En noviembre del año pasado, Andrea Rada, apoderada del fideicomiso Fideval, presentó ante el Concejo Cantonal de Guayaquil una solicitud para que se conceda el régimen de excepción para poder desarrollar un edificio de 170 metros de altura en la zona de Puerto Santa Ana.

La solicitud la realizó a nombre de las promotoras inmobiliarias Wylbi (Grupo Nobis) y Millenium, que impulsan el proyecto, y que en días pasados se conoció que se llamará Maxximus. Fue presentado como el primer rascacielos que tendrá Guayaquil; levantarlo demandará $ 128 millones.

El régimen de excepción se establece en la ordenanza que norma el desarrollo del proyecto urbanístico de la zona del Puerto Santa Ana y que incluye algunas condiciones para ejecutar proyectos de este tipo.

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Esto tendrá Maxximus, primer rascacielos que se construirá en Guayaquil y que contará con 46 pisos

En esa ordenanza, por ejemplo, se establece que las edificaciones que en razón de su volumen e importancia para el desarrollo de la ciudad requieran de un régimen de excepción podrá acogerse al mismo, pero los interesados deben presentar la solicitud al Concejo Cantonal.

Los promotores del rascacielos, al presentar su propuesta, indicaron al Municipio que es una edificación de multiusos, con espacios comerciales, consultorios, oficinas y residencias. Con un edificio aledaño para parqueos, con más de 800 parqueos. En total, más de 94.000 m² de construcción.

El proyecto pasó por el análisis de la Dirección de Planificación Urbana del Municipio y esta recomendó que era procedente que se ponga en consideración del Concejo la aprobación del régimen de excepción de ese proyecto.

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Durante una sesión ordinaria, el Concejo municipal de Guayaquil autorizó la semana pasada la construcción del rascacielos Maxximus bajo ese régimen.

Tras oficializarse el proyecto en los últimos días, en la ciudad se marcó una expectativa por lo que generará la construcción de ese rascacielos y por la mejora del skyline de Guayaquil, pero también hubo voces que consideraban que se debería haber socializado el proyecto. Unos referían que corta más vista del cerro Santa Ana y hasta a la gente que compró unidades en una edificación que está atrás.

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Los mecanismos de socialización ciudadanía se contemplan en la ordenanza, especialmente cuando se trata de proyectos que serán primeros en su tipo, cambian la realidad urbanística, inciden en el estilo de vida de las personas y se enmarcan en régimen de excepción.

En sus recomendaciones que dan paso a la aprobación del régimen para el rascacielos, la Dirección de Planificación Urbana del Municipio consideró que “no es necesaria la socialización” debido a que los vecinos a este nuevo edificio son otros proyectos previos de gran altura como The Point (35 pisos), que han sido desarrollados dentro del marco jurídico del proyecto urbanístico de Puerto Santa Ana.

“El régimen de excepción en este proyecto radica en el cambio de las normas de edificación y condiciones de ordenamiento, para tal efecto en la inspección se realizó un estudio descriptivo de la volumetría del sector y se observó la existencia de terrenos baldíos, por lo que no es determinante tal análisis”, indicó en sus conclusiones esa dirección, según documentos que revisó este Diario.

Rascacielos Maxximus demandará una inversión de $ 128 millones; construcción generará 520 empleos directos y 2.080 indirectos

El tránsito vehicular y aéreo por la zona, un desafío

Puerto Santa Ana es un área que se ha convertido en un punto de atracción turística de la ciudad. A ese sector no solo van los residentes, sino guayaquileños y visitantes que buscan tomarse una foto con el skyline que dan las edificaciones o van a los restaurantes que dan movimiento a la zona.

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El acceso peatonal es factible por la calle Numa Pompilio Llona del barrio Las Peñas, que conecta con ese nuevo sector. Pero para entrar en vehículo es necesario acceder por las vías de la Pedro Menéndez Gilbert. Son vías que no son tan amplias y que con la incorporación de nuevas edificaciones ha ido adquiriendo una mayor afluencia vehicular por la gente que reside, trabaja o visita la zona.

Con un rascacielos en el sector, la carga vehicular será mayor. Los promotores ya han indicado que con la construcción de la edificación de 46 plantas llega una solución para parqueos.

En los documentos que han servido de respaldo para dar paso a este rascacielos, la Empresa Municipal de Tránsito y Movilidad recomendó que el proyecto deberá realizar un estudio de impacto vial.

Para la transportación aérea también podría suponer desafíos la construcción de un rascacielos. Controladores de tráfico aéreo consideran que esto podría llevar a cambios en las salidas instrumentales en el aeropuerto de Guayaquil. (I)