Varios infantes trotaban en los alrededores de una cancha de tierra para dar inicio a su entrenamiento en el parque Agustín Febres-Cordero Tyler. En uno de los graderíos, situado al pie del predio deportivo, varios padres de familia observaban los movimientos de sus hijos y compartían conversaciones con otros vecinos del sector de la cooperativa 9 de Octubre, ubicada en el sur de Guayaquil.

Este barrio, cercano a la zona portuaria, se sitúa al final del corredor de la avenida 25 de Julio, entre la sede del Servicio Nacional de Aduana del Ecuador y la base naval sur de la Armada del Ecuador.

En esa área recreativa, mientras los infantes escuchaban las indicaciones de dos instructores, varios de los moradores recordaron que hace cerca de medio siglo se empezaron a ubicar en los predios cuando estaban llenos de vegetación y eran atravesados por tramos del estero Salado. Incluso ese espacio deportivo no estaba.

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Toda esa zona estaba copada de monte, tierra, zonas desniveladas, manglares en terrenos de antiguas haciendas ganaderas y arroceras, según sus vecinos.

9 de Octubre, una avenida de 21 cuadras que se activa en el día, pero que encierra ciertos problemas por las noches

Javier Dueñas, morador desde hace 40 de sus 63 años, resaltó varios de los cambios más palpables como la facilidad de accesos por vías asfaltadas y aceras con sus bordillos. Actualmente, él contó que debe avanzar unas diez cuadras desde la av. 25 de Julio hacia su vivienda situada en el interior del barrio, mientras antes la situación era totalmente distinta. Antes debía cruzar tramos de tierra, esquivar árboles, monte, lodo y tramos de estero Salado con puentes improvisados.

Hace más de cuatro décadas, el hombre trabajaba como marino mercante en una empresa en esa época, cuando un amigo lo asesoró en comprar su terreno para levantar su predio allí. Así, inicialmente, construyó su casa cuando se asentaban apenas diez inmuebles de construcción mixta de madera y ladrillos. Con el paso de los años, esas viviendas se multiplicaron y se cambiaron a cemento y concreto armado.

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La avenida 9 de Octubre también es la cuna de los negocios que han sobrevivido a épocas como la actual pandemia del COVID-19

Asimismo, Dueñas contó que a su casa le hizo adecuaciones para dar cabida a espacios que han ocupado cada uno de sus cuatro hijos, quienes se formaron desde pequeños en la zona y tres de ellos siguen viviendo allí. “Yo mismo fui acoplando, a cada uno le di su parte”, comentó el hombre que también se ha dedicado a labores de construcción.

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Actualmente, en las calles y callejones aparecen viviendas de una y más plantas que han ido ampliándose con la disponibilidad de recursos de sus propietarios, en su mayoría de clase media. Entre los vecinos hay varios profesionales de clase media, según sus vecinos.

Calles de asfalto y pavimiento tiene este sector que antes tenía accesos con tierra y monte. Foto: El Universo

Otro morador, Ángel Espinoza, quien lleva 46 años en el sector, también coincidió en que el panorama de la zona se ha “transformado” con un mejor modo de vida, ya que con el paso de los años se dio la instalación de servicios básicos como energía eléctrica, alcantarillado y suministro de agua potable por tubería, cuenta.

Antes, por ejemplo, los vecinos se movilizaban hacia un punto de toma de agua, situado en la av. 25 de Julio, desde donde se abastecía de líquido vital en tachos que posteriormente llevaban cargados hasta sus casas. En el camino sorteaban los huecos y incluso tambaleaban al tomar puentes de madera que cruzaban zonas de estero y los conducían hacia sus casas. Asimismo usaban velas para iluminarse en las noches.

Las necesidades han cambiado. Sus hijos y nietos tienen mejores facilidades en cuanto a los servicios básicos, pero se enfrentan a otros retos como el consumo de droga y la inseguridad.

Por ello, los vecinos comentaron que aspiran a que se sigan dando mejoras como en los espacios del parque, principalmente la cancha de tierra, que en época de lluvias se vuelve lodosa. A diario, de lunes a viernes, en ese predio se forman menores de 8 a 17 años.

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En la cooperativa 9 de Octubre hay iniciativas barriales para incentivar la practica del deporte entre los menores del sector y áreas aledañas. Foto: El Universo

Allí tienen necesidades como realizar mejoras en un baño y en la cancha de tierra, que se llena de lodo en época de lluvias.

25 voces que recalcan los desafíos y tareas que Guayaquil tiene pendiente para mejorar sus estándares en diferentes áreas

En esa cancha de tierra, donde se dan cursos de fútbol por la Liga Deportiva de la coop. 9 de Octubre, con apoyo de instructores de un club, se realizan constantes campeonatos con menores y adultos del sector y barrios aledaños para el esparcimiento de la barriada y el crecimiento de las nuevas generaciones con el ejemplo de los valores implantados en la práctica deportiva.

Con los fondos recolectados en ese evento se autogestiona la limpieza de algunos espacios del parque y además se da mantenimiento a la cancha de tierra y sus luminarias.

Que los menores se mantengan alejados de problemas sociales como la captación de adolescentes en delitos, del consumo de sustancias prohibidas e incluso salgan futuras estrellas del fútbol son parte de las aspiraciones de los padres de familia de los niños que se instruyen en la cancha.

Pedidos de seguridad a motorizados

Pese a presencia de cámaras, moradores sufren robos. Foto: El Universo

A nivel general, vecinos de la zona también dijeron que se esperan mejoras en la seguridad, sobre todo con mayor patrullaje y el control de motociclistas que incurren en el robo a personas.

En días pasados, una hija de Dueñas sufrió el robo de su teléfono celular cuando regresaba a su casa por la tarde. Ella fue golpeada con un casco en la cabeza. En otra ocasión, en semanas recientes, la misma mujer y su pareja lograron entrar rápido a su casa cuando motorizados llegaron hacia la zona exterior de su vivienda a robarles.

El martes anterior, un equipo de este Diario recorrió varias vías de la zona y el parque Febres-Cordero, donde constató que varias personas consumían droga en aceras e incluso en el área recreativa, a pocos metros de donde se daba el curso deportivo a los menores.

“Aquí uno llama la atención al señor policía, pero no actúa y los moradores no podemos hacer absolutamente nada, porque nosotros no tenemos respaldo de nada, por qué vamos a estar buscando más problemas de los que tenemos. Tenemos que hacer de la vista gorda y dejárselo a quien pueda hacer mejoras, para eso están las personas que deben actuar”, dijo otro vecino de la zona, que también lleva viviendo varias décadas en el barrio.

En varias calles hay cámaras que se han colocado en los recientes meses, sin embargo, los moradores consideraron que en algunos casos las novedades se dan a pesar de los artefactos, porque no hay “acción” de las autoridades para desterrar los problemas.

Por ello, pidieron que se intensifique y sea efectivo el apoyo policial e incluso que colabore el personal de la Armada para resguardar la zona. El fallo de luminarias y robo de cables por parte de jóvenes consumidores de droga en el parque también se observan de manera recurrente en la zona. (I)