Puerto Principal o Ciudad Puerto son algunos de los apelativos que se ha ganado Guayaquil. Y es así, en esencia: una ciudad portuaria cuyo desarrollo viene desde la Colonia.

Guayaquil es uno de los puertos marítimos y fluviales más dinámicos prácticamente desde su asentamiento final en el cerro Santa Ana, a orillas del río Guayas.

La primera aduana se levantó en 1696 a la altura de la actual calle Illingworth. Muelles y embarcaderos se construyeron en la calle de la Orilla (malecón) para movilizar los productos de la región.

Publicidad

Pero con el tiempo la sedimentación complicó el arribo de mercadería y pasajeros por el río Guayas, por lo que debían previamente hacer trasbordo en la isla Puná antes de llegar a los muelles del malecón.

Muelle en el antiguo malecón del río Guayas. Foto: Archivo

Debido a los inconvenientes se buscó otra zona de la ciudad para construir un nuevo puerto. Fue en el año 1950 cuando se estableció como lugar ideal el sur de la ciudad como ubicación para el nuevo terminal marítimo, obra que finalmente se inauguró el 31 de enero de 1963.

“La actividad portuaria de Guayaquil data de la época colonial —en su etapa de centro, primero, de astilleros; luego, como un centro de comercio—, al ver que las aguas permitían con pocas horas de navegación estar mar afuera”, indica Sergio Murillo, presidente de la Asociación de Terminales Portuarios Privados del Ecuador (Asotep).

Publicidad

Agrega que la actividad portuaria es intrínseca a Guayaquil. “Imaginarnos un Guayaquil sin puerto es muy difícil o imposible, porque del puerto dependen el comercio que se genera en la ciudad, toda la actividad industrial y comercial”, comenta Murillo.

“La condición de ciudad puerto definitivamente le dio una connotación especial a Guayaquil y ha sido la base para su desarrollo económico, industrial y cultural. La ciudad y el puerto se desarrollaron a la par, generando progreso en distintas áreas, para Guayaquil y la región”, considera Fernando Donoso Paz y Miño, presidente de la Cámara Marítima del Ecuador (Camae).

Publicidad

Actualidad portuaria guayaquileña

Han pasado más de 59 años desde la inauguración del nuevo terminal marítimo, y en la actualidad existen varias terminales portuarias tanto públicas como privadas, y no solo en el sur de la ciudad, por los esteros Cobina, Santa Ana, del Muerto y Mongón, sino también en la parroquia rural Posorja.

Ubicación de terminales portuarias en Guayaquil y en su parroquia rural Posorja.

Murillo destaca que los puertos guayaquileños ofrecen muchas ventajas, entre estas el hecho de que la ciudad es el polo comercial e industrial del país y es el puerto que está más cerca de los principales centros de producción exportables del Ecuador, así como también por la profundidad actual del canal de acceso, de 12,5 metros, o por la ubicación abrigada, que le permite trabajar las 24 horas de los 365 días del año.

Sobre las ventajas, el presidente de la Camae indica que desde hace varios años se han generado grandes inversiones en la infraestructura portuaria de la ciudad, “lo que garantiza una operación bajo estándares internacionales, a la par de los principales puertos de la región”.

“El comercio y desarrollo industrial de la ciudad han influido en los volúmenes manejados; esto generó inversión privada y desarrollo importante en la infraestructura portuaria, lo que les permitió captar los diversos servicios que operan en la costa”, comenta Donoso.

Publicidad

Uno de los puertos con más movimiento

El puerto de Guayaquil en su conjunto, con las terminales públicas y privadas, se encuentra en el top ten de los puertos latinoamericanos en el ranking de 2021 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Sobre el movimiento del tipo de cargas de los puertos, Murillo recuerda que son puertos multipropósito, es decir, mueven contendores así como granos y más.

En el pasado, un Gobierno de turno intentó especializar los puertos del país. De esta manera se quiso privar a las terminales guayaquileñas de su carga para dejarlas como puertos de cabotaje y turísticos.

Sin embargo, el presidente de la Asotep recuerda que eso no era factible por una sencilla razón: “Hay una norma en la industria portuaria y es que los puertos siguen a la carga, no la carga a los puertos”.

Sobre esto, Murillo explica que —a manera de ejemplo extremo— así en Galápagos se ponga una terminal portuaria con la más alta tecnología, ¿qué se va a exportar desde esa provincia, una de las menos pobladas del país y que vive mayormente del turismo?.

Lo que algún régimen en su momento pretendía, que era la especialización de los puertos, iba contra toda norma logística”, señala el presidente de la Asotep, al tiempo de indicar que también sería ilógico que, por ejemplo, un productor bananero de Los Ríos tuviera que llevar su producto para sacarlo por Puerto Bolívar (El Oro), si tiene Guayaquil como su puerto más cercano.

Dragado y proyección

Los puertos guayaquileños del sur de la ciudad tenían una limitante, que no era la distancia que tenían que recorrer los buques por el canal de acceso situación que también tienen otros importantes puertos del mundo, como Hamburgo—, sino su profundidad.

La situación se solventó en 2019, tras una larga disputa entre el Municipio y el Gobierno central, con el dragado y profundización del canal, desde los 9,6 metros a los 12,5 y 13 metros durante pleamar.

La profundidad libró a Guayaquil de quedar relegada de los terminales portuarios más grandes de la región. No obstante, ahora se busca un mayor dragado para el canal de acceso.

El dragado a los 12,5 metros “no es que nos puso a la vanguardia en la región o que nos está preparando para el futuro; eso nos puso en menos atraso de lo que ya llevábamos”, considera Murillo. “Desde que nacimos con los 12 metros, veíamos en muy corto plazo que esa profundidad para Guayaquil iba a quedar corta. Y es por eso que estamos impulsando una mayor profundización”, agrega.

Actualmente, a los puertos locales llegan barcos de más de 150.000 toneladas y casi 370 metros. Uno de estos fue el APL Esplanade, un buque superpospanamax con una eslora de 368 metros y manga de 52 metros, que arribó a la Terminal Portuaria de Guayaquil (TPG) en enero de 2020.

El presidente de la Asotep explica que, con la nueva profundización que se busca, el canal de acceso pasaría a catorce o quince metros de calado o profundidad, lo que “permitirá buques que superen ese tonelaje y lleguen a una eslora de 400 metros, que son los barcos más grandes del mundo”.

Fernando Donoso, de la Camae, considera que hay varios aspectos que marcarán la tendencia en la industria portuaria mundial y de la región en los próximo años. Por ello, la necesidad de infraestructura adecuada que permita garantizar la operación de los servicios que operarán en esta costa y así asegurar un crecimiento a la par del comercio exterior regional, y además captar volúmenes de trasbordo, fomentando así una mayor dinámica para el sistema portuario nacional.

Agrega que para lograr esto en los próximos años se deben superar ciertos retos.

El calado sigue siendo un tema a considerar para mantener la vigencia del puerto de Guayaquil en la región. La regulaciones emitidas por las autoridades deben promover y facilitar la operación y logística portuaria”, indica el presidente de la Camae.

Así también, considera que la conectividad marítima y terrestre es importante para evitar congestión en las vías y los accesos a los puertos. Agrega que proyectos como el del “quinto puente”, entre el sur de Guayaquil y Durán, deben concretarse en vista de su importancia en la planificación de la ciudad y el puerto.

Donoso considera que la seguridad en las zonas portuarias y accesos al puerto de Guayaquil es otro tema que se debe monitorear. “En conjunto, las acciones que se tomen en estas áreas ayudarán al desarrollo portuario de Guayaquil en los próximos 25 o 50 años”, sentencia. (I)