Paulina, Luis Antonio, Ángel y Rommy tienen algo en común: están en etapa de remisión luego de luchar contra el cáncer más frecuente del tipo hematológico: el linfoma.

Ellos, en este Día Mundial del Linfoma, buscan hacer eco de su experiencia, dura, pero llena de esperanza para superar lo que consideran la peor etapa de sus vidas.

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Y es que enterarse de un diagnóstico de cáncer es algo que derrumba y desespera, reconocen ellos. Sin embargo, el amor de sus familiares y amigos, cumplir sus tratamientos de inmediato y al pie de la letra los llevó a que hoy estén dando el testimonio de fe.

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El doctor Carlos Plaza Meneses, médico hematólogo de Solca Guayaquil, explicó que el linfoma es un cáncer de los linfocitos, células blancas de la sangre que se encargan de defendernos.

Acotó que de este tipo de cáncer existen unos 70 subtipos, como el linfoma de Hodgkin, no hodgkiniano y foliculares, que son tratables en etapa temprana. En cambio, unos son muy agresivos y difíciles de tratar, como los de células T, anaplásicos, plasmablásticos, inmunoblásticos, entre otros más que no responden a los tratamientos.

Plaza recalca que todo dependerá también del estado del paciente y de la fase en que se detecta. “Si una persona ya está muy afectada por el propio proceso del cáncer, o si tiene alguna enfermedad de base, va a ser más difícil trata. Por eso, es mejor detectarlo a tiempo”, sugirió.

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Pero ¿cómo nos podemos dar cuenta de si es una enfermedad cuando en muchos casos es silenciosa al inicio? El especialista de Solca explicó que hay que sospechar de ganglios inflamados, es decir, algunas bolitas o nódulos en las axilas, cuello u otras partes del cuerpo.

“El estadio de detección es importante. Si una persona siente que tiene un ganglio inflamado, que puede ser que no duela, pero que es duro, debe hacerse un chequeo preventivo. Y quien sea diagnosticado con linfoma debe saber que es una enfermedad tratable”, dijo.

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Plaza detalló que este tipo de cáncer es el más común del grupo de hematológicos: cuatro de cada diez pacientes tienen linfoma. Solo en Solca Guayaquil hay entre 300 y 500 pacientes activos con el diagnóstico de linfoma.

Paulina luchó dos años con un cáncer linfoma tipo 4. Contó que siempre se aferró a las ganas de vivir y cumplir sus metas.

Paulina León, de 26 años, fue una de las pacientes que tuvieron este diagnóstico hasta el 2020. Ahora está libre de cáncer y en etapa de remisión, es decir, en el curso de cinco años para mantenerse sin cáncer para ser dada de alta oficialmente.

En el 2018 le detectaron linfoma de Hodgkin en etapa 4. Ella acudió al médico por continuas fiebres intensas, decaimiento, vómitos, pérdida de apetito y ganglios inflamados en el cuello. Luego del chequeo médico y una radiografía le detectaron que, además de la zona del cuello, también tenía glangios inflamados en la zona del pulmón.

Ella hizo su primer año de tratamiento en el hospital Luis Vernaza. Su cuerpo rechazaba la medicina, pese a ser dosis de alta calidad que superaban los $ 3.500 y no estaban en el cuadro básico del MSP. No se recuperaba. Luego de tocar un sinnúmero de puertas, gestionar recursos para su tratamiento, su médico le sugirió una última opción.

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“Le dijeron de la efectividad del medicamento de inmunoterapia nivolumab vedotin. Lo conseguí por una fundación. Fue comprado en Estambul. Costó $ 2.440 cada dosis de 240 mg. La fundación me ayudó hasta la tercera dosis. Luego con bingos, rifas, ventas de productos junto con mi familia y amigos compramos dos dosis más”, recordó León.

Tras eso, realizaron plantones pidiendo ayuda y lograron poner una acción de protección en la Defensoría contra el MSP para que comprara la medicina, y ganaron el juicio. Así pudo completar el tratamiento. A la séptima dosis, mediante un examen nuclear lograron descubrir que había vencido el cáncer.

Acotó que pudo acceder a un trasplante de médula ósea, que se lo hicieron el 5 de marzo del 2020 en Solca, en plena pandemia. Luego completó con trece dosis administradas de este tratamiento.

En esa misma etapa 4 y con diagnóstico complejo estuvo Luis Antonio Ruiz, periodista y presentador de televisión, que tuvo linfoma no hodgkiniano, que estaba tumorizado en algunas partes de su cuerpo a finales del 2018.

Luis Antonio Ruiz fue recibido por algunos colegas periodistas y seguidores en el aeropuerto de Guayaquil cuando llegó de su tratamiento en diciembre del 2019 desde España.

“Yo iba a iniciar el tratamiento aquí, pero tuve la bendición de recibir la ayuda de una fundación en España; allí me administraron los mejores medicamentos, que no están en el cuadro básico de Ecuador. Acá hay excelentes especialistas; sin embargo, no se cuenta con la medicina idónea para ciertos tipos de cáncer, como el mío, que fue un cáncer hematológico demasiado avanzado″, recordó.

Reconoció que los primeros meses de su tratamiento en España fueron los más duros: ver cómo se le caía el cabello sin necesidad de tocárselo; la carga química en su cuerpo fue lo más difícil de soportar, junto al peso emocional del proceso. Sin embargo, fue resiliente, se aferró a Dios, al amor de su familia y amigos, y regresó luego de un año a Ecuador libre de cáncer.

Ahora él continúa su vida en etapa de remisión. Sigue su labor como periodista de televisión y radio, además de la ayuda social que brinda en fundaciones.

En el caso de Ángel Muñoz, de 44 años, comentó que le detectaron cáncer en el 2019, del tipo no Hodgkin-Burkitt, en etapa 4B (con síntomas). Tenía un nódulo en el cuello, pero luego tuvo molestias, como inflamación en su cuerpo a causa de la diseminación de los nódulos en todo su cuerpo. Estuvo en tratamiento entre marzo y octubre de ese año.

Ángel Muñoz pidió a todos los pacientes que están en la lucha contra el cáncer, que no se rindan, que se mantengan positivos y que busquen toda la ayuda posible, toquen muchas puertas. Foto: Cortesía.

Él comentó que se hizo atender en Solca, pero con la medicación de más alta calidad para ese tipo de cáncer por medio de los contactos de su hermana. En los exámenes posteriores le confirmaron que los tumores habían desaparecido en un 80 %. Luego de completar su tratamiento, los exámenes le confirmaron que ya no tenía cáncer.

“Estuve muy deprimido en el proceso, pero logré superar esto. Nunca me vi en la posibilidad de morir; solo pensé en el futuro, en mi calidad de vida. Tengan mucha fe. No hay que dejarse morir por el diagnóstico”, manifestó.

La doctora Rommy Rivera detectó a tiempo un nódulo y le confirmaron que era linfoma. Tuvo seis meses de quimioterapia (foto) y logró curarse. Está en periodo remisión; hace sus labores médicas con normalidad. Foto: Cortesía.

La doctora Rommy Rivera, de 27 años, comentó que sintió un ganglio inflamado en la axila, que pensó que era un nacido, pero con la biopsia confirmaron que era un linfoma de subtipo nodular en abril del año pasado.

“El doctor me dijo que era de los tumores más tratables y que se había detectado en fase 1. Empecé las quimioterapias, una cada dos semanas; seis meses de quimioterapias. Y, luego de los exámenes, salí libre de cáncer″, comentó ella.

Ahora sigue en remisión, con un control estricto de su salud y chequeos continuos para evitar alguna recaída por este u algún otro mal. (I)