La mañana del viernes 14 de mayo transcurre con el ritmo vertiginoso de siempre en la zona comercial de la Entrada de la 8, en el noroeste de Guayaquil. En el carril de servicio se registra una suerte de competencia constante entre los buses que coinciden en la ruta. ¿El objetivo? Recoger la mayor cantidad de pasajeros posible en el paradero que está cerca de la primera entrada a Socio Vivienda.

Pasadas las 09:00, un bus de la línea 54 se adelanta de un grupo de micros, cuyo sonido de los motores y el humo del escape se perciben a unos 200 metros. En esa carrera parecería que los carros particulares se convirtieran en obstáculos de los buses, como en un videojuego. Una camioneta está en el paso de esa buseta, pero el chofer de la Cooperativa de Transporte Río Amazonas la evade por el lado izquierdo con un movimiento brusco que inclina la carrocería del vehículo pesado.

“Accidentes es lo que más hay por aquí. Pasan volando”, dice doña Laura, la dueña de un negocio ubicado en la coop. Lomas de la Florida. El testimonio de la comerciante, quien prefiere que no se cite su nombre completo, solo reafirma la realidad vial que viven los habitantes de este sector populoso.

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EL UNIVERSO analizó una base de datos de las infracciones viales registradas por la entonces Autoridad de Tránsito Municipal, actual Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM), que se emitieron a buses que operan en Guayaquil, entre enero del 2019 y marzo del 2021.

De las 12.301 contravenciones, 10.685 corresponden a exceso de velocidad, es decir, casi el 90%; seguidas por las infracciones de desobedecer las señales de tránsito, detenerse en lugares no permitidos, bloquear intersecciones, entre otras causas que se sancionaron con multas impuestas al dueño del vehículo a través de la placa del micro.

La ATM también tiene un registro específico de las citaciones emitidas a los conductores de las diferentes modalidades de transportación. Cuando los agentes de tránsito interactúan físicamente con el conductor, la multa se impone al infractor y no se toma de referencia la placa, aclara la institución a cargo del tránsito en Guayaquil, en un documento remitido en abril pasado a este Diario. Por ejemplo, de enero a marzo pasados se emitió un total de 47.915 multas (registros al conductor y al vehículo de las diferentes modalidades de transportación), el 28% de las citaciones se giraron al conductor.

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Cooperativas con más infracciones

Según los registros de la ATM, once cooperativas de transporte público de pasajeros registran el 50% de las 12.301 infracciones de tránsito que se fijaron a las placas de colectivos y transportes masivos (Metrovía), en el periodo de análisis (enero 2019-marzo 2021).

En primer lugar está la Cooperativa de Transportes Pascuales (CTP), que rueda en la ciudad con las rutas 67, 68, 69 y 71. De las 1.164 contravenciones, el 92% se debe a exceso de velocidad, el 3% a desobedecer señales de tránsito, el 1% a detenerse en lugares no permitidos y el 1% a circular con las puertas abiertas, por ejemplo.

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“Nosotros tenemos el dispositivo de alarma, también, que marca y avisa cuando se pasa de velocidad. Sin embargo, habrá momentos en que el chofer está que cobra, está preocupado por tantas cosas que se pasa un poco de la velocidad, también puede ser la competencia entre una y otra ruta”, justifica Marco Ramírez, presidente de la Cooperativa de Transportes Pascuales, sobre las cifras de contravenciones. También argumenta que la cantidad de multas podría ser el resultado de la extensa flota con la que cuentan.

“Por ejemplo, hay cooperativas que tienen 20 carros, nosotros tenemos 110 buses. Entonces para señalar toca hacer un análisis más profundo”, sostiene.

Este Diario solicitó una entrevista a la ATM para conocer los controles que ejecuta a la transportación pública en calles y avenidas, pero no hubo respuesta. No obstante, en una entrevista ofrecida para el artículo ‘Relojes humanos’ siguen marcando el tiempo de la ruta de buses, en Guayaquil, el entonces gerente de esa entidad, Vicente Taiano, dijo que supervisan a unos 3.000 buses con una plataforma digital que monitorea la velocidad y las paradas que hacen. Añadió que hay un contingente de 380 personas a cargo del cumplimiento de las normas de tránsito de esas unidades.

Hace un mes, este Diario publicó un reportaje para mostrar cómo siguen operando los 'relojes humanos' en Guayaquil, quienes registran el tiempo que demora un bus en sus frecuencias.

La presencia de los agentes, sin embargo, no garantiza que choferes respeten la ley. Son las 09:58 del viernes 14 de mayo y un agente que se protege del sol junto a un negocio en la vía a Daule, antes del desvío que conecta con la avenida Juan Tanca Marengo, no se da cuenta de que enfrente suyo frena un bus de la línea 112 para dejar a un pasajero, justo antes de la curva, donde no hay un paradero formal.

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Esta unidad pertenece a la Cooperativa de Transporte Río Amazonas, empresa que registra 679 infracciones viales, entre enero de 2019 y marzo pasado: se repite el patrón, el 89% de esas multas corresponden a exceso de velocidad.

“Van como locos, por eso prefiero tomar otra línea”, dice Ruth, una universitaria que ha tomado esta ruta para ir de la ciudadela Martha de Roldós a la Universidad de Guayaquil.

Este Diario solicitó una entrevista con un representante de esta cooperativa, pero no se confirmó el diálogo.

En el listado de mayores infracciones de tránsito también consta la Cooperativa de Transporte Atahualpa, de las líneas 14 y 21, con 678 multas; seguida por la Cooperativa de Transporte Urbano de Pasajeros Juan Pablo II, que tiene las líneas 75 y 121, con 593.

“El plan de educación vial se les da siempre, pero por la pandemia se ha paralizado. No les estamos dando a los conductores. (Pero se entiende que al ser profesionales deben tener consciencia) eso sí. Usted como que está clasificando. Tanto carro particular, taxistas, buseteros y todo mundo es un caos en la ciudad. Está terrible. Es todo mundo”, dice un vocero de esta última cooperativa.

En el quinto lugar con más contravenciones está la Cooperativa de Transporte José Joaquín de Olmedo, que opera las líneas 63 y 64, con 551 registros, 503 de ellos por exceso de velocidad.

“Tenemos conocimiento (de lo sucedido). Lastimosamente desde el 2019, 2020 y 2021 han ingresado muchísimos nuevos conductores debido a la pandemia, muchos de los conductores que teníamos ya se han retirado, casi la mayoría. Quizás por eso es que tengamos un mayor número de infracciones. Muy aparte de eso tenemos un recorrido más extenso”, dice Christian Carrión, jefe de rutas en esa cooperativa.

“Puede ser que no lleguen bien capacitados, lo que pasa es que ellos estaban acostumbrados en otras líneas y acá el recorrido es más extenso, demora dos horas y media. (...) Nosotros tenemos capacitaciones, pero en el 2020 y 2021 se nos ha hecho imposible por el tema de la pandemia”.

El exceso de velocidad está tipificado como una contravención de tránsito de cuarta clase y se lo sanciona, según el artículo 389 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), “con multa equivalente al treinta por ciento de un salario básico unificado del trabajador en general y reducción de seis puntos en la licencia de conducir”.

El irrespeto a las señales de tránsito es otra de las infracciones comunes, según los registros, como pasarse el semáforo en rojo. Eso sucede con frecuencia en Víctor Emilio Estrada y Jiguas, Urdesa central. Son las 12:53 del 14 de mayo y dos motos, un taxi y un bus de la línea 10 se pasan la luz roja. Dos peatones que esperaban cruzar por la calle Jiguas siguen con la mirada la carrocería del bus que demoró su caminata y reanudan su paso de forma acelerada.

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La data analizada también detalla los sectores y zonas donde se registraron con mayor recurrencia las infracciones: vía Perimetral, Entrada de la 8, Nueva Prosperina, vía a la costa (tramo de competencia de ATM), avenidas Barcelona, Portete, Francisco de Orellana, Benjamín Rosales, Juan Tanca Marengo, Machala, Quito, 25 de Julio, autopista Narcisa de Jesús, por ejemplo.

Usuarios de la transportación pública esperan que la ATM aplique mayor control en la calidad del servicio y en el monitoreo del cumplimiento de las normas de tránsito, ya que consideran que lo que se cobra de pasaje no se compensa con la atención recibida y los problemas viales. (I)