Efraín es un adulto mayor que ha optado por colocar planchas de espumafón en las paredes interiores de su cuarto, cerrar las ventanas de su hogar y mantener el televisor prendido para contrarrestar el ruido que proviene de centros nocturnos que funcionan cerca de su casa, en la Alborada.

Es la situación con la que conviven vecinos de esa ciudadela del norte de Guayaquil por negocios que operan en los bajos de edificios departamentales, situados en la etapa 11, al pie de la avenida Rodolfo Baquerizo Nazur.

Sus actividades se dan desde que va terminando la tarde. Pasadas las 17:00 de un miércoles de este mes, las pruebas de sonido de varios parlantes de estos locales se escuchaban hasta un parque ubicado a más de una cuadra de distancia.

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“Es una resignación”, repetía el vecino Efraín al referirse a los problemas de convivencia que tienen con esos negocios que operan detrás de casa como discotecas, bares y restobares.

Sus quejas, al igual que las de otros vecinos, han sido recurrentes con las autoridades, sin embargo, les preocupan posibles represalias, ya que cada vez que han llamado a la Policía para que se pueda controlar el problema en las madrugadas reciben amenazas.

El principal malestar se basa en los ruidos que se generan de varios negocios situados en la zona, que perjudican su descanso con tranquilidad.

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Enrique, morador que figura como representante barrial, aseveró con documentos que a base de reglamentos internos, ordenanzas y legislación de propiedad horizontal, estos negocios estarían irrumpiendo el buen vivir de la ciudadanía por los ruidos que -según él- superarían los 95 decibeles hasta en horas de la madrugada.

Además, él mostró su contrariedad por los permisos que puedan tener estos negocios al estar frente a centros médicos.

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A su vez, Efraín dijo que han enviado dos cartas sobre esta problemática a las autoridades municipales, sin obtener mayores avances. En el 2021, en la actual administración se tuvo una respuesta sobre una revisión para una posible reubicación de discotecas.

“Estamos resignados, no tenemos qué hacer, no vamos a pelear constantemente con ellos. Ahorita estamos de brazos cruzados, el Municipio, Intendencia no han hecho nada... al lado de mi casa tienen los mismos problemas, son personas de edad que han batallado veinte años aquí, ya no tienen las condiciones para batallar...”, mencionó el vecino, quien incluso ha tenido enfrentamientos por reclamar para evitar la continuidad de los sonidos altos.

Él y demás vecinos de la 11.ª etapa piden control para el exceso de volumen, que regularmente se concentra de martes a domingo desde las 20:00 hasta las 03:00 del día siguiente. Solo el lunes tienen una pausa, comentaron.

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“Son jubilados que no es posible que no puedan vivir en paz, compraron esto hace más de 24 años”, mencionó Fabián, otro vecino del sector, quien también evitó identificarse por el temor a represalias.

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En las noches, los vecinos también denunciaron que suelen proliferar los vendedores informales y hasta trabajadoras sexuales se toman aceras e incluso los espacios de parqueos dispuestos para residentes, ubicados al pie de los edificios donde funcionan los negocios nocturnos. Por ello, evitan circular a pie con menores de edad o sus parejas.

Les preocupa la inseguridad, puesto que han visto consumidores de drogas y supuestos antisociales por el sector.

Sobre estas inquietudes, en estos días, los vecinos planeaban mantener una reunión con autoridades policiales y municipales en el sector para exponer la problemática.

Sector autorizado

Xavier Narváez, director municipal de Justicia y Vigilancia, sostuvo que esa zona sí está habilitada para la operación de negocios nocturnos, como bares, restobares y discotecas, al igual que la avenida Agustín Freire, donde también se asientan establecimientos similares.

Un espacio de estacionamiento es tomado para uso de locales comerciales. Según vecinos, el área está destinada a propietarios de departamentos. Foto: El Universo

Aunque el área puede ser autorizada, los negocios deben implementar medidas de mitigación para evitar molestias en su entorno, aclaró el funcionario.

“Están en zona autorizada, lo importante en eso es que el uso de suelo les estaría permitiendo estar ahí, pero de ahí tienen que sacar la tasa de habilitación y para sacar la tasa tienen que cumplir con informes de la Dirección de Medio Ambiente por el tema de decibeles de ruidos y todo ese tipo de cosas”, recalcó.

Por ello, el funcionario dijo que los vecinos deben poner quejas al Municipio para que se pueda dar el trámite correspondiente a las denuncias y sostuvo que han existido intentos de reubicar discotecas en zonas fuera del casco urbano para evitar quejas, sin embargo, no ha resultado la idea por temas de rentabilidad.

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La situación en otras zonas

En otras zonas de la urbe también se han presentado novedades que inquietan a la ciudadanía. En la zona del parque Chile, donde confluyen 36 manzanas, en el cuadrante de las calles Huancavilca, Gómez Rendón, Chimborazo y Villavicencio, se ve el mismo panorama con cercanía de discotecas y bares a las viviendas, sin embargo, según el funcionario, no hay quejas por ruidos y se generan plazas de trabajo pese a problemas de inseguridad.

Allí, específicamente en las calles Brasil y Noguchi, varios vecinos expresaron su temor por recientes hechos delictivos, que han tenido también la muerte de dos personas en este año. Por ello, pidieron que se intensifique la presencia de agentes policiales para prevenir actos de violencia.

Hace pocas semanas, en un reconocido bar de la calle Rumichaca, también se dio un crimen en el interior del negocio. Ante ello, una representante de un local cercano manifestó que existe inquietud de que se repliquen estos escenarios de violencia, ya que a largo plazo pueden afectar a la imagen de la zona y, por ende, a la concurrencia de personas.

La Dirección de Justicia y Vigilancia en conjunto con Intendencia de Policía realizan operativos cada semana para detectar sitios clandestinos o que generan problemas, como falta de permisos, ruidos y presencia de menores. Cada semana se dan de tres a cuatro clausuras por estos temas. (I)