Platillos como seco de pollo, arroz con menestra, guatita y hasta encebollado eran de los más pedidos a partir de las 22:30 en un comedor de la Floresta 1, en el sur de Guayaquil. Allí llegaban ciudadanos que laboran en la madrugada, al igual que otros que salían recién de sus trabajos y que aprovechaban para comer al paso o llevaban a su familia.

El escenario cambió desde el sábado, cuando comenzó a regir el estado de excepción, que incluye un toque de queda en esa parroquia urbana. Las ventas ya no son iguales en decenas de comedores que deben cerrar temprano y han tenido que ajustar sus horarios.

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Un vendedor de jugos de naranja, quien prefirió no identificarse por seguridad, comentó que en estos cuatro días se ha perdido mucha clientela, ya que su fuerte de ventas es la noche.

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“Nos ha afectado bastante, porque mientras es más de noche, más se vende. Nosotros vendíamos hasta las 00:30 o 01:00, y ahora ya a las 22:00 debemos estar alzando las cosas para limpiar, arreglar”, lamentó el hombre.

Agregó que esta afectación no solo es para los comedores, sino también para otros negocios, como despensas, de venta de bebidas, de artículos de bazar, de ropa y más.

Juliana, vendedora de tortillas en la cooperativa Unión de Bananeros, en el sector del Guasmo, comentó que hay mucha pérdida de ventas, lo que implica falta de ingresos justamente en época escolar, cuando más se gasta.

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“Si antes me hacía (una ganancia de) $ 50, $ 60 en ventas diarias, ahora vendo (para ganar) $ 40, $ 45, porque ya no me puedo quedar hasta tarde”, comentó.

Desde el mediodía, personal alista un local de comidas. Antes se vendía hasta la medianoche; ahora cierran a las 22:30, por el toque de queda. Foto: Carlos Barros/El Universo. Foto: El Universo

Ellos cuestionaron la medida, pues no creen que esta garantice la seguridad ni que ya no se cometan más crímenes o robos en esa zona.

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En las tres parroquias de Guayas intervenidas suman 233 casos de muertes violentas en este año, lo que equivale a un aumento, en promedio, del 140 % hasta el 25 de abril. En Ximena se contabilizan 115 crímenes; en Pascuales, 54; y en Eloy Alfaro (Durán), 64.

“Aquí los delincuentes no están viendo el horario. Hay muertos en el día también. No entendemos por qué nos cortan nuestra manera de ganarnos la vida honradamente y por dos meses aguantarnos así, no es justo”, comentó el vendedor de refrescos.

Esta situación también se repite en otros barrios de la parroquia Ximena, como la Pradera, los Esteros y Fertisa.

Daniel, propietario de un asadero de pollos en una avenida principal en los Esteros, comentó que ellos atendían desde la tarde hasta la medianoche; ahora empiezan a cerrar a las 22:00.

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“Hemos perdido una hora de venta; eso es tremendo para nosotros. Estamos vendiendo un poco más temprano, pero las ventas buenas son en la noche. Ahora nosotros queremos saber si esto (toque de queda) en realidad funciona, porque la delincuencia es a toda hora. Aquí viene la policía tipo 23:30 para ver que esté todo cerrado. Debería haber mejor patrullaje y dejarnos trabajar; de esto vivimos”, comentó.

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En esa zona, entre Esteros y Fertisa, propietarios de otro tipo de locales, como panaderías y venta de comida rápida, también han cerrado temprano para acogerse a esta medida; otros negocios, como carretas de comida rápida (perros calientes, salchipapas, hamburguesas), sí permanecen un poco pasadas las 23:00.

Santiago, morador de los Esteros, comentó que el anterior domingo pasó aproximadamente a la 01:00 y pudo ver algunas carretas que sí estaban vendiendo alimentos.

“Aquí los vecinos salen a comprar bien de noche. Esta zona es muy comercial, y algunos vendedores prefieren estar aquí, seguir vendiendo, porque no tienen otra forma de sustento. Sí se ve que la mayoría cumple la medida, pero otros sí siguen trabajando de largo″, comentó.

Agregó que en algunas vías del sur, como la avenida 25 de Julio, es necesario que se hagan más operativos, ya que los robos también son parte del diario vivir en esa zona. (I)