“Es importante tener la boca cerrada. Cuando alguien viene a decirme: ‘no puedo no hablar de los demás’. Yo sugiero una medicina eficaz: muérdete la lengua. Seguramente se te hinchará, pero no hablarás mal de los demás”, expresó el papa Francisco en una reflexión durante la misa celebrada en la diócesis de Albano, localizada a 40 kilómetros del Vaticano, en Roma.

Realizó la sugerencia como una solución para no dañar al prójimo con el chisme.

Durante su homilía, el santo padre se basó para el consejo en la reflexión en el pasaje bíblico del Evangelio de san Lucas, que narra el encuentro de Jesús con Zaqueo, “el jefe de los publicanos”, quien recaudaba impuestos para el imperio romano, por lo que era despreciado por sus conciudadanos, pero no fue rechazado por él, según informó Aci Prensa.

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El papa destacó que a pesar de la “baja estatura física y moral y también de su vergüenza” Zaqueo trató de ver a Jesús escondido en las ramas de un árbol para dar una lección: “El Señor ante todo nos recuerda. No nos olvida, no nos pierde de vista, a pesar de los obstáculos que nos pueden mantener alejados de Él”.

Además, Francisco remarcó que tras el encuentro de Jesús con Zaqueo “todos murmuraron” en esa ciudad y añadió que a pesar de “límites, pecados, vergüenza, chismorreos y prejuicios: ningún obstáculo hace que Jesús olvide lo esencial, el hombre para amar y salvar”.

En este sentido, señaló que el Evangelio invita a recordar que “cada iglesia, que la Iglesia con mayúscula existe para mantener vivo en los corazones de los hombres el recuerdo de que Dios los ama”.

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El santo padre invitó a ser como niños y ser simples “para proteger el ‘antes’ de Dios, su misericordia, no debemos ser cristianos complicados, que elaboran mil teorías y se dispersan para buscar respuestas en la red, sino como niños. Ellos necesitan padres y amigos: también nosotros necesitamos a Dios y a los demás. No somos autosuficientes, necesitamos desenmascarar nuestra autosuficiencia, superar nuestros cierres, volvernos pequeños por dentro, simples y entusiastas, llenos de entusiasmo hacia Dios y amor al prójimo”, afirmó.

Exhortó a que la Iglesia sea el lugar donde los demás nunca sean menospreciados, sino como Jesús con Zaqueo, de abajo hacia arriba; nunca como jueces, siempre como hermanos”, animó. (I)