El parque bautizado como El Mundo de los Niños, que ganó un premio municipal por la regeneración hecha por la comunidad de la cooperativa Santiaguito Roldós, en el sur, ahora no se puede ni visitar: la insalubridad y riesgos se evidencian de día y de noche.

El parque está ubicado cerca de la Unidad Educativa Aurelio Espinoza, en donde se dictan clases en jornada matutina y vespertina, por lo que los niños presencian el consumo de droga que existe en ese lugar, que se ha vuelto centro de acopio de reciclaje de los consumidores.

La voz del vecino: el ruido no deja vivir a la gente del centro de Guayaquil

Los vecinos denuncian que al menos ocho consumidores de droga pasan de forma permanente; otros salen a reciclar y llegan al sitio, donde vierten los desechos para hacer la clasificación. Esto genera mal olor, desaseo en el sector y mal ejemplo para los niños.

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“En este parque los pobres niños ya no pueden jugar ni recrearse, porque es un basurero y está lleno de hacheros. Ahí duermen, hacen casas, covachas. Uno por más que les saca, les daña, ellos no hacen caso; pueden tomar represalias”, explicó una de las moradoras, quien prefirió mantener su nombre en reserva.

Cuando recién se inauguró la regeneración del parque El Mundo de los Niños, en Santiaguito Roldós. Foto: Cortesía.

Acotó que pasan con sacos y piden dinero. “¡Qué peligroso! Es difícil salir a comprar. Los niños que salían a columpiarse ya no pueden salir ni a ver. Los padres de familia tienen que ir a dejar a los niños viendo ese escenario de basura y de inseguridad”, lamentó la mujer.

Asimismo, otra comerciante del sitio manifestó que en las noches hay robos de celulares y bolsos a los transeúntes, pues el sitio está tomado por recicladores, consumidores y antisociales en moto y hasta en mototaxi.

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Moradores dijeron que el parque fue intervenido con mingas, pero poco a poco los consumidores se tomaron esa zona. Foto: Carlos Barros/El Universo.

Acotó que no hay un operativo policial ni municipal para controlar la llegada de consumidores a esa zona.

“Hemos pedido mayor patrullaje, vigilancia, pero no se ve. Está abandonado el sector. Usted puede pasar a cualquier hora del día y ver a los consumidores. Los niños tienen ese mal ejemplo aquí. Esta es una zona fea de Guayaquil. Ya no queremos vivir así”, dijo.

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Esa zona colinda con el CAMI de Fertisa, donde decenas de madres con sus niños también llegan en busca de atención y de programas sociales.

Usuarias de ese centro comentaron que es molestoso caminar en ese sector y evadir los cúmulos de basura y también a los hacheros con sus sacos. Además, allí las mascotas de la zona hacen sus necesidades sin vigilancia de los dueños, por lo que se ensucia mucho más la zona del parque. (I)