La Aduana de Fierro pasaba casi inadvertida por los visitantes que acudían, hasta antes de la pandemia de COVID-19, al complejo de la Armada del Ecuador, en el sur de Guayaquil. La particularidad de este inmueble es que podría ser el único construido en el siglo XIX que sigue de pie en la urbe porteña.

El edificio está ubicado en las calles Vacas Galindo y Vivero, y es uno de los más antiguos del que se tenga registro, según Fernando Mancero, de la Fundación Bienvenido Guayaquil, y quien lideró la investigación para determinar el origen de este inmueble, al percatarse de su existencia en el año 2018.

Mancero, investigador histórico, explicó que la Aduana de Fierro fue instalada años antes al gran incendio de 1896 que destruyó gran parte de Guayaquil. Este espacio serviría para el almacenamiento de materiales inflamables, justamente para evitar algún tipo de incidente.

Publicidad

Indicó que para 1887, Carlos Stagg Flores, superintendente de Aduanas, realizó una petición a la Legislatura para que analicen las observaciones que hizo sobre el tratamiento de las sustancias inflamables que se almacenaban en la Aduana, por los riesgos que representan.

La Aduana, en esa época, estaba ubicada en el actual predio donde funciona el campus Las Peñas de la Escuela Politécnica Superior del Litoral (Espol), en Malecón y Loja, centro.

El 2 de marzo de 1892, el Ministerio de Hacienda aprobó el pago de 50 000 sucres al comerciante Martin Reinberg Eder por la importación y la construcción de una bodega de hierro que funcione para la Aduana.

Publicidad

Diecisiete días después, el ministro de Hacienda solicitó a José María Plácida Caamaño, gobernador del Guayas, que se despache libre de derechos de importación la bodega de fierro que era trasladada por el vapor Pacifique, y que había zarpado desde Liverpool, Inglaterra, a consignación de los señores Reinberg.

El 17 de marzo de ese año, la Junta de Hacienda aprobó la contratación de José Barroso para la construcción del edificio por un costo de 17 900 sucres. Él se encargaría de pintar el inmueble, instalarle pararrayos y una tubería de desagüe que daba al río.

Publicidad

En 1895, la Ley de Aduanas solicitó que en Guayaquil los materiales inflamables sean depositados en el edificio de la Aduana de Fierro, también conocido como Bodega de Fierro del Fisco.

En 1914, el edificio estaba valorado en 50 000 sucres y constaba en el inventario de bienes inmuebles del Estado con el nombre de Aduana de Fierro. Dos años después, dentro del presupuesto estatal se establece el pago de 150 sucres mensuales para el guardalmacén del edificio. El inmueble dejó de funcionar como depósito de materiales inflamables en el año 1928, por disposición de la Ley Orgánica de Aduanas.

En el libro El astillero, recuerdos lejanos de un barrio noble, de autoría de Luis Quinteros Robles y cuya primera edición fue presentada en 1989, se describe la Aduana de Fierro como un galpón que impresionaba por su "físico incoloro fúnebre", aunque el escritor refirió que el edificio ya no seguía en el lugar.

"...Era un edificio curioso, un galpón muy alto de paredes de planchas de zinc, con una puerta corrediza de planchas de hierro, de dimensiones muy grandes, aquí se almacenaban los tanques de alcohol que llegaban por el río, se desembarcaban en el muelle y luego eran transportados por los carritos mencionados al interior de su depósito", detallaba Quinteros en la publicación.

Publicidad

Esta información llevó a Mancero, junto a los investigadores Jorge Aycart y Pedro Valero a trabajar en conjunto en el año 2018 para confirmar si el inmueble en el interior del complejo de la Armada era precisamente la Aduana de Fierro. En esa época, el actual comandante de la Armada, Darwin Jarrín, se desempeñaba como comandante de Operaciones Especiales y la Primera Zona, y les había referido que no tenían una fecha exacta de la edificación del inmueble, pero sabían que era de la época del Mercado Sur (actual Palacio de Cristal).

"Esto fue un aliciente para corroborar que efectivamente estábamos hablando del mismo edificio, de la Aduana de Fierro", explicó Mancero. A finales del siglo pasado, el inmueble fue utilizado como comisariato para los miembros de la Armada.

Para verificar el estado del edificio, y los objetos con los que está formado, participaron también los arquitectos Parsival Castro y Javier Castillo, junto a estudiantes de la Universidad de Guayaquil.

Entre los proyectos trazados para el inmueble era la instalación de un museo naval. Estos planes quedaron suspendidos por la pandemia de COVID-19. (I)