En dos manzanas de Los Esteros, la 4A y 5A, habitan unas 50 familias que se han encerrado, por decisión propia, ante el incremento de la inseguridad en el barrio que los vio nacer. Este perímetro de viviendas colinda con uno de los parques más grandes de la ciudadela y al que ahora consideran un foco de peligro.

El lugar, según relata Carlos Mogro, quien vive en Los Esteros desde 1979, era un espacio de esparcimiento, con césped y juegos en buen estado hasta hace unos cinco años. Asimismo, era un sitio iluminado y seguro para estar con la familia y para llevar a caminar a las mascotas. Sin embargo, esto cambió desde el 2020.

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Ahora el parque es un sitio casi abandonado. Las puertas de ingreso están carcomidas por el óxido; el letrero de recomendaciones y horarios está quebrado y con las letras borradas. La glorieta es ahora vivienda para indigentes, quienes se bañan dentro del mismo parque. Y, de casi ocho luminarias, solo tres funcionan.

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Los juegos infantiles tienen columpios rotos y una resbaladera que, al igual que la puerta de ingreso, está en mal estado. “La gente que vive cerca viene igual al parque, porque es un sitio para poder caminar o ejercitarse. ¿A dónde más vamos a ir?”, dice Mogro, quien diariamente camina por la pista que está dentro del parque junto con su perro.

En dos de las esquinas del parque, en donde están unas plantas de al menos 50 centímetros de alto, las personas sin hogar dejan escondidas fundas en las que guardan sábanas y botellas. En otra de las esquinas, en cambio, se ha roto una fuente de agua y se ha colocado una manguera. Allí, los indigentes, con champú y jabón, se bañan a cualquier hora del día. El chorro de agua, además, queda abierto todo el día.

El chorro de agua es usado por los indigentes para bañarse dentro del parque. Foto: El Universo

Walter Guamancela refiere que, en las tardes, cuando va a un grupo de niños y niñas a entrenar a la cancha que está dentro del parque, los instructores tienen que distraerlos para que no vean a los indigentes bañarse desnudos.

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“Si se les dice algo, se enojan. Es como si se hubiesen tomado el parque. Uno, si quiere venir a ejercitarse, tiene que caminar con el temor de que lo miren mal o le hagan algo”, afirma el vecino.

Según Guamancela, se han cerrado al menos seis llaves que estaban en diferentes puntos del parque. Sin embargo, cuenta, los indigentes llegan y rompen para nuevamente tomar el agua para bañarse; algunos, en su defecto, rellenan botellas, porque son los limpiadores de los semáforos.

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Otro morador afirma que existen zonas del parque en las que el olor a orina y a heces es insoportable. De hecho, por más que se han realizado mingas para tratar de limpiar y rehabilitar el parque, el olor no se va.

Los residentes de Los Esteros dicen que han emitido solicitudes al Municipio para que se atienda el parque y se haga la limpieza del espacio público a través de Justicia y Vigilancia. La poda, afirman, la realizan en mingas los propios moradores pasando dos semanas.

Los juegos infantiles están averiados y la mayor parte del césped está seco. Foto: El Universo

En el parque no hay basureros, ya que las mismas personas que pernoctan allí se han llevado las estructuras, así como tapas de alcantarillas en los alrededores.

Inseguridad y falta de iluminación en peatonales

Pablo Cruz recorre todos los días la peatonal que divide las manzanas 4A y 5A. Él, con temor, ingresa con su vehículo y luego pone llave al portón que han colocado entre vecinos para evitar que personas ajenas al barrio ingresen a las viviendas.

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Hace unos tres o cuatro años, cuenta, ese era un espacio en el que se podía transitar con tranquilidad. De hecho, caminar por ese sector acorta el tiempo para llegar a la principal de Los Esteros y a la iglesia San Juan Bautista.

“Ahora se evita cruzar por allí, porque hay hacheros e indigentes que están en grupos de hasta seis personas; algunos están escondidos, durmiendo o drogándose en medio de los árboles”, dice el morador.

En el sector también demandan que se refuerce la iluminación, considerando que por esa zona muchos padres de familia y estudiantes transitan en el día para dirigirse hacia las principales para tomar el bus o dejar a sus hijos en los transportes escolares.

Una residente de este mismo barrio, en el sur de la cuidad, también se queja de lo seca que está el área verde. “Antes todo era verde o, al menos, no se veía seco; eso daba el aspecto de un barrio lindo y seguro”, puntualizó. (I)