El malecón frente al río Guayas es quizá el lugar turístico de referencia de Guayaquil. Con sus 2,5 km de extensión tiene muchas áreas para el entretenimiento de todos. El moderno paseo que se ve ahora es seguramente lo único que reconocen del lugar los más pequeños, adolescentes e incluso los veinteañeros. Pero su historia viene de mucho más atrás, y no desde la década de 1980 sino desde casi el mismo asentamiento de la ciudad en el cerro Santa Ana, en el siglo XVI.

Fue el procurador Andrés Contero quien en 1563 dispuso el relleno de un pequeño estero que entraba a la altura de la Planchada, y luego la construcción de una pequeña calle -junto al río- que al poco tiempo llegó hasta el estero de Villamar. Ese fue el primer malecón de la ciudad, detalla la Enciclopedia del Ecuador de Efrén Avilés Pino.

La ciudad entonces ya empezaba a adquirir un gran desarrollo debido a la navegación por los ríos Daule, Babahoyo y Guayas. Por ello, la Calle de la Orilla se pobló de muelles y embarcaderos, por donde ingresaban y salían los productos de la región.

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Dibujo de representación de Guayaquil en sus inicios. Foto: Cortesía/Archivo

Con el pasar del tiempo la Calle de la Orilla se siguió expandiendo hacia el sur, pero la conti­nuación del malecón se obstaculizó debido a la instalación a orillas del río de la industria de construcción de naves en los astilleros reales.

En 1693 se decidió que Ciudad Vieja se traslade a Sabaneta para formar Ciudad Nueva. Poco tiempo después del traslado se creó la primera Aduana, a la altura de la actual calle Illingworth. Así, la Calle de la Orilla se extendió por sobre los cinco esteros que existían en el sector.

Muelle en el antiguo malecón. Foto: Cortesía/Archivo

Para unir ambas ciudades, en 1704 el Cabildo dispuso que los vecinos del barrio intermedio o zona de los esteros construyan los puentes a su costa. Cinco años más tarde el puente llamado De las 800 varas -ubicado por sobre lo que hoy es la calle Panamá- ya estaba totalmente terminado y servía para unir con seguridad los dos sectores de Guayaquil.

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El puente facilitó el desarrollo y construcción de la Calle de la Orilla, situada apenas a una cuadra del río. Para fines de siglo el malecón se extendía desde La Planchada, y llegaba hacia el sur hasta el Conchero, a la altura de la hoy av. 10 de Agosto.

En los años posteriores continuaron las obras del malecón.

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Paseo de las Colonias en el año 1935. Foto: Cortesía/Archivo

William Bennet Sevenson, secretario del presidente de la Audiencia de Quito, Manuel Urriez, Conde Ruiz de Castilla, llegó a Guayaquil en 1808 y la describió con asombro en su obra Narración histórica y descriptiva de veinte años de residencia en Sudamérica.Nunca jamás habíamos tenido antes tan hermosa vista frente a nosotros”, escribió el funcionario.

Bennet describió al puerto como una extensa hilera de casas a orillas del río que presentaba dos filas de luces, una procedente de las tiendas y la otra de los altos donde vivían los ha­bitantes.

“En contados lugares aparecían tres hileras cuyas casas tenían un piso entre las tiendas y las habitaciones. Al final de esta línea de luces, una sobre otra se levantaban las casas de Ciudad Vieja, y las balsas an­cladas o que surcaban el río con sus luces a bordo, formaban en conjunto una muy deslumbradora, pero placentera perspectiva”, relató.

Paseo de las Colonias. Foto: Cortesía/Archivo

La Calle de la Orilla o Malecón tuvo notable protagonismo durante la revolución del 9 de Octubre de 1820, proceso independentista que inició la liberación de todo el territorio de la Audiencia de Quito.

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Tras los sucesos libertadores de 1820, las autoridades empeñaron sus esfuerzos en la remodelación del malecón, para entonces ya todo un referente de Guayaquil. Fue para 1842 cuando el gobernador Vicente Rocafuerte extendió el adoquinamiento de la calle a lo largo de la orilla.

Para 1847 la ampliación del malecón tenía aproximadamente 1,6 km de longitud. A inicios del siglo XX, el malecón había sido ensanchado en más de 30 metros. Para la época había sido empedrado con lajas azules traídas desde Pascuales y un tiempo después se empezaron a diseñar sus jardines.

Por el año 1935 y gracias a la colaboración de las colonias de emigrantes extranjeros afincados en la ciudad, el malecón recibió un nuevo impulso que lo embelleció aún más. Por ello, y como una muestra de gratitud, el sector comprendido entre la calle Francisco de P. Ycaza y la av. 10 de Agosto, que ya estaba terminado, empezó a ser identificado como ‘Paseo de las Colonias’.

La Torre Morisca ya terminada en el Paseo de las Colonias en 1937. Foto: Cortesía/Archivo

En tanto que una ordenanza municipal del 7 de agosto de 1936 dispuso denominar ‘Simón Bolívar’ al malecón de Guayaquil, en su extensión limitada por la plaza Colón, al norte, y por la av. Olmedo al sur.

El malecón ya contaba con obras que aún están en pie en la actualidad. El Mercado Sur, ahora conocido como Palacio de Cristal, había sido levantado entre 1905 a 1907, mientras que la emblemática Torre Morisca fue inaugurada en 1931. Así también, La Rotonda se entregó en 1938.

Tradicional edificio del Gran Hotel París, situado en el Malecón y Elizalde; foto de 1910. Foto: Cortesía/Archivo

Malecón Simón Bolívar, emblema de Guayaquil en el presente siglo con monumentos y recreaciones

El Fortín de la Planchada evoca la defensa de los guayaquileños ante constantes ataques piratas

Un club emblemático de Guayaquil a orillas del río Guayas

Por esos tiempos, a lo largo de todo el malecón -en especial en el sector comprendido entre las calles 10 de Agosto y Colón- se habían construido diferentes muelles por donde se movilizaba la carga de los muchos barcos que llegaban a la ciudad puerto.

En esta foto de 1993 se observan barandales destruidos en el antiguo Malecón del río Guayas. Foto: Archivo

En la década de 1960 el malecón llegaba hasta un poco más allá de la calle Colón. Pero en los años siguientes, el sector perdió gran parte de su movimiento debido a la desaparición de los muelles y la entrada en operaciones del puerto nuevo en el sur de la ciudad.

Así, lo que algún momento fue un sector icónico de la ciudad fue decayendo poco a poco en las décadas de 1970, 1980 y 1990. Los jardines, barandales y monumentos fueron deteriorándose hasta quedar casi destruidos; además, varias zonas del malecón se volvieron peligrosas debido a la delincuencia y no era raro encontrar a personas consumiendo alcohol o drogas.

Foto tomada en julio de 1989 en la que se observa parte del Malecón, desde el norte. Foto: Cortesía/Archivo

La obra que hoy existe empezó a forjarse durante la administración municipal de León Febres-Cordero Ribadeneyra. “Hoy vamos a empezar a realizar el gran sueño de los guayaquileños, la obra cumbre de Guayaquil de hoy, el Malecón 2000…”, dijo el entonces alcalde el 30 de enero de 1997.

A inicios de la década de 1990 se empezó la construcción del edificio del Banco La Previsora, en malecón Simón Bolívar y 9 de Octubre. Foto: Archivo

El actual emblema turístico principal del Puerto Principal se levantó gracias a donaciones de personas particulares y empresas. Se hizo por etapas, siendo la primera inaugurada en octubre de 1999. (I)

La Perla es uno de los espacios más recientes del Malecón del río Guayas. Foto: Carlos Donoso