Francisco recuerda los momentos dramáticos experimentados por “familias que se fueron o regresaron de vacaciones, hombres y mujeres que viajaban por trabajo”. El papa no olvida ese momento trágico y asegura su propia oración:

“Quiero decirles que no los he olvidado, que he rezado y rezo por las víctimas, por sus familias, por los heridos, por los desplazados, por todos ustedes, por Génova. Frente a eventos de este tipo, el dolor causado por las pérdidas sufridas es insoportable y no es fácil de aliviar, también es comprensible el sentimiento de no resignación ante un desastre que podría haberse evitado”.

El papa tiene un mensaje que fluye de su “corazón de padre y hermano”: “no dejes que las vicisitudes de la vida rompan los lazos que tejen tu comunidad, que borren la memoria de lo que hizo su historia, tan importante y significativa. Siempre que pienso en Génova pienso en el puerto. Pienso en el lugar de donde partió mi padre. Pienso en el esfuerzo diario, la testaruda voluntad y las esperanzas de los genoveses”.

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En la carta, el papa Francisco también señala que los genoveses son “capaces de grandes gestos de solidaridad”, no se rinden y saben cómo “estar al lado de quienes más lo necesitan”. “También me gustaría decirles que no están solos porque la comunidad cristiana, la Iglesia de Génova, está con ustedes y comparte sus sufrimientos y sus dificultades. Cuanto más somos conscientes de nuestra debilidad, de la precariedad de nuestra condición humana, más redescubrimos la belleza de las relaciones humanas, de los lazos que nos unen, como las familias, las comunidades y la sociedad civil”, indica Vatican News. (I)