La expansión territorial de Guayaquil tiene en los asentamientos informales o invasiones una característica cíclica. Así lo demuestra la historia de la ciudad en sectores como el suburbio, Guasmo, Fertisa, Malvinas, isla Trinitaria, en el sur; y Vergeles, Francisco Jácome, Gallegos Lara, Bastión Popular, Lomas de la Florida, entre muchos otros, en el norte y noroeste.

Desde la década del 90, los asentamientos se extendieron a partir de la vía Perimetral, desde las faldas de Cerro Blanco (por la Escuela Superior Politécnica del Litoral) hasta más allá de la Penitenciaría, por el norte, y unos 30 kilómetros adentro, hacia el oeste.

Horizontes del Guerrero, Guerreros del Fortín, El Fortín, Fortín de la Flor, Paraíso de la Flor, Valle de la Flor, Tiwintza, Balerio Estacio, Sergio Toral y Monte Sinaí son muchos de estos asentamientos que surgieron en las últimas décadas. En los últimos 30 años, los alcaldes del Partido Social Cristiano (PSC), que han gobernado de manera ininterrumpida, han visto esta expansión del Guayaquil al noroeste.

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La era de esta tienda política empezó con León Febres-Cordero, quien se posesionó el 10 de agosto de 1992 y administró el Puerto Principal por dos periodos, hasta el 2000. Su sucesor fue Jaime Nebot, quien tomó las riendas de la ciudad ese año y cumplió cuatro periodos, hasta el 2019, año en que llegó al sillón de Olmedo Cynthia Viteri, quien en 2023 culminará su gestión y aspira a ser reelecta en los próximos comicios.

La mayoría de calles son pedregosas y polvorientas. El Municipio realiza relleno con material reciclado en varias arterias. Foto: El Universo

Al igual que ocurrió en muchos sectores, en el noroeste algunos asentamientos surgieron en propiedades privadas cuyos dueños denunciaron en su momento que esta especie de promotores de cooperativas de vivienda popular imponían precios considerados bajos, con la condición de que si no accedían a la propuesta los terrenos serían invadidos de todas formas.

Arquitectos urbanistas sostienen que algunos de estos dirigentes que se dedicaron a la comercialización de tierras no legalizadas se beneficiaron de la gran demanda de predios para asentarse, originada, entre otros factores, por una migración desde sectores rurales, incluso de otras provincias, hacia Guayaquil.

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De hecho, en los diversos sectores es común encontrar habitantes tanto de la Costa como de la Sierra ecuatoriana, estos últimos conservan las diversas formas de su cultura como la vestimenta, gastronomía. Muchos de los migrantes han levantado grandes comercios y viven de esa actividad en la actualidad.

En casos como el de Balerio Estacio, uno de los promotores de estas cooperativas de vivienda popular, su activismo le sirvió para saltar al escenario político y ocupar cargos como consejero provincial de Guayas y diputado nacional auspiciado por el PSC. Desempeñó otras funciones con otra agrupación política y hoy él está dedicado a su labor de pastor evangélico.

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Al noroeste de la ciudad lo abarcan, en parte, las parroquias Tarqui y Pascuales, jurisdicciones que al 2010 tuvieron una población de 1′050.826 y 74.932 personas, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Conformado por 39 cooperativas, Monte Sinaí es uno de los asentamientos consolidados más poblados y parte de ese Guayaquil que tiene una demanda de servicios. En el 2014, la Secretaría de Gestión de Riesgos estimó que allí habitaban 300.000 personas, así consta en un documento sobre consejos ciudadanos y gobernabilidad colgado en la web.

La obra e infraestructura pública llega de a poco a este sector de calles pedregosas y polvorientas, que tiene una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) en la Casuarina y una caseta en la avenida Monte Sinaí, por las piscinas.

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Postes de alumbrado, conexiones domiciliarias y medidores se observan ya en cooperativas como Los Juanes, Tres Hermanos, Triángulo de Sinaí, Voluntad de Dios, entre otras, en las que el Municipio rellena actualmente algunas calles con material reciclado.

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En otras, como la Camila o Canelar Olguita, aún hay conexiones informales apuntaladas con cañas endebles, al igual que muchas covachas de madera levantadas allí.

Habitantes como Carlos Guamo, a quien el cabildo porteño le legalizó su predio hace algo más de tres meses en la coop. Voluntad de Dios, esperan la pronta dotación del servicio de agua potable, pues en Monte Sinaí el abastecimiento es a través de tanqueros que cobran $ 0,75 por cada reservorio grande.

La misma aspiración comparte Paola López, moradora de la coop. Tres Hermanos, donde hay luminarias públicas dañadas desde hace un año y medio, situación que coadyuva a la inseguridad en el sitio.

Según información del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), el polígono de Monte Sinaí tiene un total de 21.060 predios en 781,83 hectáreas. Para la legalización de esa extensión, 13.690 son de competencia de dicha cartera de Estado, en 516,47 hectáreas, y 7.370 terrenos le competen al cabildo en 265,36 hectáreas.

Estos datos se basan en la Ley 88, que incluye la información del Instituto Geográfico Militar (IGM), con corte al 28 de marzo de 2017.

El arquitecto Luis Saltos sostiene que Guayaquil tiene el reto de implementar una política pública enfocada en frenar la expansión urbana que implica, en ciertos casos, ocupación y depredación de áreas naturales.

El experto urbanista considera que el crecimiento de la ciudad refleja una fragmentación urbana y social. Un ejemplo, dice, es que mientras en el noroeste se consolidaron asentamientos humanos irregulares hacia el oeste, concretamente en vía a la costa, sí hubo un desarrollo inmobiliario al punto que en esa zona se prevé construir el nuevo aeropuerto de la urbe.

Saltos menciona que la única alternativa de expansión urbana actualmente es el oeste, por lo que ya es necesario pensar en definir el área metropolitana que incluiría a Durán, Samborondón y Daule, sus vecinos.

“En Guayaquil lo que ha fallado es que no se ha trabajado en la decisión política de definir el área metropolitana. Creo que ese es uno de los mayores problemas que dejan estos 30 años. Ya Guayaquil con los tres municipios colindantes se ha hecho una gran conurbación y ya es una realidad territorial. Más que hablar de un estado federal debemos concentrarnos en debatir cómo se va a conformar el área metropolitana de Guayaquil”, expresa el urbanista.

Ya Guayaquil con los tres municipios colindantes se he hecho una gran conurbación y ya es una realidad territorial. Más que hablar de un estado federal debemos concentrarnos en debatir cómo se va a conformar el área metropolitana de Guayaquil

Luis Saltos, urbanista

Brick Reyes, docente de la facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Guayaquil, considera que el crecimiento horizontal de la ciudad es el que ha afectado los recursos naturales como el estero Salado y áreas de manglares.

“El proceso de crecimiento, de la expansión de Guayaquil ha sido un poco irregular y un tanto arbitraria”, refiere, y añade que este es el resultado de la falta de infraestructura básica que en este momento se evidencia en el noroeste.

El catedrático estima que a la ciudad le hace falta un plan de ordenamiento urbano. No obstante, la actual administración de la ciudad ha trabajado en preparar un plan de transformación urbanística denominado ‘Máster Plan’, cuya vigencia sería para los próximos 50 años.

Reyes afirma que esta planificación debe tener, entre otras cosas, directrices para enfrentar problemáticas como el cambio climático, más aún cuando el Puerto Principal está entre las cuatro ciudades que tendrá mayor incidencia en la elevación del nivel del mar.

“El comportamiento de población a nivel mundial es indefinido, pero sí podemos nosotros controlar o podemos nosotros inducir el crecimiento de una ciudad. Entonces, hacia dónde debe crecer la ciudad de Guayaquil, hacia dónde debe expandirse, es producto de un estudio serio y profundo que da como resultado un plan de desarrollo urbano territorial”, remarca.

El Municipio destaca el trabajo que la alcaldesa Cynthia Viteri ha realizado en el sector de Monte Sinaí durante su gestión. A través de un boletín de prensa en el que se detalla que la inversión en diversas obras es mayor a los $ 149 millones.

El complejo de Monte Sinaí fue entregado durante el 2022 por la alcaldesa Cynthia Viteri. La obra tuvo una inversión de $ 666.937,10. Foto: Cortesía Municipio Guayaquil

Se indica que el cabildo intervino en el proceso de legalización de cooperativas en las que viven 5.247 familias, de las cuales la dirección de Terrenos gestionó la titularización de 3.428 posesionarios de terrenos; el resto está en proceso de legalización. También suscribió un convenio de cooperación interinstitucional con el Miduvi que permitió entregar 1.013 títulos de propiedad.

El cabildo da cuenta de una inversión de $ 2′814.918,72 de la dirección de Obras Públicas para reparar más de 83 kilómetros de vías con diferentes técnicas. Entre los sectores beneficiados están las cooperativas Trinidad de Dios, Caminos Reales y 31 de Octubre y demás. Además, se informa, se desembolsaron $ 4′200.000 para la construcción del camposanto Monte Sinahí, que tiene una extensión de 80.000 metros cuadrados.

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Se construyó el complejo deportivo de la cooperativa Realidad de Dios, que tiene un área de 5.850 metros cuadrados, cuyo costo fue de $ 666.937,10, donde se dan clases gratuitas de fútbol, boxeo y básquetbol a más de 650 niños. Adicionalmente ejecuta el programa habitacional Jardines del Sinahí con un presupuesto de $ 19′000.000, que se levanta en 40 hectáreas.

Otro programa en marcha es Valle Esperanza, que comprende dos hectáreas con una inversión municipal de $ 1,5 millones; la empresa privada invertirá $ 1′4 millones. A la inversión en infraestructura se suman los proyectos sociales como la iniciativa Educando en el camino, que beneficia a 14.000 niños. (I)