El río Daule fue escenario ayer de la procesión del Señor de los Milagros, también conocido como Cristo Negro, en ese cantón de la provincia del Guayas.

Siete sacerdotes, movilizándose en balsas, proclamaban rezos junto con la comunidad, que con algarabía celebraban a la imagen de Cristo navegando en estas embarcaciones.

Unas 30 canoas se movilizaban en el río con diez personas cada una, acatando el aforo permitido por el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) cantonal para evitar la propagación del COVID-19. Las embarcaciones custodiaban a la balsa principal donde estaba la imagen del Cristo Negro.

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“¡Que viva el Señor de los Milagros!”, exclamaban los sacerdotes junto con los feligreses que participaron en este recorrido fluvial con la imagen religiosa. Los sacerdotes eran párrocos de diferentes localidades, quienes se unieron para dirigir la misa.

La procesión surcó el río y los sacerdotes bendecían los altares de 16 comunidades de las orillas donde viven personas que son devotas al Cristo Negro. Los feligreses interpretaban alabanzas y sostenían globos que luego soltaban en el aire. También se lanzaron petardos.

Los participantes de este evento cantaban y seguían a la imagen religiosa. Con diversos colores, otros ciudadanos iluminaban la loma a la altura del río. Los aplausos y saludos daban armonía al evento fluvial.

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Las personas en balsas cantaban y oraban fervientemente mientras miraban a la imagen religiosa con esperanza y amor. “Confesar nuestra fe al Señor de los Milagros”, decían fervientemente los sacerdotes.

Moradores y visitantes dijeron “sentir paz” al celebrar a Cristo. Indicaron que por él se mantenían unidas estas comunidades.

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“Esta celebración es lo más lindo porque siento la bendición de Dios”, dijo Laurentino Sevillano, habitante de Daule y quien también se movilizaba en una balsa.

Además, personas venían desde Guayaquil para celebrar al Cristo Negro. “Cada año vengo a Daule a celebrarlo. Dios ha cuidado de mí y vivo agradecido por él”, comentó Ángel Soledispa, quien acudió desde la urbe porteña.

Incluso extranjeros participaron en el evento. Por ejemplo, Janeth Franco indicó que este acto era la mejor manera de celebrar al hijo de Dios. “Ellos nos demuestran una manera de adorar a Dios”, sostuvo.

A las 11:50, bajo un sol extenuante, el evento fluvial finalizó en el malecón de la parroquia Ñaupe, donde se celebró la misa en honor al Señor de los Milagros.

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Las personas desembarcaron de las barcas para ir a la eucaristía. En el espacio donde se desarrolló la misa había sillas, carpas y la gente se sentaba para escuchar el discurso del arzobispo Omar Matheus, quien abrió la celebración religiosa cantando alabanzas e invitó a toda la comunidad a arrepentirse de sus pecados.

Asimismo, expresó sus felicitaciones a las 16 comunidades por su adoración al Señor de los Milagros. “Mi alegría y admiración a cada comunidad por su fe y devoción al Cristo”, exclamó.

“¡Aleluya!, ¡aleluya!, ¡aleluya!”, cantaban jubilosamente los devotos.

Cinco sacerdotes dieron paso a la comunión. Ellos entregaban las hostias a hombres, mujeres y niños que aceptaban a Jesús en su corazón y honraban el evento.

“Me siento feliz por hacer mi primera comunión porque el hijo de Dios me protege en cada paso que doy a mi corta edad”, manifestó Luis Sarmiento, morador de Daule.

En el malecón también vendieron comidas típicas para los visitantes. Usuarios degustaban de platillos como seco de pato, seco de gallina criolla, tortilla de camarón, entre otros.

La devoción por el Señor de los Milagros data de 1650, según la reseña escrita en una pared del santuario. La imagen fue hallada en la ribera del río Daule por el hacendado Isidro de Vienza y Mora, entonces ciego, pero que recobró el sentido de la vista al encomendarse a la representación de Jesucristo.

Daule tiene a su patrono de tez morena, al que sus devotos agradecen milagros, pero también la fertilidad de su tierra; y por su río Daule, que garantiza agua para sus cultivos, en los que se destaca el arroz. (I)