Una hilera de vendedores informales tenían tendida su mercadería en el piso a lo largo de la calle Chimborazo, en el sector de la Bahía, en el centro de Guayaquil. Este lunes 30 de noviembre, pese a ser lunes en la mañana, el movimiento comercial era abundante por las compras de fin de mes. El panorama era desesperante: tanto vendedores como compradores se topaban al caminar, estaban uno al lado del otro, no había nada de distanciamiento y solo el 40 % de la población de ese sector usa bien la mascarilla, calculan médicos que recorren esa zona.

Este punto de la ciudad, al igual que otros sectores, tendrían una reorganización de aforo y reglas a partir del miércoles, día en que sesionará el COE cantonal para detallar las nuevas medidas en Guayaquil frente a las festividades de diciembre, enero, precampaña electoral, campaña y hasta feriado de carnaval.

La alcaldesa Cynthia Viteri explicó la semana pasada que a más de la suspensión de actividades se hará una redistribución del comercio de la Bahía, llevándolo a otros sectores y así evitar aglomeración. Y conversará con representantes de las cámaras por el tema de intercalar horarios para evitar que el personal se encuentre en las empresas.

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Allí también resaltó la importancia de la responsabilidad de la ciudadanía al salir de casa, del uso obligatorio de la mascarilla y de evitar exponer a más personas a sitios con aglomeraciones. “Sin ayuda de la ciudadanía ningún esfuerzo va a ser posible. Yo no puedo decirle a la señora que salga sola a comprar, que no necesita llevar a su hijos o sus nietos. Esa decisión la tomamos nosotros mismos”, indicó.

Pero ese llamado no tiene eco en la Bahía y otros sectores de Guayaquil. Algunos moradores en los barrios siguen irrespetando las medidas actuales. Por ejemplo, la tarde del domingo decenas de personas estaban aglomeradas en un campeonato de fútbol en El Fortín, a dos cuadras del mall. Allí, muy pocos ciudadanos tenían puesta su mascarilla. Había niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. En las casas aledañas había reuniones en exteriores sin distanciamiento, o encuentros religiosos.

En varios operativos de la Dirección de Justicia y Vigilancia del Municipio de Guayaquil fueron clausurados tres establecimientos la noche del pasado sábado. En el sector de Flor de Bastión, bloque 1, se clausuró un local de billar que operaba sin medidas de bioseguridad y expendía, además, bebidas alcohólicas.

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Mientras que en Flor de Bastión, bloque 16, una gallera, donde se encontró más de 100 personas en un espacio reducido, que también vendía bebidas alcohólicas y no cumplía con los protocolos de bioseguridad, como dispensador de alcohol y el distanciamiento social.

Además, se clausuró un restaurante ubicado en la calle 10 de Agosto, que fue empleado como sala de eventos para celebrar un matrimonio, pero no tenía los permisos respectivos para dicho funcionamiento.

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Wilson Tenorio, presidente del Colegio de Médicos del Guayas, lamentó esta situación de irresponsabilidad y sugirió a las autoridades que deben ampliar los horarios de atención comercial para que no haya aglomeración, que se trate de dividir el flujo de personas en las compras, podría ser con el número de cédula. Y que se impida circular a personas sin mascarillas, porque será un riesgo en esos puntos en que se trata de prevenir.

El doctor Francisco Pérez, coordinador Zonal 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), explicó que también se reforzará el control en las terminales áreas debido a la llegada de migrantes por las fiestas de Navidad y Fin de Año.

“Le solicitamos que lleguen con su prueba negativa PCR. Si les sale positivo en la prueba, mejor no viajen. Si vienen sin prueba tienen que pasar diez días de aislamiento domiciliario, cuando tengan la prueba negativa, realizada en el país, podrán salir del aislamiento. Han llegado 67.954 pasajeros del 14 de septiembre hasta el 25 de noviembre al aeropuerto de Guayaquil: con prueba PCR negativa 55.467 pasajeros, sin PCR 12.487 pasajeros, que tuvieron que cumplir aislamiento”, afirmó el doctor. (I)