José Joaquín de Olmedo es uno de los personajes fundamentales que forjaron la emancipación guayaquileña del yugo español, el 9 de Octubre de 1820. Su legado de libertad para los porteños hizo que a lo largo de casi 200 años su figura fuera exaltada en la ciudad.

Un mes después de la Revolución octubrina de 1820, 57 representantes del nuevo Estado lo eligieron presidente de la Junta de Gobierno de Guayaquil, del cual también escribió su Reglamento Provisorio, que sería el texto base de la primera Constitución del Ecuador en 1830. José Joaquín de Olmedo murió en el año 1847.

Para celebrar el primer centenario de su nacimiento, en 1878, el Concejo Municipal nombró una comisión denominada Comité Olmedo, para erigir un monumento en su honor, explicó el arquitecto Parsival Castro. El ilustre ciudadano Pedro Carbo encabezaba este comité, conformado también por personajes como Francisco Xavier Aguirre, Pedro José Noboa, Ignacio Casimiro Roca, entre otros.

Publicidad

Para recaudar los fondos que permitirían construir el monumento, organizaron suscripciones populares, funciones de teatro y exposiciones agrícolas. El tesorero público contribuyó con cinco mil pesos y el Congreso Nacional con seis mil sucres, pagaderos en 1884, año en que el sistema monetario pasó de pesos a sucres, recoge el libro Monumentos, plazas y parques de Guayaquil, de Efrén Avilés y Melvin Hoyos.

Además, habitantes del barrio del Astillero aportaron con 7000 sucres y los del barrio Central colaboraron con 8000.

Finalmente, el monumento tuvo un costo de aproximadamente 37 000 sucres. Al tener ya los fondos necesarios, el comité envió los primeros valores a París para que se inicie la construcción de la obra. Clemente Ballén, cónsul de Ecuador en esa ciudad, realizó varias gestiones como la contratación del escultor francés Jean Alexandre Falguiere.

Publicidad

Castro explicó que este artista moldeó la figura de Olmedo basado en dibujos y las descripciones de Clemente Ballén. En el libro Estudios sobre Olmedo, de Luis Noboa Ycaza, se recoge que “el Comité insistió en que estuviese sentado. Se le dio el gusto, pero el escultor lo puso en actitud de levantarse”. Castro señaló que esta es una de las particularidades del monumento, cuya fundición se efectuó en los talleres Thiébaut Fréres.

El pedestal de granito fue cincelado por el arquitecto francés George Chedanne, según el texto de Avilés y Hoyos. El monumento llegó a Guayaquil el 17 de julio de 1891.

Publicidad

Luego de meses de debate sobre la ubicación de la obra, el comité resolvió el 8 de julio de 1892 que se la colocara en la calle Zaraguro. Un mes después, se encargó el montaje y ubicación al arquitecto italiano Rocco Queirolo, quien residía en Guayaquil en esos años.

La inauguración del monumento fue un acontecimiento especial para la época. Se inició el 8 de octubre de 1892 con un cañonazo disparado por el buque Cotopaxi, como señal del comienzo de los festejos, bandas militares recorrían la ciudad entonando retretas. Al amanecer del 9 de octubre, otros 21 cañonazos fueron disparados recordando la gesta de 1820. Las casas estaban engalanadas, con colgaduras, guirnaldas y el pabellón de octubre. En la Catedral se celebró una misa de acción de gracias.

Luego, pasadas las 17:00, una muchedumbre de 15 000 personas rodeaban la estatua, erigida en la calle Zaraguro, hoy denominada avenida Olmedo. En la ceremonia se emitió una medalla de plata grabada en Lima. En una cara estaba la imagen del monumento y en la otra, los nombres de miembros del Comité Olmedo.

El 17 de mayo de 1893 la calle Zaraguro pasó a ser Olmedo.

Publicidad

En el siglo XX, el monumento al ilustre guayaquileño estaba ubicado en la intersección con la actual calle Eloy Alfaro, por lo que en imágenes y pinturas de esa época se podía evidenciar de fondo la iglesia San Alejo, en la actual Bahía.

A mediados de los años 50 del siglo pasado, el monumento fue removido y ubicado en el malecón. Ya en los años 2000, la escultura pasó a ser parte del ala sur en el interior del malecón Simón Bolívar.

Monumento a olmedo reposa en el malecón

La obra tiene una base de 4,90 por 3,95 metros, con una altura total de 8,17 metros. El pedestal es de hormigón cubierto con placas desmontables trabajadas en piedra y versos del Canto a Bolívar y un bajorrelieve en su parte inferior con un fuste que representa la apoteosis de Olmedo. (I)