La desnutrición crónica infantil es uno de los mayores problemas de salud pública de Ecuador y del mundo, y debe atenderse desde los distintos factores que la causan, entre ellos el acceso al agua potable, saneamiento, higiene y educación. Esa fue una de las reflexiones que promovieron docentes investigadores durante un conversatorio sobre seguridad alimentaria organizado por la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol).

La actividad académica se desarrolló la mañana de este martes, 30 de agosto, en el campus Gustavo Galindo Velasco, en la Prosperina.

Con programas de salud, protección social y prevención del embarazo, el Gobierno busca bajar en 6 % la desnutrición crónica infantil al 2025; no hay cifras actualizadas

María Gabriela Cucalón, profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias de la Vida, señaló que la lactancia materna es un proceso que no tiene continuidad luego de los primeros seis meses de edad; que hay poco conocimiento de alimentación complementaria, consumo frecuente de ultraprocesados, escasa información sobre alimentación saludable y presencia de parásitos relacionados con la falta de acceso a agua segura.

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Ese es un breve diagnóstico con base en estudios realizados por el centro superior en distintas comunidades quichuas del país y en sectores periféricos, como Monte Sinaí, en el noroeste de Guayaquil, donde se activaron intervenciones con menores de cinco años en los que se detectó que hay un 40 % que tiene al menos una señal de desnutrición.

“Nosotros estamos tratando de trabajar no solo con los que ya tienen desnutrición marcada, sino con los que ya nos están mostrando un signo para intervenir oportunamente. También estamos haciendo un trabajo colaborativo con el grupo de expertos de IBFAN (International Baby Food Action Network), con quienes participamos activamente dando capacitaciones a profesionales en salud, a personas del sistema de salud del país, tanto enfermeras como auxiliares, médicos. Es un trabajo que a todos nos compete”, expresó Cucalón.

Agregó que en Monte Sinaí asisten a 200 niños con un programa de desayunos saludables.

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A esto se suman los proyectos de vinculación con la sociedad que por ley deben ejecutar los estudiantes durante su formación académica.

Después de Guatemala, Ecuador es el segundo país de América Latina y el Caribe con mayor índice de desnutrición crónica, ya que el 27 % de niños menores de dos años la padece. En un rango mayor de edad, uno de cada cuatro menores de cinco años sufre de aquello, y en el sector rural cuatro de cada diez (casi la mitad de la población de esa zona) tienen desnutrición crónica. La provincia de Guayas tiene una prevalencia de 17,7 %.

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La problemática representa un 4,3 % del producto interno bruto (PIB) de Ecuador en costos de salud, educación, cuidados y pérdida de productividad.

En el 2021, en el marco de la pandemia del COVID-19, se estimó que un 41 % de la población mundial sufrió algún grado de inseguridad alimentaria, que iba de moderado a grave, sostuvo la docente.

¿Qué acciones requiere el país? Cucalón mencionó que es vital la colaboración de todos (Gobierno, academia, empresa privada, comunidad), investigación en el área, lactancia materna exclusiva, acceso a agua potable y saneamiento, crear entornos seguros y propicios para la nutrición, armonizar los sistemas de salud, promover sistemas alimentarios sostenibles y resilientes y proporcionar protección social y educación para la población.

Destacó que actualmente el Estado ha destinado recursos para el envío de profesionales de salud a las áreas que requieren atención diaria. “Por la parte de estudiantes, nosotros tenemos internos que están rotando en áreas urbanas de Guayaquil, donde están dando esta educación que es importante, donde está asegurándose una valoración e intervención oportuna. Todo lo que podamos hacer es bueno”, enfatizó la académica.

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Con programas de salud, protección social y prevención del embarazo, el Gobierno nacional apunta a bajar en 6 % la desnutrición crónica infantil hasta el 2025.

De su parte, Juan Manuel Cevallos, investigador y director del Centro de Investigaciones de Biotecnología de Ecuador (CIBE-Espol), habló de la inocuidad alimentaria en Ecuador, los principales peligros y cómo controlarlos para evitar enfermedades.

Explicó que las enfermedades transmitidas por los alimentos (ETA) causan más de 500 millones de casos, de los cuales 500.000 terminan en muertes a nivel mundial, anualmente.

“Esta es una estimación hecha por los países desarrollados, que son los que verdaderamente invierten en investigación respecto a la inocuidad alimentaria. Las cifras en los países como el nuestro, como Ecuador, en realidad no se las conoce a ciencia cierta. Hay algunas estimaciones, pero no son muy exactas”, comentó.

Las enfermedades transmitidas por los alimentos (ETA) resultan de la ingesta de productos contaminados con microorganismos o sustancias químicas en cualquier punto de la cadena alimentaria.

Desnutrición crónica infantil, otro de los problemas que afecta a Ecuador y que va en aumento por la pandemia

Fabiola Cornejo, profesora e investigadora de la Facultad de Ingeniería en Mecánica y Ciencias de la Producción, expuso cómo en la carrera de Ingeniería en Alimentos las investigaciones se han enfocado en establecer métodos de industrialización de alimentos ecuatorianos para aprovecharlos integralmente, reduciendo desperdicios y costos de producción.

Dijo que los procesos han sido orientados para que el pequeño agricultor pueda ofrecer valor agregado a sus productos.

Un ejemplo de aquello es el uso integral del banano de rechazo para obtener panes libres de gluten y almidón modificado, que pueden ser utilizados en industrias alimentarias y farmacéuticas, indicó. (I)