Guayaquil, la ciudad portuaria que nació en el Cerrito Verde, es referente del progreso en el Ecuador. Un día como hoy, hace 200 años, se inició la gesta revolucionaria para que la ciudad finalmente quede libre del yugo de la corona española.

Meses antes de octubre de 1820 existía descontento entre varios militares y ciudadanos por el manejo de la provincia de Guayaquil por parte de los hispánicos. José de Villamil era uno de los que pregonaban la idea emancipadora, a la cual se comenzaron a sumar otros personajes. En una visita a su vecino Pedro Morlás, tesorero de Hacienda, su hija Isabelita pidió que realizaran una fiesta en casa de Villamil, la cual se hizo la noche del 1 de octubre.

El anfitrión, con el pretexto de esta reunión social, invitó a ciudadanos que coincidían con sus ideales revolucionarios, como José de Antepara, José Joaquín de Olmedo, Luis Fernando Vivero, Vicente Ramón Roca, Gregorio Escobedo, así como los militares venezolanos Luis Urdaneta, León de Febres Cordero y Miguel de Letamendi, que estaban de paso por Guayaquil al ser separados del Batallón Numancia por sus ideales independentistas.

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Mientras la fiesta se desarrollaba con normalidad en el salón principal del inmueble, en uno de los cuartos los patriotas estaban concentrados planificando la revuelta.

Este encuentro fue catalogado como la Fragua de Vulcano por José de Antepara, haciendo referencia al dios romano del fuego y del metal que hacía y deshacía cadenas.

El día siguiente, Letamendi, Urdaneta, Febres Cordero y Escobedo, quien era segundo jefe de Granaderos de Reserva, y José Peña, jefe del Batallón de Milicias, ratificaron su participación en la gesta libertadora.

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Olmedo había rechazado la proposición de Villamil de liderar el golpe militar, pues él se consideraba político y quien debía hacerlo era un militar. El jueves 5 se reunieron en la casa de Olmedo para consolidar el plan emancipador.

Se sumaron a la gesta los sargentos Isidro Pavón y José Vargas, del Escuadrón Daule, y Damián Nájera, perteneciente a la Brigada de Artillería.

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El sábado 7 se esparcieron rumores de que el gobernador Juan Pascual Vivero había descubierto la revolución. A pesar de las dudas de ciertos participantes, Febres Cordero los animó para seguir con el plan.

Por si este fallaba, la goleta Alcance de Manuel Luzarraga y Francisco Loro estaba lista para escapar por el río Guayas.

Ya el domingo 8, el gobernador Vivero ordenó a los granaderos el patrullaje sobre el malecón. Luego de los controles volvieron a los cuarteles.

Cerca de las 20:00, Febres Cordero y Nájera acudieron al cuartel de la Brigada de Artillería, ubicada en el antiguo edificio Crillón, en la actual plaza de la Administración. Los casi 250 efectivos del sitio se sumaron a esta causa.

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Dos horas después, los insurgentes se tomaron el cuartel de los Granaderos de Reserva, situado en las actuales avenida Malecón y 10 de Agosto, y también los bajos de la entonces Casa Consistorial, que era la sede del cabildo local.

Urdaneta y Antepara se tomaron la Batería de las Cruces, en el sur de la ciudad. Luego acudieron hacia el cuartel de la Escuadra Daule, en el que murió, entre otros, Joaquín Magallar, jefe del batallón.

Al borde de la medianoche, los patriotas apresaron a Benito García del Barrio, comandante de los Granaderos de Reserva, el batallón más numeroso acantonado en la ciudad.

Las tropas se tomaron la vivienda de dicho jefe militar, en el predio donde hoy se asienta la Biblioteca Municipal, en 10 de Agosto y Pedro Carbo.

Cerca de las 04:00, los revolucionarios se apoderaron del Fortín de la Planchada. A esa hora, el gobernador Vivero ya había sido apresado. Los demás jefes militares de la provincia se entregaron.

Al brillar la aurora gloriosa del 9 de Octubre de 1820, los patriotas gritaron que Guayaquil era libre de España.

A las 10:00 se conformó una Junta de Gobierno, compuesta por Gregorio Escobedo, Vicente Espantoso y Rafael Ximena.

Según reseñas del historiador Efrén Avilés, la bandera de Guayaquil independiente, compuesta de cinco franjas horizontales, tres azules, dos blancas y tres estrellas en el centro, fue enarbolada.

Los patriotas se reunieron en la Casa Consistorial y firmaron el Acta de Independencia. Olmedo aceptó el cargo de gobernador civil de la plaza.

Días después, él fue nombrado jefe político y Escobedo, comandante militar. (I)