Victoria, de 62 años y nacida en Irán, asegura vivir días dramáticos pues busca desesperadamente la ciudadanía ecuatoriana para su hijastro José, de 12 años, quien es originario de ese país asiático. Ellos viven desde hace cinco años en Guayaquil, de forma ininterrumpida.

La historia de Victoria y José se inició hace diez años en Irán. Ella conoció a Eduardo, padre del menor, en esa época durante un viaje a ese país, pues vivía y laboraba en Inglaterra.

Él se había separado de su esposa y tenía la custodia del niño. Meses después, contrajeron matrimonio y migraron hacia zonas del Caribe, como Curazao y Barbados. Antes habían llegado a Quito. Pero en el 2013, el hombre comenzó a tener comportamientos violentos hacia Victoria y José.

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En el primer sitio antes mencionado, Eduardo fue detenido por violencia intrafamiliar, pero luego salió en libertad.

Meses después, él la buscó, se arrepintió del hecho y le pidió regresar. Ella aceptó y se mudaron a Panamá.

Pero el sujeto volvió a golpearlos. Luego de la denuncia, él fue deportado hacia Irán y ellos regresaron a Curazao, pues Victoria es propietaria de espacios de alojamiento en esta isla caribeña y tenía una autorización legal para acoger al menor.

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En el año 2015, Eduardo regresó a la isla y contactó a Victoria para volver a estar juntos. Por la insistencia, ella aceptó y decidieron establecerse en Guayaquil. Ya en suelo ecuatoriano, el sujeto no solo retomó las agresiones físicas a ellos, sino que abusó sexualmente del menor.

"Él le cogía sus partes íntimas y le decía que era un juego. Si el niño no se dejaba, lo golpeaba fuerte. Lo cogía del cuello, de la camisa y lo tiraba al piso. A mí una vez me hospitalizaron porque me golpeó, yo le reclamé que no debía hacer eso y me dijo que en su país es normal", dijo Victoria.

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Luego de la última agresión, el sujeto huyó del país. Horas después fue localizado y capturado en Panamá y deportado a Irán, su país de origen.

Victoria decidió regresar a Curazao con su hijastro, de quien quedó a cargo. Uno de sus abogados le recomendó que no dejara Ecuador, pues el permiso de residencia del menor estaba ligado al de su padre, que tenía su potestad, pues su exesposa se casó de nuevo.

En caso de dejar el Ecuador, José sería trasladado hacia Irán con su padre. Por ello, Victoria y su hijastro se quedaron en Guayaquil. En el año 2016, ella recibió una medida de protección para tener al menor.

Aunque este documento es temporal, también recibieron la visa de refugiados, la que deben renovar cada dos años.

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En octubre del 2018, el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) emitió un informe respecto a este caso.

Entre varios análisis, se indicó que entre Ecuador e Irán no existe convenio o instrumento de derecho internacional público sobre niñez y adolescencia.

El Estado ecuatoriano es signatario de la Convención sobre los Derechos del Niño, que en su artículo 19 determina que "se debe adoptar todas las medidas administrativas, legislativas, sociales, para proteger de malos tratos y abuso sexual, sin importar qué persona se encuentre a cargo del niño".

El informe concluye que si el menor regresa a Irán estará bajo la tutela de su padre, quien es investigado en Ecuador por abuso sexual en contra de él. "El riesgo de que se repita es muy alto", señala el texto.

Además, la madre biológica del menor no podría pedir su patria potestad, pues la perdió al haberse casado de nuevo, según las leyes iraníes.

En el documento se indicó que el Estado ecuatoriano tiene la obligación de proteger al menor, y uno de los actos inmediatos para ello es tramitar la carta de nacionalización.

Es aquí en que Victoria pide ayuda a las autoridades para que puedan agilizar este trámite y el de la adopción.

Dijo que ha gastado más de $ 20.000 dólares en abogados, sin lograr obtener estos documentos.

Su mayor preocupación es que a mediados de diciembre ella se someterá a una operación en un hospital porteño.

"No tengo a nadie quien cuide de él (hijastro). Él tiene mucho miedo de que el papá pueda volver porque nos ha amenazado de que vendrá a hacerme daño y a llevárselo", expresó la ciudadana iraní. (I)