Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuese de este mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Jn 18, 36).

Como broche al año litúrgico está la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, mejor conocida como la fiesta de Cristo Rey, instaurada por el papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925 como respuesta a la secularización, ateísmo y comunismo. Y es además una de las celebraciones más importantes del calendario litúrgico católico.

Esta fiesta se celebraba en octubre, justo antes de la de Todos los Santos. Sin embargo, la fecha se cambió para darle un nuevo sentido: el cierre de año y el reconocimiento de Cristo como el alfa y el omega, el principio y el fin, además de la promesa de su reino en los cielos.

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En Ecuador la celebración del Cristo Rey empezó, según data la historia, en 1926 cuando un grupo de mujeres católicas invitó a sus vecinos a decorar sus aposentos, tradición que perdura hasta la actualidad; los fieles decoran sus balcones y ventanas con luces, velas, la bandera nacional y cuadros con la imagen de Jesucristo coronado con un cetro en una mano derecha y en la izquierda el planeta. Aunque en algunos cuadros aparece solo con el cetro y en otros se destaca como figura central el corazón de Jesucristo, del cual salen rayos intensos.

Esta es la forma en la que la Iglesia católica reconoce públicamente que el soberano es Cristo y no otros dioses. Además, en Guayaquil, una parroquia lleva su nombre.

En los portales de las casas de muchas familias católicas se podrán observar imágenes de Jesucristo, ya sea en pinturas o en yeso, para conmemorar la Fiesta de Cristo Rey.

Nos encontramos en el sexto día de la novena de Cristo Rey; el primero fue el 12 de este mes. Durante los nueve días de oración intencionada, que la parroquia bautizada con el mismo nombre, ubicada en la calle Colombia y la 39, celebra diariamente a partir de las 19:30, los feligreses agradecen a Cristo sus bondades y el sacerdote invitado ora por cada petición intencional; desde bendecir a abuelos y nietos hasta el sacramento del matrimonio.

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Este miércoles 17 de noviembre el tema abordado será La vida, don de Dios, bajo la dirección del Padre Alfredo García, quien bendecirá a las embarazadas y parejas que quieren concebir.

Con respecto a las actividades que recoge esta celebración, además de los ornamentos en los hogares, están las procesiones; sin embargo, este año, según indica el padre Francisco Sojos, sacerdote de la Arquidiócesis de Guayaquil, no hay procesiones planificadas.

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“Aunque no habrá las tradicionales caminatas, todas las parroquias realizan actividades siguiendo las normas establecidas en los protocolos de bioseguridad. Las parroquias que realizan algún acto en las calles lo hacen en coordinación con las autoridades respectivas, asegurando mantener siempre los protocolos vigentes”, explica. Por ejemplo, la parroquia Nuestra Señora de Fátima sí hará una procesión, pero las calles aledañas el domingo 21 de noviembre a las 18:00.

Además invita a los creyentes a celebrar el final del año litúrgico manteniendo la fe bajo una realidad muy sencilla: el único y verdadero soberano es Cristo.

“Él es el único propietario, nosotros somos solo administradores de los bienes temporales. Por tanto, la fiesta de Cristo Rey nos recuerda que tendremos que presentar a él, a nuestro rey, los frutos de nuestra vida. En medio de tanta duda y desesperanza, de tanto dolor y sufrimiento, nos recuerda, además, que él es quien tiene la última palabra. Que aquellos que se dedican a la injusticia en este mundo no prevalecerán. Y aquellos que tienen sed de justicia, porque no la han recibido en este mundo, serán bienaventurados porque serán saciados de la justicia y la misericordia de Dios, que vale mucho más que cualquier cosa de este mundo”, finaliza. (I)


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