaña de Educación vial

Respecto a la imprudencia ciudadana, menciona que ellos llaman la atención a transeúntes que se apresuran a cruzar la calle sin atender el semáforo peatonal, pero también reconoce que opta a veces por quedarse callado porque le ”han salido malcriados”. (I)