Ya son 186 días de la muerte de Próspero Teobaldo Jaramillo, jubilado de 56 años. Son 186 días en que su esposa, Jenny Villegas, y sus tres hijas viven en incertidumbre y estrés por no haber podido darle el último adiós como él se lo merecía.

Villegas fue una de las 20 personas que ayer se acercaron a la Defensoría del Pueblo en representación de las más de 40 familias que aún siguen en la búsqueda del cadáver de su familiar luego de haberse extraviado en los contenedores durante la crisis sanitaria entre marzo y abril pasado a causa del COVID-19.

En la Defensoría, Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos, entregó un informe llamado Cuerpos extraviados, en el que se narran las historias de los desaparecidos y sus familias, qué tipo de traumas vivieron y a lo que se enfrentan día a día para poder encontrar el cuerpo de su ser querido, anhelo que se vuelve difícil, pero aún tienen fe.

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Zayda Rovira, vicedefensora del Pueblo, anunció que la situación se vuelve preocupante, porque al momento tienen el reporte de que hay 41 cuerpos que no coinciden con ninguna de las tres pruebas que expertos en Criminalística han desarrollado en el último grupo de 68 cadáveres.

Añadió que ante esta realidad se hará una solicitud al juez para que se analice el fallo anterior y que se amplíe la cobertura de amparo de derechos a familiares, así como un requerimiento a la Fiscalía General del Estado para saber por qué se trasladó este proceso a Quito, cuando todos los hechos se desarrollaron en Guayaquil.

Ella explicó que este traslado perjudica a los familiares, ya que no tendrán cómo ir revisando el expediente y los trámites se complican aún más al estar en otra provincia.

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"Queremos conocer la verdad, a los responsables de lo que pasó. Ahora tenemos 41 cuerpos que siguen sin poderse reconocer, pero seguirán apareciendo más. Hubo una inobservancia a las obligaciones que como servidores y servidoras públicas responsables en ese momento tenían que haber cumplido. Además hay una falta de empatía a las familias, no reconocer su dolor porque luego del primer fallo apelaron esa sentencia", lamentó la funcionaria.

Añadió que a más de estas irregularidades, también no se ha cumplido con el fallo del juez en que exigía reparación psicológica a las familias sobre el proceso que han vivido.

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Eso aseguró Villegas, quien contó que su hija que vivió la búsqueda de su padre tiene severos traumas psicológicos, ya que tuvo que buscar entre cadáveres descompuestos en vano.

"Hubo negligencias desde un principio. Él murió el 29 de marzo en el hospital de Los Ceibos y nos notificaron el 31 ante la insistencia de mis hijas que fueron a verificar y él salía en el sistema como vivo. Nosotros teníamos un contacto allí que nos dijo que él ya estaba muerto, murieron muchísimos ese día y la actualización era con días de retraso. Incluso cuando me dieron el parte ahí estaba la fecha real, 29 de marzo", recordó.

Agregó que del hospital Los Ceibos mandaron a su hija al Parque de la Paz . "Le dijeron que allá se llevaron todos los muertos de ese día, incluso tenía una lista donde estaba el nombre de su papá, ella fue allá y allí le indicaron que todos estaban enterrados, pero no sabían cuál era cuál. Y que regrese al hospital, por lo que allí a su hija la hicieron ingresar a los contenedores donde le mostraron cuerpos que podrían ser de su papá, pero no lo reconoció. Mi hija estaba aterrada, me decía ‘mami, jamás imaginé ver esto’. Era una película de terror, los cuerpos sin piel, en huesos, cómo iba a reconocer", lamentó la mujer.

Ella contó que ya le hicieron la prueba dactilar, antropológica y que en junio pasado le tomaron la prueba de ADN a sus hijas; sin embargo, no dan razón del cuerpo de su esposo.

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"¿Para cuándo tenemos la noticia de que por fin lo encontraron?, ¿Cuánto más tenemos que esperar así?", se preguntó la mujer, quien no aguantó el llanto en medio de la presentación del informe.

A su voz se unieron la de Oswaldo González, quien acudió para pedir por el cuerpo de su hermano Jorge Guillermo González que murió en su domicilio, en el centro de la urbe. "Cuando se llevaron el cuerpo nos dijeron, ‘olvídense de él’. Cómo nos vamos a olvidar de un ser humano, de un ser querido. Nosotros, todos los hermanos estamos mal, muy mal", lamentó González.

Así como ellos, otros más buscan incansablemente noticias sobre su ser querido. Rovira, a nombre de la Defensoría del Pueblo, se comprometió a pedir que se haga exhumación de cuerpos para comprobar si son de los que buscan aún estas familias. (I)