Cerrado y con adecuaciones visiblemente pendientes permanece el edificio del conservatorio Antonio Neumane, ubicado en las calles Hurtado y José Mascote. En noviembre del 2017 los estudiantes salieron del inmueble, que entró en un proceso de repotenciación a cargo del Gobierno de esa época, y fueron reubicados en otras instituciones con la ilusión de volver pronto (diez meses duraría la obra) a una infraestructura renovada, algo que no ocurre hasta la fecha.

“El arte peligra” se lee en unas planchas de zinc que cubren la parte baja de la estructura gris.

Rodney Landázuri, estudiante de canto lírico que cursa el último año de formación, contó que desde la intervención del edificio empezó un peregrinar por instalaciones de algunos establecimientos educativos hasta que llegaron al Vicente Rocafuerte, donde actualmente reciben clases teóricas e instrumentales.

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¡Gobierno, repare ya el Conservatorio Neumane!

“Eso es un caos total, no hay nada, nada del tema acústico. Una guitarra está sonando en un lado, un violín en el otro. El tema también de los pianos, los pianos acústicos los tenían primero en un lugar, después los pasaron a las bodegas del Vicente, si no mal recuerdo, y desalojaron luego, pero ahora los volvieron a mover. Como usted sabrá son pianos que necesitan un extremo cuidado (...), son pérdidas fuertes que hemos tenido”, expresó él.

Con cierta jocosidad, pero al mismo tiempo con desazón, el alumno de 29 años comparó el ambiente de la formación actual del conservatorio con un episodio de la serie animada del Chavo del 8, en el que los personajes jugaban a la orquesta y cada uno tocaba un instrumento produciendo un ruido descoordinado, poco amigable. Ese es el resultado de la falta de aislamiento acústico y demás aspectos técnicos de infraestructura que debe tener un establecimiento del nivel del Antonio Neumane, expuso.

“El Vicente Rocafuerte no está hecho para ser un conservatorio, ya partimos desde ahí. Cuando un lugar físicamente no está adaptado para desempeñar cierta actividad es imposible”, remarcó Landázuri, quien mencionó que también ocupan espacios de la escuela República de Costa Rica, contigua al emblemático colegio, donde desarrollan actividades no prácticas.

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Adelina Prado, secretaria del comité de padres de familia del conservatorio, recordó que la necesidad de la repotenciación del inmueble surgió en el 2014 a raíz de un conato de incendio que hubo allí. Se realizaron inspecciones del Cuerpo de Bomberos y del Ministerio de Educación y se concluyó en aquel entonces que el edificio requería de adecuaciones, comentó la mujer.

Uno de los espacios en el Vicente Rocafuerte en los que actualmente reciben clases los estudiantes del Antonio Neumane. Foto: Cortesía comité de padres de familia. Foto: El Universo

Desde el 2019 ella y el resto de representantes de los estudiantes han escuchado varias propuestas que lamentablemente para ellos no se han concretado en favor del arte musical.

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Y eso le provoca nostalgia, pues sus tres hijos han pasado por el conservatorio: el mayor se formó como oboísta, aunque no terminó el pénsum; otro se graduó de trompetista; y actualmente, su hija está por culminar la formación de pianista.

Prado toca el violín, se graduó en el Antonio Neumane, de donde han salido artistas como Juan Carlos Urrutia, Beatriz Parra, Fernando Gil, Beatriz Gil, Carlos Prado, Ecuador Pillajo, Iván Fabre, Jorge Layana y muchos otros músicos, entre esos algunos son de la plana de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil.

“Estamos completamente abandonados. Es un desinterés a la cultura, a lo que es la cultura del arte musical más que todo, porque lamentablemente es el único conservatorio de la provincia del Guayas. Es el único conservatorio que hay. Es la única institución donde usted va a recibir clases de música de manera gratuita”, lamentó.

La integrante del comité de padres de familia comentó que la alternativa más reciente fue tratada hace dos semanas con funcionarios de la cartera de Educación y Cultura. Dijo que se trataba de reubicar provisionalmente a los alumnos en el edificio del MAAC, situado en el Malecón Simón Bolívar, pero esa opción no ha prosperado.

A través de las redes sociales quienes están ligados al arte y ciudadanía en general promueven una campaña con la que se pretende que el Gobierno actual termine la rehabilitación del edificio ubicado en Hurtado y José Mascote. Ese anhelo también se ha difundido en los medios de comunicación.

“El arma más poderosa para vencer a los enemigos más grandes de nuestras futuras generaciones, tales como el vandalismo, la drogadicción, la falta de oportunidades, es mantener a nuestros jóvenes inmersos en actividades que cultiven la ciencia, el deporte y sin duda alguna el arte”, opinó Cecilio Jalil Morante en un artículo publicado en la sección Cartas al Director de este Diario, el 17 de julio del año en curso, bajo el título “¡Gobierno, repare ya el conservatorio Neumane!”.

Esa es la aspiración de los casi 700 estudiantes que actualmente tiene dicha institución que se aproxima al centenario de existencia.

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Juan Gabriel Casañas, subsecretario de Administración Escolar, le dijo a la televisora Ecuavisa, días atrás, que para retomar los trabajos se requiere hacer un nuevo estudio y actualizar cifras, pues en su momento el costo de la obra estuvo presupuestado con valores del 2017.

“Hemos hecho una planificación, para el año ya 2023, de hacer una educación adecuada de lo que van a ser justamente estos colegios de artes y poder hacer una actualización de los instrumentos musicales”, señaló el funcionario. (I)